Edward, como todas las mañanas, se puso algo cómodo, tomo los audífonos y su reproductor de música de la mesa de noche, tomo una bebida hidratante del refrigerador y se dispuso a salir a correr.
Después de dejar a Arianna en su casa, quiso tomar una siesta y luego, hacer unos deberes que tenia pendientes, pero correr siempre lo ponía de buen humor y además, gracias a ello tenia un muy buen físico y una buena condición física.
Así que cerro la puerta de la entrada, hizo un pequeño calentamiento y tomo el mismo sendero por el que se estaciono para tener intimidad con su chica, casi recordando lo pasado hace unas horas de forma instantánea. En verdad le encantaba la forma en la que ella lo hacia sentir.
En su iPod, la rola de side to side de Ariana Grande se reproducía a un volumen alto, sin percatarse de que alguien lo seguía de cerca.
Solo fue dio cuenta de ello, al sentir un objeto afilado penetrar su cuello. Y tal como una boa constrictora, algo lo mantuvo completamente inmóvil, aferrando sus brazos y tumbándolo al suelo sin ninguna dificultad. Sentía... el sentía como le estaban succionando la sangre hasta el grado, de casi perder la conciencia.
Después, esa cosa que lo inmovilizo lo dejo ir y lo sustituyo un dolor punzante. Era como si el fuego recorriese sus venas. Sentía como si se quemara en vida.
Ese dolor parecía no darse por vencido. Solo se apaciguo hasta que el sol volvió a meterse por tercera ocasión. Fue desapareciendo de sus extremidades y se alojo en el centro de su pecho por lo que pareció una eternidad.
Sus latidos desbocados se fueron tranquilizando hasta que cesaron por completo.
Jamás entendió la razón de que tuviera que padecer tanto dolor. Lo martirizaba pensar de que en aquel momento en que sintió aquella cosa enterrarse en su cuello, hubiese muerto, y de que en el infierno hubiesen abierto las puertas para el.
Solo el infierno le parecía una explicación coherente para todo aquel fuego que lo calcino durante tanto tiempo.
Isabella Swan
Me puse con mucha dificultad de pie, tome mi ropa del suelo y trate de vestirme sin moverme tanto. De mi entrepierna caía un hilo de sangre y mi labio aun sangraba.
Al ver mi brazo, note que Jacob había dejado las marcas de sus dedos a todo lo largo, también en algunas otras partes de mi cuerpo. Y en mi cuello, algo similar a un chupetón.
Ya no quise darme cuenta de que otras cosas había hecho ese bastardo. Así que me fui despacio, tratando de ser cuidadosa. Me dolía todo.
Trate de entrar a la casa sin ser vista por mi padre. El no dejaría las cosas así si se enteraba que Jacob había abusado de mi.
Subí con dificultad a mi habitación y me encerré. Solo en ese momento, caí en cuenta de la realidad y me tumbe a llorar en mi cama amargamente.
Ese sujeto había tomado mi virginidad y me trato de la forma mas cruel y horrible posible.
Yo... ya no podía mas. Tenia que acabar con esto de una vez por todas.
Arianna Jogia
El equipo completo de futbol había comenzado una búsqueda exhaustiva para poder encontrar a Edward.
Después de que me dejo en casa, se dirigió a la suya y por lo que noto su madre, faltaba una bebida hidratante del refrigerador, así que se piensa que salió a correr. Después de aquella mañana, ya no se le ha vuelto a ver en tres días y la verdad estaba desesperada.
Cada segundo del día tenia conmigo mi celular en caso de que Edward llamara. Todos, incluidos los padres de Edward y mi mamá, buscamos en los alrededores y otros tantos en el pueblo y en la carretera que va hacia Seattle.
Yo me dirigí hacia el sendero en el que estuvimos la ultima vez, Mike y Jake, los mejores amigos de mi novio me acompañaban.
Dos metros mas adelante, Mike nos hizo señas de forma frenética y corrimos hacia el. La sudadera de Edward estaba en el suelo manchada de sangre y su iPod tenia la pantalla rota.
Llamamos a la policía y ellos vinieron a investigar.
Hasta la fecha solo se sabia que las cosas efectivamente si le pertenecían a Edward y que había perdido mucha sangre, se pensaba que tal vez algún animal con dientes muy afilados, tal vez un lobo o un oso lo había atacado.
La familia de Edward estaba inconsolable y yo sentía un vacío en mi pecho. ¿Cómo podía ser posible que las cosas cambiaran de un momento a otro?
Mi vida sin Edward ya no seria la misma.
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Después de la muerte
VampirHay ocasiones en que el peligro puede ser hermosamente familiar.