I.

347 40 12
                                    

Sé que en estos momentos te estarás preguntado por qué una carta mía llega a ti cinco meses después de que nuestra relación terminara, y es por eso mismo que he decidido enviarla.
Gongchan, lo nuestro fue breve, estuvimos juntos el mismo tiempo que llevamos separados, y sin embargo es como si te hubiese amado toda mi vida. No eres mi historia de amor, y yo soy sólo un capítulo más dentro de la tuya. Confieso que hasta el momento eres mi capítulo favorito,  ese que dejas marcado con un pos-it para no perderlo y releerlo cada ves que la historia se pone peor y sólo quieres recordar lo bueno que fue el pasado.
Aún tengo presente el recuerdo de tu perfecto rostro manchado con polvo para hornear. ¿Lo recuerdas? No quiero que esto sea una retrospectiva a sentimientos que ya fueron, no quiero que pienses que intento re-enamorarte por medio de esta carta. GongChan, sé que tienes novio, espero HongBin te haga muy feliz.

Polvo para hornear. Nunca te conté la razón de por qué nuestro primer encuentro fue al final de tu clase de cocina. Bien, fui a recoger a una prima, ella ya se había ido. Imagino que si ella me hubiera avisado de su repentina huida nunca habría conocido a Gong Chan Shik. Agradezco que me haya dejado plantado.

—Lo siento, no fue mi intención asustarte —preocupado, JinYoung tomo un trapo húmedo pasándolo por la blanquecina tez del chico a quien antes recibió un torpe baño de polvo —. Ve cómo quedaste.

—Lo último que quiero es verme.

Entré al local buscando a mi prima, tú estabas limpiando algo del suelo, pedazos de tu decepción vuelta betún para pastel. Escuchar el sonido de un cepillo y no ver tal se me hizo muy extraño. No pensé que mi presencia te asustara cuando me acerqué a ti. Tiraste el bowl lleno de polvo sobre tu cabeza y yo casi muero de la ternura que causaste en mí.

—¿Seguro que no hay alguien más?

—Seguro, ¿buscabas a alguien?

—No, claro que no. Nuevamente lo siento, quiero recompensarte.

–Bueno... —una sonrisa ladina se hizo presente debajo de la capa blanquecina que aún abarcaba parte de su rostro —. El pastel de hoy se me quemó y le prometí a mi madre llevarle algo cuando vaya a visitarla dentro unas horas, no quiero decepcionarla. Acompáñame a comprar uno.

Incluso tu cabello parecía haber palidecido.
No me negué a tu propuesta de ir a comprar juntos el pastel.
Esa tímida sonrisa que me mostraste cuando te pedí tu número fuera de la repostería fue el factor restante para que mi corazón desde ese momento comenzara una serie de palpitaciones dedicadas a tu nombre.
Yo nunca consideré que algo me hiciera falta en la vida, hasta que te conocí y comprendí que lo único faltante era luz irradiando de tus pupilas tras reír a carcajadas con uno de mis malos chistes.
Te invité a salir a media noche, cuando tu belleza y encanto se apoderaron de mis horas de sueño. Desde ese día dejaste ir a clases de cocina, salíamos casi a diario.
Las últimas semanas antes de terminar estuviste quejándote por no saber freír un huevo.
Perdón por no dejarte ir a clases. Perdón por no darme cuenta a tiempo de que en verdad no sabes cocinar. Perdón por no darme cuenta de lo mucho que querías aprender.
Y pido perdón por hacerte leer esta carta, pero hay muchas cosas de las que aún tengo que disculparme antes de olvidarte por completo.

P e r d ó n ; JinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora