VI.

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Faltaban solamente un par de días para que llegara nuestro aniversario de dos meses.
Tras recorrer la ciudad contigo en busca de inspiración para tus fotografías encontramos una pequeña casa: dos habitaciones, sala/comedor, cocina, baño y medio y un jardín lo suficientemente amplio para recrear la decoración de tus sueños, era un lugar perfecto y a un precio realmente económico. Con mi salario, ahorros y lo que ganaste en un par de galerías logramos pagarla un par de meses antes de nuestra ruptura. Fue más lo que yo aporté. GongChan, el dinero no es problema para mí, nunca lo ha sido, y ahora me doy cuenta del error que cometí al ocultarlo y no pagarte ese viaje a Escocia donde posiblemente hubieras encontrado la oportunidad de tu vida.

No pudimos esperar a que la mudanza se encargara de transportar nuestras pocas pertenencias. Comenzamos como cualquier pareja que sólo tiene de único recurso el amor mutuo. Las primera semana nuestra sala constaba de un pequeño sillón, la cocina no estaba del todo terminada y en nuestra habitación sólo teníamos una clase de cojines para no dormir en el suelo y sábanas lo suficientemente grandes para cubrirnos.
En general nuestro hogar estaba escaso de muebles.
La primera noche hablaste de lo genial que sería explorar el mundo y capturar cada momento que ameritaba ser recordado en una fotografía. Yo escuchaba con atención y acariciaba tu oscuro cabello.
GongChan, eres sin duda el chico más atractivo que he conocido. No podía evitar quedar fascinado con tu belleza cada que admiraba tu rostro. Fue inevitable el interrumpir y detener tus palabras para cambiarlas por dulces besos. Si había algo que amara más que verte era apoderarme de tus labios.
De a poco un ambiente más intenso nos tenía envueltos. Nunca antes habíamos pasado de los besos y las caricias. Esa noche nuestros impulsos fueron más poderosos que la razón.
La ropa comenzaba a sobrar. En tu mirada percibía el deseo. Moría por averiguar si eras igual de adorable al momento de entregarte por completo a mí.
No era la primera vez que teníamos relaciones de tipo físico. Yo no fui tu primer pareja, ni tu la mía. Sin embargo fue la primera vez que me entregué con todo el corazón.
Acaricié cada rincón de ti. Besé con suavidad tu blanquecino cuerpo. Disfruté del aroma que emanaba de tu cuello mientras sonidos placenteros resonaban una y otra vez en mi oído. Logré alcanzar el cielo contigo.
Fuiste mío, Gong Chan Shik, completamente mío.
Si no fuera por el respeto que tengo hacia tu persona y lo inapropiado que sería relatar un momento tan íntimo en una carta que tu actual novio puede llegar a leer, narraría más sobre esa noche.
Prometí siempre cuidar de tu cuerpo como si fuese una pieza de arte frágil y hermosa.
Te quedaste dormido entre mis brazos con una sonrisa que no pudo borrarse durante los siguientes tres días. Aún tengo el vivo recuerdo de tu brillante mirar a la mañana siguiente y el buen humor que delataba la excelente noche que pasamos juntos.

Perdón por ocultar el hecho de que podía pagarte ese viaje a Escocia.
Perdón por no poder cuidar de ti como lo prometí. Una promesa más que se esfumó junto con el aprecio que me tenías.
Perdón porque la carta aún no haya llegado a su final.
Perdón por si me olvidé de pedir perdón por algún otro error.

P e r d ó n ; JinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora