Wisplay ~ Una Excursión Contigo

Capítulo 12

Sorpresa... Miedo... Dolor...

Esas son algunas de las cosas que puedo identificar en su rostro, que hace unos segundos se veía tan sereno.

-Ey, tíos, mirad. ¿Este no es Raúl? - Pregunta el chico contra el que se había chocado, llamando la atención del resto.

-Pero mira a quién tenemos aquí - Dice el que parece ser el líder del grupo - ¿Qué haces por Madrid? Pensaba que te habías ido para no volver a verme - Hace un gesto simulando que llora, irónicamente, claro.

Se está burlando de Raúl, pero él no reacciona. Se ha quedado completamente paralizado.

-¿Me has echado de menos? - Dice el líder mientras le agarra del cuello de la camiseta y lo levanta un poco del suelo - Porque yo a ti mucho - Una sonrisa nada agradable aparece en su cara. En cambio Raúl cierra los ojos como si estuviera esperando el golpe.

¿Es que no piensa hacer nada? ¿Se va a dejar golpear, sin más?

El chico levanta el puño y lo dirige hacia Raúl.

Es un puñetazo limpio y sin contención alguna el que estalla en su cara... Pero no en la de Raúl, sino en la del chico que iba a pegarle.

Yo había actuado casi sin pensar, y es que si no se iba a defender él mismo, al menos yo no iba a permitir que le hicieran nada.

Tras la hostia que le había dado a ese tío, no le había quedado otra que soltar a Raúl, cayendo este al suelo y quedándose ahí inmóvil e incrédulo.

Yo automáticamente me pongo entre el agresor y Raúl, como haciendo de barrera.

-¡¿Pero qué crees que estás haciendo?! - Grita el líder, sujetándose el rostro como si se le fuera a caer después del golpe que le había metido. Creo que hasta ahora ni siquiera se había percatado de mi presencia.

-Sois cuatro contra uno, ¡¿es que te parece justo?! - Le digo fuera de mí. Si quería pelea, la tendría.

Pero cuando estaba vigilando su próximo movimiento, siento una pierna pateando la mía, e inevitablemente caigo contra el suelo.

Uno de los compañeros de ese chico había venido por detrás, el muy cobarde. Antes de que me dé tiempo a moverme me da una patada en las costillas, y soy incapaz de reprimir el grito de dolor. Cuando se aproxima el segundo golpe, algo le detiene.

Por fin Raúl se había levantado, y le acababa de meter un puñetazo en el estómago que me dolía solo con verlo.

El tío se cae inmediatamente de rodillas al suelo agarrándose la barriga y retorciéndose de dolor.

Raúl se gira justo a tiempo, interceptando al líder, que venía por detrás intentando darle un golpe sorpresa. Pero los reflejos de Raúl son superiores y le da un rodillazo en la entrepierna.

Mira desafiante a los otros dos chicos, pero ellos levantan las manos acobardados en señal de rendición, y rápidamente se van corriendo, dejando atrás a sus "amigos".

El chico que me había pateado se levanta con dificultad y se retira también de aquí. Raúl no hace amago de seguirle. Parece que no le importa que se vaya.

Observa fijamente al líder del grupo, pero parece que muestra compasión en sus palabras.

-Ahora eres tú el que está en desventaja - Dice intimidante - Lárgate de aquí antes de que me arrepienta.

Al chico le falta tiempo para levantarse e irse. En unos segundos estábamos solos Raúl y yo, ya que Perxitaa, Joaquín, Dani y Carlos habían girado la esquina antes de que comenzara toda la pelea, y parece que aún no se habían dado cuenta de nuestra ausencia.

Yo permanecía tirado en el suelo. Me hubiera gustado ayudar a Raúl contra esos tipos, pero me duele demasiado el costado como para intentar siquiera levantarme.

Raúl se acerca a donde estoy, y su mirada ha cambiado totalmente. No era la fría y aterradora mirada con la que se dirigía a ese grupo, tampoco la mirada de temor que tenía antes de comenzar a enfrentarse a ellos. Ahora me observaba a mí con una mirada desolada, arrepentida, que parecía que en cualquier momento se iba a romper y comenzarían a caer lágrimas.

-Lo siento... ¡Lo siento, lo siento, lo siento! - Dice medio sollozando - Isma... es todo culpa mía... que estés así es culpa mía... Si al menos hubiese reaccionado antes no estarías así... Tú... tú has sido golpeado por defenderme - Y finalmente sus ojos se cristalizan y empieza a llorar.

En ese momento un gran dolor se apodera de mí.

Pero no me refiero al dolor que siento en las costillas, no. Hablo de la opresión que siento en el pecho al verle llorar. Es algo que me rompe el alma.