-Ismaaa - Una voz resuena, pero no soy capaz de ubicarla.
Mi nombre es pronunciado varias veces como un ruido lejano. Aprieto los párpados, encontrándome molesto ante esa voz que entorpecía mi sueño.
-Ismaaa - Poco a poco va aumentando la claridad del sonido y el rostro de una persona aparece en mi mente.
Siento cómo se hunde un poco el colchón sobre el que estoy tumbado y mis labios reciben un leve roce. Una pequeña sonrisa, algo tonta por acabarme de despertar, aparece en mi rostro, sientiendo su respiración sobre mí y esperando un beso.
Sin embargo, de un momento a otro sus labios cambian de lugar sin darme tiempo a asimilarlo, y cuando quiero darme cuenta ya casi ha reventado mi tímpano.
-¡Ismaaaaa! - Exclama demasiado cerca de mi oído. Mi reacción primera es apartarme de un salto, tapando mis orejas con mis manos y frunciendo el ceño con fuerza.
-¿Es que quieres matarme, idiota? ¿Por qué tienes que hacer eso? - Le digo de mal humor.
-Porque nunca te levantas a la primera, si lo hicieras nos ahorraríamos esto. Además, recuerda que hoy es el último día. No quiero perder ni un minuto.
Me restriego la mano sobre el ojo, intentando despejarme, mientras me siento en la cama para después levantarme.
-Vale, pero hay formas más delicadas de avisarme - Respondo, aún molesto.
-Bueno, no lo volveré a hacer, pero date prisa, que tengo ganas de que empiece nuestra primera cita.
Vaya, siempre sabe cómo sacarme una sonrisa incluso cuando estoy cabreado. Me comienzo a preparar y, cuando estoy listo, vamos Raúl y yo a desayunar en el hotel.
-Buenos días - Saludo al resto al sentarme en la mesa, donde ya están tomando su comida.
-Hola, Isma - Responde Joaquín, a mi lado.
-¿Y eso que ya lleváis vuestras cosas? - Pregunto, fijándome en que todos tienen colgadas sus mochilitas en el respaldo de la silla.
-Tenemos pensado irnos directamente y no tener que subir a la habitación - Me explica Perxitaa.
-Ya veo. Pues yo no me he bajado nada, así que tendré que ir a por mi bolsa después de desayunar - Admito a la vez que pruebo el primer bocado de mi tortita.
-¿Qué pasa? - Se suma Raúl a la conversación cuando llega con su plato y se sienta.
-Nada, ellos ya se han traído las mochilas para irse al terminar.
-Uff, deberíamos haberlo pensado. Y yo que no quería perder tiempo...
-No te preocupes, no nos llevará ni cinco minutos.
-A cambio comamos más rápido - Al decir eso, engulle la magdalena que lleva en la mano.
-Relájate o te atragantarás - Le contesto, negando ligeramente con la cabeza - Tampoco hay tanta prisa.
-C...ro q... ha... pr...a - Trata de decir con la boca llena, pero no me entero de nada.
-Bien, ahora tragas y vuelves a decirlo de forma que se te entienda.
Veo cómo pasa la comida por su garganta con dificultad. Seguramente había mordido más de lo que podía masticar.
-Que claro que hay prisa, no quiero perder ni un minuto del día de hoy.
-Como sigas comiendo así vas a perder el resto de tu vida - Bromea Perxitaa, leyéndome la mente.
Raúl le mira con desprecio, y luego a mí por reírme. Después le da otro mordisco a la magdalena, pero esta vez más moderado.
Tras terminar de desayunar y despedirnos de los demás, vamos a por nuestras cosas y salimos del hotel. Como yo decía, apenas habíamos tardado cinco minutos.
-¿Y ahora a dónde vamos?
-Tendremos que coger el metro, porque esta vez no nos llevará el autobús del colegio.
-¿Y sabes llegar en metro?
-Sí, mis padres me enseñaron a usarlo desde pequeño.
-¿Y te movías tú solo por Madrid? - Le pregunto impresionado, porque con esa edad es poco seguro ir sin compañía por la ciudad como si nada.
-No, no me refería a eso. Mis padres venían conmigo, pero aprendí a ir a los lugares que más frecuentábamos.
-Ah, ya veo. ¿Y te sigues acordando?
-Más o menos - Dice de forma indiferente. Yo levanto una ceja, cuestionándolo, ya que no quería terminar perdido - Sí, creo que sí. Tú no te preocupes y confía en mí.
¿Soy el único al que cuando le dicen "no te preocupes" es cuando más se empieza a preocupar?
Tras un rato en que Raúl me guía, finalmente subimos al metro, que está bastante lleno y por lo tanto tenemos que quedarnos de pie. Después de un trayecto no demasiado largo, Raúl me indica que bajemos y yo le sigo.
-Uff, por fin un poco de aire fresco - Le digo cuando salimos a la superficie - Me sentía como una sardina enlatada.
-Créeme, hay días peores - Me responde con una pequeña sonrisa.
-No lo dudo - Afirmo, mirando hacia la salida del metro, por donde aparecen personas que probablemente venían con nosotros.
De repente, siento cómo Raúl agarra con delicadeza mi mano, por lo que me giro hacia él y conecto nuestras miradas.
Me mantengo mirándole fijamente durante unos segundos, dejándome absorber por su oscuro iris que, sin embargo, ahora mismo resplandece con la luz del sol.
-Tienes unos ojos preciosos - Susurra y yo salgo así de mi ensimismamiento. Siento cómo el calor sube a mis mejillas al procesar el cumplido que no había visto venir.
-Te iba a decir lo mismo - Admito, porque nunca me había quedado tan hechizado con unos ojos. Aunque... puede que sea porque son los suyos, independientemente del color.
Sin despegar mi mirada de sus ojos, ni él la suya de los míos, nos acercamos poco a poco hasta que nuestros párpados se cierran al mismo tiempo que nuestros labios se funden en un beso.
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Wisplay ~ Una Excursión Contigo
FanficIsma, un joven estudiante, está a punto de marcharse de excursión con su colegio. Para su desgracia, le toca en la misma habitación que Raúl, el chico al que más odia de la clase. Pero tal vez, a lo largo del viaje, no solo cambie su opinión sobre R...