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«Antes de leer quiero comunicar que publiqué esté capítulo por el móvil. Cualquier error o falta de tildes será arreglado más tarde, pido disculpas adelantadas. 🤗»

. . .


Uno, dos tres...

Seokjin soltó un suspiro tratando de aguantar las ganas de tirarse por la ventana y acabar con ese tedioso día. Su viernes no había empezado de la mejor manera. Primero, se había quedado dormido, por lo que llegó tarde a su clase de historia, por culpa de su retraso, no pudo desayunar y su estómago le rogaba algo para comer. Se había olvidado de hacer la tarea de física además de ser regañado por el tutor del curso.

El almuerzo, por lo que aparentaba estaba tranquilo, ninguno de los chicos había dado señales de vida por lo que tuvo que almorzar en silencio, dejando sus quejas guardadas al no tener a nadie con quién descargarse.

La comida en mal estado y su jugo en el suelo fueron suficientes para perder la cordura. Con frustración dejo la bandeja en la mesa, con lentitud tomo su mochila y como diva que de respeta salió de la cafetería con gracia y sutileza.

Al salir, dejo caer sus hombros mientras hacía pucheros innecesarios, gimoteando infantilmente.

¿Donde estaban esos mocosos cuándo los necesitaba? Dejo algunos libros en su casillero y con lentitud de dirijo a su próxima y última clase: literatura.

Adoraba esa asignatura, pero admitía que el sueño en algunos momentos lo vencía y terminaba dormitando. Namjoon siempre se encargaba de despertarlo o hacer alguna tontería para que no se durmiera, y no recibirá ninguna queja de su profesora.

Sonrio estúpido mientras veía sin ningúna emoción el pizarrón. Parecía que hoy el mundo se había puesto de acuerdo para dejarlo solo, ya que ninguno de sus amigos había asistido.

Luego de otra tortuosa hora de clases, el joven de facciones afeminadas salía de la institución a pasos lentos, dejándose llevar por la suave brisa. No quería ir a casa, por que sabría que estaría más sólo que ahora. Su casa no era grande, pero era lo suficiente para hacerlo sentir sólo.

Caminó por el parque, comprando un alfajor de Cocó y observando el bello paisaje. Las calles estaban muy concurridas por lo que decidió dar vueltas por ahí, observando escaparates, parando una que otra vez a ver los bellos atuendos de última moda.

Luego de haber caminado por una hora como mucho se preocupó por ir a casa, el reloj estaba a poco de marcar las seis en punto y ya no tenía más excusas para quedarse merodeando por ahí.

Al llegar, la casa lo recibió con un gran silencio, vocalizando un "llegué" que terminó resonando entre las estrechas paredes de durlo.

Se dejó llevar por la comodidad del sofá, mientras se hundía en una película cualquiera. Observaba su teléfono cada dos minutos, imaginando que me llegaría algún mensaje. En realidad, esperaba uno de Jung Kook, el niño era tan atento que pedía disculpas hasta cuándo no se las merecía o no era necesario dar las.

El característico sonido de llamada lo aturdio. Dejo la película un poco –demasiado melosa– en pausa y respondió con vageza al llamado.

—¡Jin!

— ¿Que necesitas Namjoon?— habló en tono burlón, esperando a que él otro entienda su frustración.

— ¿Quieres venir a casa? Estoy aburrido y no quiero ir a mi habitación.

— ¿Y eso sería por...?

— Algo de mueve cerca de mi cama, no quiero arriesgarme, luego le pediré a Jung Kook que se fijé.

Gay ↯ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora