Prologo
A pesar de que han pasado 500 años desde la ultima vez que la vi, aun no puedo olvidar su mirada llena de lagrimas y furia. Ella me pidió que saliera de La fortaleza una de las tres torres alfa que aparenta no tener vigilancia, pero eso es lo que quieren que creamos.
La Fortaleza se encuentra en las lejanías, dentro de los oscuros muros que la rodean se encuentran los Shurkos sombras gigantes con sonrisa que no pueden ser vistas si ellas no lo desean, a excepción de algunos como yo que podemos verlas.
Los Shurkos son sombras de tamaño gigantesco, con una especie de mascara color blanco, marrón e inclusive carmín en la parte superior de su rostro y esta termina cerca de la famosa sonrisa Infernal que poseen, casi siempre tienen los ojos cerrados en forma de una "u", pero una vez que ven a su presa esos ojos se abren por completo formando un perfecto círculo cerca del contorno de este hay unas aberturas muy visibles, en ellas se puede notar una mezcla entre rojo y negro, que son parecidas a unas cortadas profundas, pero eso no es todo sus dientes caninos se comienzan a hacer muy largos como dagas.
Ellos devoran tu alma y dejan el cuerpo de su víctima como si fuera un recipiente vacío, lo que los hace tan especiales es que tu alma sera condenada por toda la eternidad a un lugar al que llamamos La Nada Oscura.
Aun con los Shurkos pude entrar a La Fortaleza, pero antes de llegar a donde ella estaba tuve que correr por sus enormes y largas escalinatas en forma de serpiente. Cuando al fin llegue, la puerta con nombre Custodia se encontraba cerrada y esta no se abriría si no eras autorizado por la corte Nadim, pero ese no era un problema ya que yo era uno de los cinco miembros principales de esta corte.
Tome mi cuchilla que se encontraba en la parte inferior de mi pierna derecha, corte con ligereza la piel de mi brazo cerca de mi tatuaje Nadim este comenzó a oscurecerse a medida que mi sangre caía en la cerradura de la puerta Custodia.
- Yo Erasmus, siendo uno de los cinco miembros principales de la corte Nadim, te ordeno que te abras - Pronuncie, fuerte y claro el conjuro que abriría la puerta. Esta no tardo mucho y comenzó abrirse, yo entre corriendo y lo que vi me entristeció profundamente, aunque mi rostro no lo aparentara.
Vi al amor de mi vida encadenada de pies y manos; una luz color carmín eran sus cerrojos, esta luz se encontraba cerca de la pared pero no pegada a esta, sus muñecas y tobillos eran mutilados poco a poco para que su sangre quedara plasmada en el suelo de La Fortaleza.
-¡Aimara! ¡Aimara despierta! - Le dije desesperadamente sosteniendo su delgado cuerpo, mientras que sus cabellos color jade bailaban.
-¿E.. Erasmus? ¿Que... que haces aquí? - Me dijo con voz somnolienta, yo la abrace con fuerza.
- Vine a sacarte de este lugar - Le dije con una sonrisa intentado deshacer las luces color carmín, aunque dentro de mi, mi corazón estaba llorando y se sentía impotente por no poder hacer nada al respecto.
-Erasmus tienes que irte de aquí, que acaso no lo vez eso es lo que tu hermano quiere ¡Lárgate ya! - Me grito con lagrimas en los ojos, justo en ese momento la Torre comenzó a derrumbarse.
- Aimara voy a sacarte de aquí, aun si solo puedo... - No pude terminar la frase, era una carga muy pesada para alguien y yo no podia ir en contra del acuerdo de paz, no podia...
Con gran molestia sabia que no podría romper esos cerrojos pero al menos lo intentaría.- No lo entiendes verdad, tu no puedes sacarme de este lugar, mi destino fue sellado por los tres mundos, para así conservar la paz y el equilibrio, no puedo dejar que mi pueblo muera en otra guerra celestial - me dijo con tristeza y rabia en su mirada, no podía dejarla aun si moría la sacaría de allí, aunque sabia que tenia razón ella era el sacrificio para que esos podridos mundos no comenzaran una guerra.
Me acerque a su rostro y la bese con dulzura, deseaba tener más tiempo del que en realidad tenia y sin que ella lo supiese empece a extraer su esencia, pero la torre se estaba cayendo a pedazos, alguien a demás de mi sabia que vendría a rescatarla, yo sabia que no podría extraer gran parte pero por lo menos sacaría esa parte que siempre ame de ella, su parte humana.
Cuando salí de la torre, sabia que no sospecharían pues tendrían el alma y cuerpo de Aimara o quizás una gran parte de su alma así que me encargue de sellar la pequeña parte que tenia de su alma, sin que nadie lo supiera, bueno si había alguien que sabría de este sello, la guardiana del portal alguien que había sido casi como mi hermana. Entonces entre los dos iniciamos un conjuro y aunque sabia que estaría sellada en el único lugar donde nadie sospecharía, dondé quizás nunca la volvería a ver.
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LA NADA
Science FictionLindsey es una universitaria común hasta que cierto día una serie de "eventos extraños" comienzan a darle un giro de 180 grados a su vida. Ella poco a poco se dára cuenta que no solo el bien y el mal conviven a diario en esta dimensión. Aceptando en...