Recuerdos

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- Regresa ... regresa... - podía escuchar entre susurros y pocas veces podía distinguir las palabras que provenian de la voces que hablaban al mismo tiempo en mi cabeza acompañadas de imágenes borrosas qure pasaban con gran velocidad.

-Regresa... te encontrare.... huye.... te encontrare.... escóndete.... te encontré... despierta... Lindsey - En ese momento desperté, estaba en mi cama sudando, mi cabello estaba todo alborotado.

- Menos mal que todo fue un sueño - Me sentí aliviada, toqué con ligereza mi cabeza intentando ponerme de pie bostese y comence a desenredar mi cabello con los dedos  - Necesito ducharme, eso ayudara - pensé, así que me levante de la cama. Camine sobre el piso de madera que cubría mi departamento eran casi las 8:00 am. Tenia una pila de papeles en mi escritorio esperándome, suspire sabiendo que no los terminaría en una hora -bien echo Lindsey- pensé al darme cuenta di unos cuantos pasos llenos de pesades, abri la puerta del baño y segundos después estaba dentro de la ducha por alguna razón algo no me dejaba estar tranquila, aun así no le di gran importancia; abrí las llaves de la regadera y me saque la ligera playera blanca de tiras que traía encima, no había nada mejor que una ducha caliente después de un mal sueño.

Tome el jabón y lo puse sobre mi cabello, al tiempo que caía el agua caliente sobre mi espalda, pero antes de que me pudiera enjuagar el agua se hizo más caliente, intente abrir la llave del agua fría, pero no pude, al parecer se había atascado, el agua caliente me estaba quemando, así que salí rápidamente de la regadera, decidí cerrar la llave del agua caliente, mire mis nudillos estaban rojos y dolían muchisímo, apesar de eso no quería pagar más dinero de lo que ya me estaban cobrando, justo antes de que la cerrara algunas gotas de agua cayeron sobre mi brazo izquierdo, el agua estaba fría, ¿Cómo era posible si la llave estaba atascada? mire por segunda vez mis nudillos, no había nada no estaban rojos, incluso me atreví a tocarlos levemente, no dolían ni un poco - ¿Qué esta pasando aquí?- me pregunte acercandome con algo de duda a la llave de agua fría, estaba en su totalidad abierta, cerré las dos llaves de agua y deje la ducha.

Justo cuando salí del baño, mi cuarto estaba boca abajo, mis cajones estaban tirados sobre el piso, los papeles de la escuela estaban por todo el departamento y que decir de mi ropa estaba igual, y por si fuera poco la televisión estaba prendida, todo se veía a rayas con el volumen al máximo.

- ¿Que estaba pasando aquí? ¿Nadie pudo haber entrado? de lo contrario habría escuchado la puerta del departamento abrirse - Pensé por un instante, aunque esa teoría desapareció, cuando me paso por la cabeza el echo de que la televisión se encontraba prendida a todo volumen y no la había escuchado desde el baño hasta que salí, además el baño no estaba muy lejos de la habitación, de echo eran habitaciones que se encontraban solo a unos cuantos pasos de distancia, quizás un ladrón había entrado al departamento y justo cuando intento llevarse la televisión esta se prendió subiendose todo el volumen, haciendo que el ladrón saliera huyendo, ¿Aunque eso no explicaba lo de la ducha?- pense por un instante, de cualquier manera se me hacia tarde y tenia que irme a la Universidad, así que tome lo primero que encontré, un suéter azul que me llegaba un poco más arriba de las rodillas, un short color negro junto con unas botas cafés, se que no hacían una buena combinación pero no se veía tan mal.

Baje corriendo por las diminutas y estrechas escaleras que daban hacia la calle, por suerte el día de hoy no hacia tanto frío como el día de ayer, que casi caigo congelada.

Corrí a toda velocidad por la calle esperando no llegar tarde por sexta vez a la Universidad, estaba chocando con cada una de las persona que me restringían el paso, aunque estas a su vez también me empujaban chocando conmigo.

Al fin podía ver a lo lejos la Universidad, situada en lo alto de la colina ya urbanizada llena de autos, atascada de peatones y ciclistas. Estaba solo a unas cuadras, mire mi reloj marcaban quince para las tres, aun tenia tiempo de llegar antes de que la clase comenzara, solo hacia falta doblar la esquina y correr como si estuviera siendo perseguida por una manada de perros rabiosos, definitivamente debía llegar a tiempo si queria perder mi derecho a presentar los siguientes examenes.Pero justamente cuando doble la esquina, la avenida principal que conectaba la puerta de la Universidad estaba desierta, no había absolutamente nadie, mire la parte central de la avenida de donde salían dos avenidas más  pequeñas; Una que se dirigia  fuera de la ciudad y otra que te llevaba al centro de esta, pero al igual que en la avenida principal no había ni un alma, todo parecía estar como en aquellas películas que me gustaba ver por las noches, dónde la protagonista llegaba a un ciudad desierta.

Gire nuevamente la cabeza hacia atrás para comprobar que no estaba soñando y lo que sucedió me dejo anonadada, la calle estaba igual que antes, llena de gente, trafico, ciclistas, gire bruscamente la cabeza dirigiendo la mirada hacia delante y al igual que en la calle que se encontraba detrás mío estaba infestada de gente - ¿Dios que esta pasando?- me dije a mi misma - ¿Como es que en un segundo las calles estaban desiertas y ahora regresan a estar normalmente? según se, yo no consumo ningún tipo droga - De un momento a otro las cosas se estaban volviendo confusas, estaba pasando nuevamente, lo que ocurrió esta mañana, ¿A este paso me volveré loca?

- Disculpe jovencita ¿se encuentra bien? - Dijo una Señora de unos cincuenta y tantos años, yo la mire llena de confusión, no entendía nada de lo me estaba pasando.

- Descuide no me ocurre nada - Le dije con una sonrisa preocupada, la Señora parecía cansada pues llevaba una bolsa del supermercado llena de legumbres y pan, esta me miró tiernamente, miro su bolsa y saco algo de ella, poco después coloco sus temblorosas y arrugadas manos sobre las mías.

- No quiero parecer grosera, pero no puedo aceptar nada de desconocidos- ella me había obsequiado un listón rojo,me sonrió, tomo con fuerza su bolsa y sin decir más espero que el semáforo se pusiera en rojo para cruzar la calle. Yo mire con duda el listón, sea lo que sea no podía aceptarlo, sin más decidí regresarlo, alce la vista y ella ya estaba cruzando a paso lento la avenida, cuando un carro color gris modelo clásico, a toda velocidad se dirigía hacia ella.

-¡Señoraaaa!- Grite a todo lo que daban mis pulmones...

LA NADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora