Capítulo veintitrés
Narra Alex
Llevé a Alejandro y Joseph hasta la casa de la manada. Ninguno resultó ser un buen conversador, si yo me hubiera encontrado de humor para hablar me hubiera esforzado por conocer algo más de ellos de camino. Pero me sentía cansada. Físicamente todavía con fuerzas para correr un maratón, pero mi mente era la que se encontraba inquieta. La única razón por la que no quise esperar que pasara un día más para hablar era que mientras antes acabáramos con todo esto podría tener de nuevo tranquilidad. Un día podía hacer la diferencia. Incluso un minuto, porque el tiempo es una de las cosas más valiosas que tenemos ya que nunca regresa. No hay forma de remediar algo que mal, no hay forma de volver atrás y hacer algo de nuevo.
Solo descubrí unas pocas cosas mientras caminábamos. Ellos eran compañeros. Los dos eran conocidos como muchachos introvertidos, pero usualmente era Alejandro quien destacaba en este ámbito. Pero en esos momentos, él fue quien mas conversó conmigo.
Y realmente me sentí un poco mal por obligarlos a hacer estos. Claramente no tenían opción desde el momento que se los pedí, porque yo soy una líder, y para los hombres lobos es muy desafiante decir que no a una orden. Ellos lucían demasiado tímidos para atreverse a hacerlo. No supe como disculparme por el mal rato que les estaba haciendo pasar, porque realmente no tenía idea de que era exactamente lo que les estaba molestando. Para tranquilizar mi conciencia al menos me comprometí a intervenir a favor de ellos en caso de que comenzara a aumentar ese sentimiento.
Los dos adolescentes entraron en la enorme casa como si se tratara de una prisión. Pero ambos mantuvieron sus cabezas en alto. Primero los guié hasta la cocina donde les ofrecí cosas para beber y comer, intentando ser una buena anfitriona. Pero lo único que los chicos aceptaron fue un vaso de agua.
Esperaba que Damián, si es que él ya había regresado de su paseo, decidiera no armar un escándalo porque yo decidí salir por mi cuenta. No lo dejaría siquiera tocar ese tema, ya que podía esperar al momento en el que nos encontraramos solos. Con el tiempo me di cuenta que ninguno de los dos reacciona de la mejor forma en una discusión entre nosotros dos cuando nos encontramos con público. Bueno, probablemente ni solos reaccionamos bien a las constantes discusiones, pero el punto es que cuando hay alguien más todo empeora. Así que tendría que confiar en su criterio y en que no quería asustar más a los chicos que traía enojándose con ellos presentes.
Él ya se encontraba en casa. Cuando crucé la sala de estar principal, porque habían algunas más también, Damián se encontraba sentado en uno de los sofá con un libro entre sus manos. A penas entré en la habitación él levantó la vista. Hice pasar a los dos niños y les ofrecí sentarse, lo que hicieron en el asiento más alejado de mi compañero. Claramente le temían a las figuras de autoridad. Yo permanecí de pie, apoyada en la pared.
-- Te presento a Alejandro y Joseph -- Dije inmediatamente señalando con mi barbilla a cada chico mientras los nombraba. Ellos murmuraron un saludo mirando sus zapatos como si fuera lo más interesante del mundo -- Joseph viene de nuestra antigua manada y permaneció allí un tiempo después de que nosotros nos marcháramos.
Damián se quedó unos momentos en silencio. Vi como observó al chico de pies a cabeza, sin despegar sus ojos. Él permaneció mirando hacia abajo, pero Alejandro no. Él miraba con cautela las acciones del nuevo líder.
-- ¿Familia Lopiccol? -- Preguntó finalmente. El chico se limitó a asentir -- Te recuerdo como un niño.
-- Desde entonces he crecido -- De nuevo su voz sonó con una confianza que no calzaba con su forma de ser. Damián sonrió con su respuesta. Poco a poco, ambos muchachos fueron relajando un poco su postura. Ya no estaban tan a la defensiva con en el momento que entraron. Y al ver que para ellos las cosas estaban funcionando bien, yo también me permití sentirme un poco mejor.
ESTÁS LEYENDO
Alpha Damián
Hombres LoboDos años han pasado desde que Alex y Damián abandonaron su paquete. Ahora Alex con 18 años es mucho mas madura que antes. Ella está en la puerta de la educación universitaria, tiene amigos de maravilla y su compañero cada día la ama mas. Damiá...