Narra Alex
Mi trabajo estaba casi completo. Hace solo unas horas había estado hablando con la madre del chico, Joseph, en el que le contó el resultado que tuvo la reunión con su hijo. El muchacho se había emocionado. Y ahora su madre se encontraba mucho más segura de que sus acciones eran correctas. Y él no podía estar más ansioso porque todo terminara, aunque realmente no le haya podido dar nada concreto respecto a lo que está sucediendo.
Estaba sentada en el tercer piso de la casa mirando por la ventana como muy cerca un grupo de muchachos jugaban con una pelota. Sus risas y gritos llegaban a mis oídos. Me pregunté que pasaría con ellos si nosotros nos marchábamos, ¿Alguien los dominaría? ¿Quedarían desamparados? Todos parecían muy felices con mi parecencia en el lugar. Me hicieron sentirme bien a su alrededor. Aceptada. Sentí que el lugar progresivamente se estaba convirtiendo mi hogar. Y saber los problemas que eso me podía traer me hizo sentir nostálgica.
¿La otra manada es mi hogar o el de mi compañero? Dos años son mucho tiempo para una adolescente. En el fondo mis memorias no podrían mostrarme totalmente la realidad. ¿Quería ayudar? Por supuesto. Pero abandonar a cualquiera de las dos manadas me pareció algo injusto. Las fronteras de las dos manadas estaban separadas por una enorme cantidad de terreno sin reclamar. El bosque es enorme, con muchos kilómetros. Y nosotros habíamos dado justo donde tendríamos más problemas.
Bajé las escaleras y me encontré en el primer piso con Daniela. No había hablado demasiado con ella y me pareció un buen momento para conocerla mejor. Me senté con ella en la cocina. La chica tenía entre sus manos un plato de comida china. Sonreí nostálgicamente. Me hizo recordar mis primeros amigos, antes de cortar completamente los lazos.
-- Hey -- Saludé. Ella levantó su mirada e hizo un movimiento con su cabeza en forma de saludo. Damián me había dicho que era realmente fácil mantener una conversación con ella -- ¿Como van las preparaciones para la fiesta?
-- Un poco retrasadas, pero bien -- Contestó --Creo que podría estar todo listo en unos días más, aunque antes de comenzar con la celebración tu compañero debe estar aquí también.
--Sabes, he estado pensando en algo -- Murmuré -- ¿Me podrías prestar el número de todos los alphas que hablen inglés que tengas?
-- Claro, pero si me dices para qué me harías muy feliz.
Lo hice. Me encantó la idea de tener a alguien que me diera una segunda opinión respecto a mi más reciente plan. Le hablé a Daniela de lo que pensaba, pidiéndole discreción haciendo que ella simulara tener un cierre en sus labios y tirando la llave lejos. Tenía una idea para hacer que nadie sea abandonado. Pero necesitaba comunicarme con otros líderes. Si lograba que una buena mayoría aceptara el reclamo sobre el territorio entre las dos manadas, una vez que lográramos conseguir la otra, oficialmente sería nuestra. Con el tiempo había aprendido que aunque ese territorio no perteneciera a nadie, muchos podrían enojarse si lo reclamábamos sin consultar. De esta forma evitarías más peleas, porque ya es suficiente con las que he enfrentado en mi corta vida. La Beta lo aprobó. Le gustó la idea y me facilitó un papel con lo que le había pedido.
-- Debes ser cuidadosa con lo que dices -- Comentó -- Algunos pueden ser muy difíciles de tratar. Especialmente los que marqué con color rojo.
La mitad del papel estaba rotulada con ese color.
-- Gracias.
Pasé muchas horas garabateando en un hoja en blando todos los argumentos que se me ocurrieron para que los demás aceptaras. No había llamado a nadie todavía. Primero decidí tener mi mente clara y las palabras decididas. Quería sonar dulce y a la vez segura. Incorporar el carisma que de seguro me faltaba. Pero las palabras eran difíciles.
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Alpha Damián
Hombres LoboDos años han pasado desde que Alex y Damián abandonaron su paquete. Ahora Alex con 18 años es mucho mas madura que antes. Ella está en la puerta de la educación universitaria, tiene amigos de maravilla y su compañero cada día la ama mas. Damiá...