Capítulo 4

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No. No podía hacer eso cuando tenía una cita, al menos no podía hacer tal cosa con quien había quedado. Leila estaba mosqueada, pero no me importaba. No era mi culpa que fuera tan torpe.

-Tenemos que hablar-dijo Leila mientras Lucas bajaba las escaleras.

-Ahora no es el momento-le respondí.

-Tengo que decirte que...

-¡Ahora no!-le interrumpí alzando la voz.

No esperaba que esta vez me siguiera después de lo sucedido, pero aun así lo hizo. Leila porque eres tan boba. Me relajé una vez abajo con la moto. Ella me ponia cara de pena para que le dejase subir, a la que no me pude resistir, y la dejé subir.

-Venga va -suspire- Suube. Pero agarrate fuerte.

Asintió y hizó una mueca de felicidad. Se subio a la moto rápidamente se agarró con fuerza, tan fuerte que casi me asfixia. Nose porqué eso me reconfortaba.

Arranqué lentamente para que no se asustará, de modo que ella aflojó. Esa era mi oportunidad, pensaba. Metí todas las marchas posibles, acelerando al mismo tiempo. Esta vez si que me asfixió, pero no me importaba, ya que era lo que esperaba. Supuse que nunca habia estado por el centro de Dubai, ya que giraba la cabeza hacia todos los lados, sin perderse detalle. Pensaba dejarla en alguna tienda mientras yo tenia mi cita. Fui a un sitio donde siempre suelen ir mis amigas. Me puse en la acera aparcando.

-Hemos llegado a tu destino -dije subiendo el cristal del casco.

-¿Ya? ¿Y tu que? -dijo ella molesta.

-Luego te pasare a buscar. Comprate algunas cosas.

-Pero no tengo dinero -dijo frunciendo el ceño.

Tus escusas no servirían esta vez. Saqué mi cartera para darle un poco de suelto y así no fuera tan pesada.

-Toma 40 pavos -dije extendiendo la mano.

Me puse bien en la moto de nuevo, y baje el cristal del casco.

-Esto es demasiado. Pero... Yo quiero...

La interrumpí arracando la moto y alejándome. Sabia que si me quedaba mucho más, a este paso me la llevaria a la cita, y eso no sería justo.

Procurando de que no me siguiera fui hasta el centro comercial, aparqué la moto fuera para no pagar parquing.
Me dirigí hacia mi cita. Habíamos quedado en un viejo café que a mi me encanta. Y allí estaba frente a la cafetería, esperándome. Me acerqué con firmeza. En lo primero que me fije fue en esas piernas al descubierto, llevaba una falda color carmesí, con una blusa por dentro de rallas, azul y blanco. Estaba guapísima.

-Oh preciosa ¿Te has perdido de la caja de bombones? -le dije burlón

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-Oh preciosa ¿Te has perdido de la caja de bombones? -le dije burlón.

-Q-que... -se sonrojo.

Realmente parecía un tomate, esa cara me hizo gracia.

-¿Entramos a tomar algo?-le pregunté.

-Claro -se quedó algo pensativa.

Entonces le abrí a puerta a la bella dama, como buen caballero que en el fondo soy. Nos sentamos en una esquina de la cafetería lo eligió ella, para tener más intimidad, o porque le daba vergüenza.

-Y bueno ¿Como estás? -le dije

Me miraba, y me miraba, como intentado recordar algo, a la espera de que yo dijiese algo.

-Oh... Bien bien, grácias ¿y tu?-dijo ella.

-Ahora genial -arquee las cejas.

Se acercaba el camarero cuidadosamente esperando a que nos diéramos cuenta de su presencia, para hablar, por lo que prosiguió.

-Buenas noches ¿Que van a tomar? -dijo el camarero.

-Pues para mi un café solo, y para la señorita -la miré- lo más exquisito.

Me miró sorprendida al oir esas palabras, me dediqué a observas sus movimientos, eran ligeros y suaves.

-¿Como es que cambiaste de opinión? -le dije curioso.

Hizo una pequeña sonrisa, como si hubiera estado esperando esa pregunta. Puso un dedo en mis manos, que las tenía entrelazadas sobre la mesa. Me límite a observar.

-Me pareciste un buen chico -me miraba a los ojos- y ya sabes yo con mis malos modales lo estropee todo -dijo Ana.

Me sorprendio demasiado su cambio de actitud, de niña buena y tímida, a chica rebelde y seductora. Aún conservando su monada.
Pero enserio, como podia ser que de la noche a la mañana cambie tan rápido, si ni siquiera queria ni verme después de haberse emborrachado. Ni siquiera fue mi culpa, en la discoteca ella se acercó y me provocó, yo solo iba con unos amigos a pasarlo bien. Luego dicen que los hombres somos los malos.

No tengas miedo [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora