07. Reflection

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Noté cómo el corazón me latía con fuerza e intenté escaparme del agarre de V, pero por mucho que forcejeé no conseguí separar las muñecas de la pared ni un ápice. A pesar de que no era mucho más alto que yo, el chico me superaba con creces en fuerza. Bufé sintiéndome algo débil y abrí la boca para quejarme, pero él se me adelantó.

— ¿Por qué has ido con ellos? —le escuché decir con voz ronca.

— ¿Qué? —pregunté sin comprender realmente la pregunta.

— ¿Por qué te has ido con ellos al supermercado? —V desarrolló la pregunta y resopló, con aquella cara impasible que siempre tenía.

— ¿Porque necesitabais comida? —aquello que me preguntaba seguía pareciéndome absurdo.

Necesitábamos —corrigió.

— Sí, sí —puse los ojos en blanco ante la obviedad—. ¿Por qué me preguntas esa idiotez?

— No es ninguna idiotez, mocosa —frunció el ceño—. No debes venir con nosotros cuando vayamos a robar. Tendrías que habérmelo consultado primero.

Siendo sincera, no entendía absolutamente nada. Ya había descubierto que V era bipolar, pero parecía que superaba los límites de lo extraño. ¿Acaso era un puñetero alien? Escudriñé su mirada, la cual se clavaba en la mía como si se tratara de un padre que riñe a su hija. A continuación puse los ojos en blanco y giré la cara.

— Tú eres el que me ha metido en todo este lío. ¿O no recuerdas cuando saltamos los tornos del tren? ¿Acaso tienes un hermano gemelo malvado y me estáis mareando entre los dos? ¿Qué coño te importa si robo o no?—cuestioné, cada vez más cabreada por aquellas reacciones suyas que pensé que nunca podría llegar a entender.

— Me importa. Lo que hicimos ayer era necesario.

— ¿Necesario? ¿La comida no es necesaria? ¿Qué hay de la buena vida de la que me hablabas ayer?

— No lo entiendes —suspiró y apoyó su frente sobre la mía. Vi cómo cerraba los ojos y se tomaba su tiempo. Parecía estar buscando una buena manera de explicármelo sin tener que perder las formas, pero yo ya estaba lo suficiente molesta con aquella situación como para aguantar más tonterías.

— Voy a hacer lo que me apetezca, y cuando me apetezca... así que suéltame —dije apartando mi frente de la suya e intentando volver a forcejear sin éxito. Él calló unos segundos más, tiempo suficiente para que su expresión se endureciera un poco más.

— ¿Se te ha olvidado que fui yo el que te recogió de la puta calle? —V agarró aún más fuerte mis muñecas, por lo que apreté los párpados, cada vez más confusa.

— Me haces daño —él pareció dudar, pero unos segundos después aflojó la prisión en la que me retenía, pero sin dejarme libre del todo—. ¿Y sólo por eso tienes que tratarme como si fuera una niña? Precisamente porque fuiste tú el que me recogió de la calle deberías haber previsto que acabaría robando con vosotros.

Aquello pareció ser la gota que colmó su vaso. Con una mirada lo suficientemente amenazante como para que llegara a darme miedo, prosiguió clavándome cada palabra como su fueran cuchillos.

— Te traje aquí para protegerte, joder, no para ponerte aún más en peligro —espetó con fiereza—. No es lo mismo robar un billete de tren que una puñetera compra entera —volvió a apretar mis muñecas y pegó su nariz a la mía—. ¿Qué harás cuando te llevemos a comprar cocaína? ¿Te apuntarás también? ¿Eres gilipollas?

Boy meets evil  » TaehyungWhere stories live. Discover now