The Army |h.s & l.d|

Prólogo

Desde pequeña me han entrenado con diferentes armas para aprender a defenderme y a luchar.

No ha sido por opción propia.

Es mi obligación.

De hecho, nos lleva dos horas diarias en el colegio.

Según los profesores, nos debemos entrenar y hacernos unos guerreros porque quien sabe cuando podría haber una guerra igual que la que tuvo lugar años atrás.

Pienso que se lo toman muy enserio.

Esa guerra fue para acabar con ciertas personas y se les fue de las manos y acabó siendo la mayor guerra de todos los tiempos.

Pero esas personas ya están muertas, y vivimos en un Estado que se ha ido haciendo pacífico a lo largo de estos últimos años.

No le veo el sentido de que se lo tomen tan a pecho y nos hagan entrenar dos horas diarias.

Pero, como bien dice mi madre "Más vale prevenir que lamentar"

Al fin y al cabo, no es tan malo.

Además, a mí se me da muy bien.

O eso dicen mis profesores.

Según ellos soy una alumna ejemplar.

La arma que mejor se me dá, o eso creo, son los cuchillos.

Es algo extraño.

Nos clasifican a los doce años, según el tipo de arma que se nos de mejor.

Grupo de cuchillos, de espadas, de hachas, pistolas, lanzas, arcos...

Así estamos mejores organizados y, en caso de guerra, sabemos lo que se nos da mejor.

A mí desde pequeña se me han dado bien los cuchillos.

Estos grupos no hacen que haya distancias entre los grupos, es decir, porque yo este en el grupo de cuchillos no significa que no pueda tener amistad con otra persona que este en el grupo de pistolas.

De hecho, mi mejor amiga, Katherine, esta en el grupo de hachas.

Ahora, a mis dieciséis años, era la mejor, según mi profesor, en mi grupo, el de los cuchillos.

Pero nunca pensé que mi vida iba a cambiar tan bruscamente en tan poco tiempo.

Nunca pensé que iba a participar en The Army.