4. Nick mete la pata

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Después de que el adorable presentador (nótese el sarcasmo, por favor), anunciara un corte a comerciales, los chicos no pudieron esperar para tratar de darse un respiro de dicho fastidioso canadiense llamado Nardwuar, y como si se hubiesen puesto de acuerdo, los cinco muchachos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

  – Es que juro que de no ser porque prometí comportarme, ya le habría roto la cara – espetó Jules meneando la cabeza y resoplando.

– Calma, calma camarada -replicó Nikolai acomodándose sus lentes oscuros en el puente de la nariz.

Jules arrugó el ceño y apretó los labios.

– Supongo que Nardwuar es la muestra perfecta de las pruebas de paciencia que a veces nos pone la vida... – comentó Albert dándole una calada a su cigarrillo.

– Te pareces a Fab con esa actitud... – reprochó Casablancas – por cierto – cayó en cuenta de que no veía al mitad brasileño –  ¿y Fab?

– Hmm... ¡aquí! – Exclamó el mencionado mientras trataba de engullir el gran trozo de sandwich que estaba comiendo. Se había acurrucado detrás del sofá en el que estaban los otros cuatro.

  – ¿Qué demonios haces ahí abajo? –Indagó Jules frunciendo el ceño.

–¿Te estabas ocultando para que no te pidiéramos sandwich? –Por primera vez en varias horas, Nick sonreía divertido de verdad.

–¿En qué momento trajiste eso?  –Quiso saber Albert.

– Eres despreciable... el que come solo, muere solo. – Sentenció Nikolai.

Pero Fab no tuvo necesidad de tratar de defenderse porque Ryan entró al camerino en ese momento para indicarles que ya era hora de regresar al escenario, se habían acabado los minutos de receso.


  – ¡Y volvemos con The Strokes! – Julian Casablancas hizo todo lo posible por no gruñir al escuchar el molesto grito de Nardwuar, quien se había sentado a su lado – y bien, chicos, ¿por qué no nos hablan ahora de la historia de sus instrumentos musicales?

 Fab, enérgico y extrovertido como siempre, empezó a contar de manera hilarante la historia de cómo había manipulado una batería por primera vez a la edad de dos años y de cómo había obtenido su propia batería años después.

Nikolai, con la seriedad que lo caracterizaba, habló de la historia musical en su familia de ascendencia rusa y su primer bajo.

Julian fue casi arrastrado a hablar, y con todo el fastidio y la pereza del mundo terminó diciendo que su voz era su instrumento pero que en su caso no aplicaba para la charla porque hablaba desde que era un pequeñajo.

La conversación continuó entre risas del público y los comentarios espontáneos y afilados de los Strokes, siendo ellos mismos simplemente, incluso ante una pesadilla de entrevistador de famosos como Nardwuar the Human Serviette.

–Entonces, Albert y Nick, ¿dónde compran sus guitarras?

–En realidad no deberíamos decir dónde las compramos -contestó Albert con un tono bromista – es un secreto.

–¿Qué quieres decir con eso? –Insistió.

–Las mandábamos a hacer –respondió Nicholas –Es un buen chico neoyorkino que hace guitarras en el sótano de su casa y allí las vende – remató, causando que sus compañeros abrieran los ojos como platos, incrédulos con lo que oían.

El pequeño Abelardo acababa de meter la pata...



*NOTAS DE NIIUMMY SARANG*

¡Hola de nuevo! ¿Adivinen quién regresó? JAJA 

Gracias por seguir aquí, debo decir que me he reído mucho con sus comentarios, realmente me encanta saber que les gusta lo que escribo. Creo que por ahora me enfocaré en terminar este fic aunque seguiré también con los otros proyectos, lo juro. Mil gracias a aquellos lectores que siempre me apoyan de alguna manera. 

Hay más, mucho más. Nos leeremos muy pronto :D


La Guitarra de Nick se ha perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora