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Jamás me sentí tan vacía como cuando vi a Camila salir por la puerta después de terminar con nuestra relación. No quería llorar, ni gritar. Ni siquiera tenía algo para decir o algo para describir cómo me sentía. Además de vacía.

Estaba parada en medio de mi habitación y el sonido de la puerta azotar aún hacia eco en mi cabeza. No sabía que hacer con mis manos que buscaban ansiosas algo en que entretenerse. Vi el brillo del anillo en el suelo y me incliné para recogerlo, y decidí quedarme sentada. Tenía la mirada perdida en el anillo, pero mi mente estaba ocupada en los sucesos de la noche anterior. Hace un poco menos de 24 horas estábamos basándonos en un baño. Me pareció gracioso porque ahora ya no estábamos juntas. Ahí fue cuando me golpeó la realidad: ya no estábamos juntas. El vacío fue remplazado por una enorme tristeza y las lágrimas comenzaron a salir sin importar cuánto quisiera contenerme. Me di cuenta que tratar de aguantar el llanto sólo hacía más insoportable el nudo en la garganta así que me entregue por completo a las lágrimas. Lloraba por la discusión con Camila, por haber terminado todo, por el azote de la puerta, pero sobre todo lloraba por el dolor en mi pecho debido al corazón roto. Nadie me había dicho que el dolor era literal.

∞ ∞ ∞ ∞ ∞

Mi mente estaba en blanco. No pensaba en nadie o nada. Pero me sentía como una torre jenga apunto de caer. Y no sabía cuándo sería eso. Pero fue más pronto de lo que quería pues en cuánto entré a casa y mamá me preguntó dónde había estado me solté amargamente a llorar.

No sé cómo terminé en el sofá acostada con la cabeza en el regazo de mi mamá. Pero ahí estaba. Y ella me acariciaba el cabello mientras yo le contaba todo lo que había sucedido. A pesar de cómo se había comportado en el pasado, ella seguía siendo mi madre y se comportaba cómo toda madre debe cuando le rompen el corazón a su hija.

Dolía demasiado. Cada vez que pensaba en eso era como si alguien apretara mi corazón con mucha fuerza. Todo este tiempo creí que era una metáfora, pero ahora por desgracia me daba cuenta de lo real que era el dolor que sentía en mi pecho. Mamá dijo que era normal porque había perdido a una persona. Pero no era normal haber perdido a Lauren. No era parte del plan, pero fui una tonta al creer que funcionaría. Nunca salen las cosas como las planeas, lo sé, aunque no creí que saldrían así. Creí que éramos lo suficiente fuertes para sobrevivir una relación a distancia, pero ahora me daba cuenta que no eramos tan fuertes si no soportamos los problemas estando cerca.

-Piensa en que unos días te irás a California.- Me dijo mamá con voz reconfortante.- Dejarás esos problemas aquí y allá sanarás mientras te preparas para iniciar esa nueva etapa en tu vida.

La Universidad. Eso era. Si me quedaba los pocos días que restan, sería un desastre y una tentación ir con Lauren. No haría nada más que llorar y sentirme terrible, pero si me marcho, me concentraría en construir mi nueva vida por cuatro años: buscar un trabajo mientras vivo con mis primos, luego buscar un apartamento, empezar los cursos de la escuela, conocer nuevas personas y hacer nuevos amigos. De repente, todo ese plan me llenó de entusiasmo y esperanza. Sabía lo que tenía que hacer. Dejar atrás a Lauren y enfocarme en mi futuro.

-Me quiero ir tan pronto como sea posible.- Dije decidida.

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Me levanté del suelo sintiéndome un poco mejor. "Sabías que tenías que hacerlo" me dije "es lo mejor para ambas". Aunque no se sentía de tal manera... Pero ya pasaría, aún estaba fresco el asunto. Debía darle tiempo y mientras tanto creerme la idea de que sí fue lo mejor para ambas. Pero el anillo parecía pesarme en las manos así que lo guarde muy dentro del primer cajón que vi. Supongo que fue un acto simbólico.

No, we're not friends [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora