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Me desperté con un terrible dolor de cabeza. Estaba segura que en cualquier momento me podría explotar así que decidí bajar a tomarme una pastilla y volver a la cama para dormir, digamos, todo el día. Cuando me levante de la cama, me di cuenta de que aún seguía con la ropa de ayer. En ese momento recordé que había asistido a una fiesta. Una fiesta de la que no recordaba nada. Solo recordaba habérmela pasado bien, pero nada en concreto.

Tome mi celular para ver la hora. Eran las 11:38 a.m y tenía cinco llamadas perdidas de Camila y tres de mamá, todas eran de anoche. Me dije a mi misma que llamaría a Camila más tarde, no creo que nada malo haya pasado, tal vez solo quería ver cómo estaba o si ya estaba en casa.

Antes de bajar a la cocina por la pastilla y por algo para comer, me di un vistazo en el espejo. Solo por curiosidad. Tenia la ropa arrugada, mi maquillaje era un asco...parecia un zombie. Casi me sentía como uno. -Hola, mamá.- Dije entrando a la cocina.- ¿Podrías darme algo para...

-Toma.-Dijo, cortante, poniendo un frasco de pastillas sobre la mesa.-Espero que te la hayas pasado bien.-Después, salio de la habitación. A juzgar por su tono de voz y la forma en la que salio, estaba molesta. Quería preguntarle por qué, pero sabía que sería una mala idea.

Lo más probable es que estuviera molesta por mi culpa. Seguramente porque llegue muy tarde anoche y, a juzgar por el punzante dolor de cabeza que sentía, muy ebria. Pensandolo, me sorprendio que mi mamá no me gritara, una madre normal lo haría. Tal vez se estaba apiadando de mi situación actual y cuando terminara, me castigará hasta que tenga treinta.

Me tome la pastilla y un poco de jugo para después volver a mi habitación.

Antes de volver a dormir, me asegure de enviarle a Camila un mensaje: "Estoy bien, tranquila :)"

Me quede acostada en mi cama, pensando en la fiesta. No lograba recordar nada con exactitud y eso era realmente frustante.

Intente con mucha fuerza recordar algo, pero no funcionaba y lo único que conseguia era que la cabeza me punzara más, así que decidí dormir, esperar a que la resaca pasara y cuando estuviera mejor, intentar recordar e ir a casa de Camila.

Desperté de golpe, con la respiración agitada y la sensación de ser la peor persona del mundo.

Había recordado algo. No todo, pero era algo importante.

Había besado a alguien. Alguien quien, claro, no era mi novia.

Mierda, mierda, mierda. Esto no era algo malo, no, esto era algo terrible. ¿Cómo pude? ¿Por qué pude? Oh, me sentía asquerosamente culpable. Le habìa prometido a Camila no hacer nada para avergonzarla o quererme golpear ¿y yo qué hice? Besé a otra persona. Eso era traición. La engañe. Me embriague y la engaña. Y, claramente, el alcohol no era buena excusa para lo que hice.

Tenía que ir de inmediato a casa de Camila y, y, y ¿y qué? ¿Decirle?

Claro que tendría que decirle. No podía ocultarle algo así. No debía. Temía que se enterara por alguien más y solo empeoraría la situación.

Me levante rápido de la cama y baje las escaleras. Antes de salir, me asegure de que mi madre no estuviera cerca para así salir sin que ella lo notara y me prohibiera hacerlo.

Al salir, el Sol de mediodía quemaba mis ojos y hacía que mi cabeza doliera más. Nunca había tomado tanto como de seguro lo hice ayer. Y en esos momentos me juré a mi misma nunca volver a hacerlo.

Toqué varias veces la puerta de la casa de Camila, pero nadie atendia.

-¿Quién es?- Preguntó una voz desde adentro, pero no era la voz de la de Camila o la de su hermana o la de sus padres.

-Lauren...soy Lauren.-Titubeé.- ¿Está Camila?

-No quiere verte.- Reconocí la voz: era Dinah, la mejor amiga de Camila.

Espera, ¿por qué no quería verme? Al menos que...oh no, se había enterado por alguien más.

-Tengo que hablar con ella, Dinah, por favor.-Supliqué.

-No quiere, Lauren, lo siento. Ella sabe que besaste a alguien más.-El alma se me cayo hasta los pies.

-Pero, ¿cómo...

-Es mi mejor amiga, Lauren.-Interrumpio.- Tenía que decirle.

-No, no, no. Tenia que enterarse por mi, su novia.- Lo pensé mejor y no tenía por qué enojarme con Dinah. Ella estaba haciendo lo que creía, y tal vez era, correcto.

-Lauren, vete...-Dijo una debil voz que no era la de Dinah. Era Camila. Y la conocía muy bien para saber que había estado llorando. Llorando por mi culpa. Mi corazón se rompía cada que ella lloraba y saber que esta vez era por mi culpa, era como si, después de roto, alguien tomara las piezas rotas y las aplastara.Y ese alguien era yo misma.

-Camila, dejame hablar contigo, por favor.-Le rogué, al borde de las lagrimas.

-No.

-Camz...-Sentía las lagrimas recorrer mis mejillas.-Al menos dime que esto no termina con nosotras

-Vete, Lauren.

No, we're not friends [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora