En el segundo en el que desperté, supe que algo estaba mal; Era un sentimiento de peligro, una especie de alerta. Me había perseguido desde el primer instante en el que pise la Academia. Abrí mis ojos lentamente, pero una luz cegadora impidió mi visión, cuando por fin logre acostumbrarme a ella, no pude encontrarme en una escena más extraña.
Me hallaba en una playa, con el agua más cristalina que he visto, tan clara que podía ver cada una de las conchas y caparazones que se habían quedado atrapados en medio de la arena. Con extraña curiosidad, extendí mi mano esperando alcanzar, al menos uno de ellos, pero solté un grito de terror al ver mi muñeca.
Era algo transparente, como si de un momento a otro fuera a desaparecer del espacio, por un momento la podía ver claramente y en el otro ya no estaba y por si eso no fuera lo suficientemente perturbador, mi cuerpo no era capaz de tocar absolutamente nada, lo intente una y otra vez: El mar, los granos de arena, los pequeños caparazones... Todo atravesaba mi mano como si fuera un fantasma.
No tenía ninguna respuesta a lo que estaba pasando, así que decidí caminar. ¿Qué más podría haber hecho? El aire en ese lugar se sentía más puro que ningún otro, como si nunca hubiera sido tocado por la raza humana, tome una profunda respiración y de repente me sentí más tranquila, como si el aire tuviera una especie de poderoso sedante.
- ¿Kate? – Grito una voz masculina, estaba tan desconcertada y confundida que escuchar algo tan familiar como mi nombre, fue un completo alivio- ¡Kate!
En ese momento, reconocí su ronca y melodiosa voz, toda duda o preocupación no tenía espacio en mi mente, solo era él pronunciando mi nombre. Gire en mis talones, rogando que él estuviese allí y que no fueran frutos de mí ya por si loco subconsciente. Ahí estaba, a pocos metros de distancia, con una mirada de alivio y felicidad que nunca había visto antes en su rostro. Su pelo azabache se movía al son del viento y sus ojos azules hacían juego con el mar, sus habituales ropas negras habían sido reemplazadas por una camisa blanca y pantalones del mismo color y lo vi sonriendo desde donde estaba. Había encontrado a Luke.
Sin esperar una invitación por su parte me lance corriendo a él, dispuesta a abrazarlo pero el destino no estaba de mi lado, y cuando lo hice, tropezó con mi propio pie y mi bella cara fue a dar contra el bello suelo. No dolió porque no puedo tocar nada, pero la vergüenza de hacerlo frente a Luke permaneció.
- Vaya forma de arruinar nuestro emotivo reencuentro. ¿No lo crees?- Dijo Luke extendiendo su mano. Desde esta posición y con el sol dando en su rostro, me parecía un típico comercial de perfume con el chico guapo en la playa. Sonreí un poco por mi estúpido pensamiento y gustosa acepté su mano.
- Me alegra verte- Le dije con un sonrisa en mi rostro, la cual fue desapareciendo lentamente al recordar algo. Mi supuesta muerte.- Luke. ¿Estamos muertos?- Pregunte pero el simple hecho de mencionarlo lo hacía más aterrador, más real. No puedo morir, al menos no todavía. Por una estúpida razón, sé que no debo, no es mi tiempo. Aún no.
- No lo estamos pero estuviste muy cerca- Respondió con un nudo en la garganta.
- Entonces ¿Cómo es que sigo aquí?
- Yo te salve- Dijo sincero, estaba demasiado en shock como para generar cualquier reacción.
- Tu... ¿Cómo?- Fue lo único que pude articular.
- Es un extraño poder, no lo controlo totalmente- Admitió el mientras observaba sus manos con recelo, en un acto casi inconsciente, tome su mano y le di una pequeña sonrisa como incitándolo a que continuara- Solo lo poseen pocos guardianes, mi padre lo llamaba sacrificio. Lo he usado solamente tres veces mi vida, la primera fue cuando descubrí a quien me habían asignado como guardián, fui capaz de sanar a un hombre con una flecha en su pecho, la segunda fue en la Academia, luego del ataque la noche que me encontraste en el bosque; pensé en que tenía que protegerlos y sane. Y la tercera... bueno creo que ya estas al tanto de ella. Este sacrificio, este poder puede curar desde un resfriado hasta heridas mortales. Requiere que el guardián utilice hasta el límite su poder sobrenatural, como ya sabes, el mío es la electricidad, y drene toda esa energía hacia la persona que quiere salvar.
ESTÁS LEYENDO
Academia de Poderes
FantasíaKate Roberts vive en una red de mentiras. Junto a su hermano Drake, oculta su secreto bajo la fachada de una solitaria chica, pero con la llegada de un misterioso chico, todos los secretos que había luchado por proteger ahora estan en riesgo. Ahora...