💔Capítulo 2💔

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Damon

Iba por el quinto vaso de cerveza, y la música sonaba en toda la casa haciendo a las paredes vibrar. Habían caras que nunca había visto en mi puta vida, ni siquiera había cruzado un hola con ellos, pero aquí estaban por la cerveza gratis.

Donde había desmadre, siempre habían gorrones.

Me moví entre la multitud de cuerpos sudorosos y calientes de la misma presión que hacían al estar tan pegados.

La persona que esperaba estaba en una esquina con sus amigas riendo y tomando de unos vasos de plástico rojos, típico en estas fiestas. Cada vez que reía me bajaba un cosquilleo por la espalda.

Era tan hermosa y yo tan idiota.

Quise acercarme pero al verla con un tipo ni me moleste, no era el caso. Gire mi cuerpo en la otra dirección. Las manos de una chica me detuvieron, era la rubia que había estado haciéndome ojitos desde que había entrado por la puerta.

Deslice una sonrisa y levanté una ceja en señal de que viniera conmigo, ella entendió y me siguió hasta el baño del segundo nivel.

Dentro la chica no dejaba de pasar sus manos por todo mi cuerpo, parecía un pulpo.

Sostuve su mejilla y besé introduciendo mi lengua en su boca, ella pego un gemido y con sus uñas desesperadas me bajó el pantalón, se puso de rodillas y empezó a jugar en esa parte sensible

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Sostuve su mejilla y besé introduciendo mi lengua en su boca, ella pego un gemido y con sus uñas desesperadas me bajó el pantalón, se puso de rodillas y empezó a jugar en esa parte sensible. Le recogí el cabello dándole más acceso. Por un minuto se llenó la boca succionando hasta que la tomé de los brazos y la alce, volteé su cuerpo y saque un condón del cajón. Sin gorrito no podía haber fiesta. Ella quiso voltearse pero la sostuve con fuerza para que se quedara en esa posición, no quería ver su cara cuando me la estuviera cogiendo. En estos momentos no estaba con esa clase de humor aunque no lo pareciera.

Al terminar sus dedos corrieron por mi barbilla. Me tomó el teléfono y puso su número en este, me murmuró al oído que la llamara. Para más días así.

Ni de loco le iba a llamar, ni siquiera sabía su nombre. Además vieja que me cogía una vez no me la volvía a tirar.

Salí del baño después de ella.

En el pasillo alguien me golpeó la espalda y me entregó con fuerza un vaso de cerveza.

—¿¡Dónde putas estabas metido!? —el idiota que nunca faltaba a ninguna fiesta que hacía estaba abrazando mi hombro como si fuéramos grandes amigos.

—Por allí... —hice una pausa para que me recordara su nombre.

—¡Tyler! —grito por arriba de la música.

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