[AU]
Damon Salvatore es un vago, fiestero, mujeriego y un cabeza dura. Lleva cinco años tratando de sacar la carrera de finanzas y negocios internacionales. Su hermano Elijah Salvatore no puede más y recurrirá a la única persona que él piensa podrá...
Nop, no podía salir de esa nebulosa. Estaba debajo de su cuerpo, y yo, yo estaba completamente con el traje de Eva.
¡Quería que la tierra me tragara!
¡Quería que satanás me llevará!
¡Dónde estaba el Chapulín Colorado cuando más lo necesitaba!
¡Ay no!
Sentía su presión y el frío correr por mis poros. No podía hacer nada más que mirarlo boquiabierta, mirar esos ojos color océano que poseía. Estaba en completo trance.
Escuchar la puerta abrirse me hizo moverme.
Volteé mis ojos a lo que acababa de entrar y el alma se me salió del cuerpo.
¡Quería morir!
—¡Ahhh!
Grité tan fuerte que el pelo del vago se movió con la ráfaga de mi aliento.
Klaus lo tomó de la capucha y lo levantó fuera de mi cuerpo. Me tomó la mano y me alzo cubriéndome con la toalla que había alcanzado a tomar del suelo.
Yo temblaba como una lavadora en ciclo limpieza profunda, no podía impedir a mis dientes y labios dejar de bailar.
—¡¿Qué demonios pasa aquí?!
Su voz iba dirigida a mí, eso me lo había casi gritado.
Damon se movió para arrebatarme su teléfono de las manos, pero su intento falló. Yo me hice hacía atrás y Nik se puso en medio.
—¡¿Aquí la pregunta es quién putas eres tú?!
Respondió con otra pregunta al ver su fallido intento de tomar su celular.
Nik me cubrió con su cuerpo mientras yo trataba de encontrar mi voz.
—Soy el novio de Elena.
—Ah, mira... Pues amigo, que gustos tan planos.
Hizo una mueca de asco y se echó en una carcajada.
Nik me vio esperando a que hablara, su cara era todo un poema no entendiendo que demonios sucedía aquí.
—Elena, explícame que está pasando aquí. ¿Quién es este?
Me apreté la toalla y mordí mis mejillas. Sople dentro de ellas y tome valor disipando la imagen de que ese maldito vago había estado arriba de mi desnudo cuerpo. La cara se me calentaba de solo pensarlo.
Que maldita vergüenza.
—Amor, este es Damon, mi compañero, bueno, soy su inquilina y tutora.
—¿Este tipo? —el tono no fue nada agradable.
Lo vio de mala manera. Damon se cruzó de brazos abriendo un poco sus piernas y tomando una posición altanera.
—Eh....tsk, tranquilo amigo, bájale de volumen a tu tonito.
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