💔Capítulo 10💔

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Este capítulo va dedicado para una personita que quiero mucho...

luisadeluro

¡Feliz Cumpleaños! *3*

*****

Damon

—Ggg-chocolateszapatosenoferta..

Un ronquido más y juraba que la iba arrojar por la ventana.

Esa maldita plana roncaba como cerdo recién comido, aparte tenía media hora hablando idioteces.

Volteé de nuevo para verla dormir tan plácidamente. Esa mujer de verdad era una loca, una loca que cada día me sorprendía y llamaba demasiado mi atención.

¿Qué tenía que me atraía tanto?

Sacudí el rostro desechando esos pensamientos.

Por ese maldito sentimiento estaba sentado en este auto y manejando cuatro horas hacía donde vivía, ¿además, ¿para qué? Ella solo podía verme como su amigo.

Todavía las palabras amigos retumbaba en mis orejas.

No sabía bien que diablos había pasado entre ella y el pone cuernos de su novio, pero fuera lo que fuera, ella no lucía molesta. Hayley me había dicho que nada pasaba entre Klaus y ella, que en realidad él la quería.

Pff...

Mis bolas que la quería. Esa no me la tragaba ni con Vodka.

Conocía a los de su tipo. Se alimentaban de ingenuas como...volteé a ver a la parlanchina durmiente, quien también roncaba como cerdo.

Sí, como ella.

Jaló aire casi tragándose el auto entero. Volvió a balbucear.

—D...A...M...—la plana estaba hablando entre sueños y parecía estar soñando conmigo. Me incline un poco para escucharla mejor, sin quitar mis ojos de la calle, tampoco quería morir por esto. El ronquido que le siguió me hizo frenar—. Dam...—ella quería decir mi nombre. Empecé a reír, otro ronquido y volvió a balbucear, esta vez lo diría—. Damn you bastard! —gritó murmurando en inglés.

Alzó su mano dándome un manotazo en la cabeza.

Esta tipa me sacaba canas de colores.

Levanté el celular para ver el navegador. Solo faltaban cinco minutos para llegar y los nervios empezaban atacarme.

¿Qué demonios iban a pensar sus padres? ¿Qué les diría?

Seguro su padre no me iba a dejar pasar de la puerta. Pero estaba preparado para eso, incluso había metido unas cuantas colchas en el baúl por si me tocaba dormir en el auto.

Todo esto era por ella. Increíble, había perdido mi orgullo, había perdido mis bolas.

Empecé a moverla para que despertará, en pocos minutos estaríamos en su casa.

—Hey, cerdita durmiente. Ya casi llegamos.

Se movió como una chiquilla quisquillosa.

—Cinco minutos más, porfa, cinco minutos más.

Increíble, aún estaba soñando.

Frene el auto enfrente de una casa blanca con un gran porche de madera. Verifique el número que Elena me había dado y en efecto, ese era su hogar.

Volví a moverla pero nada, ella no quería despertar.

Una sonrisa se me pintó en los labios. Debía hacerle una broma.

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