💔Capítulo 18💔

1.7K 150 160
                                    

Damon

La taza de café se estrelló en el piso y era ya la tercera de la pasada media hora. Rápidamente empecé a limpiar y recoger los pedazos de vidrio esparcidos. Mi cabeza hoy no estaba aquí, estaba en la complicada de mi compañera de vivienda y desgraciadamente también trabajo.

Sentí un cuerpo ponerse de cuclillas a mi lado y alce el rostro. Elena tenía un trapo en sus manos para limpiar el derrame que había hecho en medio del lugar.

Se lo arrebate y ella suspiró.       

—Regresa a tu lugar, yo puedo hacerlo solo —rezongue como un niño malcriado.

Ella me miró por mucho tiempo tanto que tuve que volver a subir mis ojos para verla.

—No seas tan infantil, además yo también trabajo aquí.

No me hizo caso más bien me arrebato el trapo de la misma manera.

—¡Pues has lo que se te de la puta gana!

Me levanté del suelo y la deje allí limpiando el líquido derramado.

No tenía ganas de verla, no tenía ganas de escucharla, ella me confundía tanto y odiaba eso.

Al llegar a la cocina Rose me jaló del brazo haciéndome topar mi espalda contra la pared.

Al llegar a la cocina Rose me jaló del brazo haciéndome topar mi espalda contra la pared

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Idiota! —me soltó un coscorrón.

—¡Auch! ¡¿Cual es tu problema?!

—Te descontare las tazas, ni creas que dejaré pasar la pérdida que traes contigo mismo.

Ella parecía leer mi mente. La aleje y me arregle las mangas de la camisa doblándolas, se habían manchado de café.

—Lo sé y puedes descontarlas si deseas.

Hice un gesto con mi mano que no me importaba.

—Elena y tu deben arreglar cualquier mierda que se carguen, mi negocio no sufrirá las consecuencias.

—A que te refieres con Elena.

—Ya van dos veces que regala la cuenta —se volteo de malas y antes de salir me señaló sus ojos y luego a mí—. Los estaré vigilando. Ahora ve y tomate un maldito descanso mientras enfrías tu cabeza.

Salio azotando los pies.  

No la culpaba, este era su negocio y ella no necesitaba de nuestros problemas, ella tenía suficiente con los de ella.

Salí por la parte de atrás y me quite el delantal, me senté en una vieja silla que había puesto en una esquina para tomar mis minutos de descanso. Me fije en mis manos y vi que me había hecho un corte, no era nada grave. Puse presión con el mismo delantal enfocándome en el dolor que provocaba el apretar el dedo.

El dolor...

No podía dejar de sentir esa presión en el pecho, ese sentimiento de coraje que ella me causaba. No podía dejar de pensar que estaba enamorado de esa mujer tan complicada y para acabarla de fregar, el borracho mujeriego de su novio estaría allí, cuidándola.

HeartbreakerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora