capitulo 1: Una vuelta atrás

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Aun recuerdo el sonido de la campana de la madre Flor. seguida su dulce y acogedora voz: -Hora de levantarse chiquillas-. Nos levantamos las 101 chicas e íbamos a ducharnos, solo habían 10 regaderas para todas por lo tanto disponíamos de muy poco tiempo para ello.

Tanto el shampoo como el jabón, eran corrientes, dejaban el cabello seco. Mi amiga Sofia decía que alcanzaba perfectamente para aseo de buena calidad, pero la madre Teresa lo guardaba bajo llave en su oficina. Los domingos eran los días para las visitas, venían parejas que querían adoptar y convivían con las niñas, no se nos permitía comentar nada acerca de nuestras vidas de lo contraria la madre Teresa no golpeaba con la regla en su oficina, la madre Teresa sonreía sarcásticamente a las visitas, como si no pasara nada, decía ser muy amable. Cuando las visitas se iban ella los acompañaba amablemente a la puerta, la cerraba y nos decía con cara seria y arrogante: 

-A sus deberes. Ahora. 

 Su actitud eran fuerte, era gorda alta tenia un grande trasero, dientes manchados y la cara sudada. 

El orfanato para niñas "san hermion"era un lugar muy viejo, para ser exacta 99 años. Mis únicos amigos eran: Sofia, una niña un poco boba con el cabello negro,unos hermosos ojos castaños y ojeras muy marcadas. El Jardinero Martín con quien solía hablar cuando estaba triste era un viejo flacucho, con dientes chuecos y amarillos, ojos tan expresivos y un hermoso cabello plateado.

Cundo nos salíamos de las regaderos nos poníamos el uniforme, una falda gris hasta las rodillas, medias blancas, camisa blanca, suéter azul marino y un moño también azul para hacer juego. Sofia siempre quizo ser como yo, imitaba todo lo que hacia, cuando terminábamos de jugar siempre me decía: 

-¡Wow Ana!, quisiera ser como tu tan guapa y divertida.

-Tu también eres muy guapa Sofia- le sonreía tiernamente. 

Mi cabello era castaño, mis ojos de un hermoso color verde, mi piel blanca, labios carnosos y cejas marcadas.

No supe desde cuando estuve en el orfanato, hasta que salí. No conocía ni a mi padre ni a mi madre, es un misterio del que siempre he querido saber, lo único que tengo de mi madre es un rosario, varias chicas me lo trataban de robar, hasta que un día la madre Flor me obsequio una cajita que era de su madre, ahí la guardaba bajo llave. En la caja de madera café. 

Las crónicas de una huérfana. Concurso #WeareWorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora