Capítulo 1 - Lectora ávida

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-¡¡Lo tengo!! ¡¡Lo tengo!!

Sí, sé que estoy gritando y parezco loca dando vueltas, pero qué más da, esto lo vale. No cabía en tanta felicidad, había guardado poco a poco diariamente para poder comprar el nuevo y tan esperado libro "No quiero estar aquí" de Trini Magia; no pudo escoger un nombre más acertado para seudónimo, pues lo que ella hacía con sus historias era eso, magia.

Este libro es el más esperado por todo lector joven y por varios lectores adultos, aunque lo nieguen sus experimentados años. Ella es escritora de novela romántica y cada uno de sus libros ha roto récord de ventas, seguramente tiene pacto con el Diablo; ¡qué carajos estoy diciendo!, no tiene ningún pacto con el Diablo, pero obviamente el apellido es por algo.

Bueno aquí lo importante es apreciar a los protagonistas de sus novelas, son tan perfectos, tan sensibles, tan... tan... reales, bueno obvio es un decir, cuantas no quisiéramos que fueran reales. Recuerdo que hace un poco más de dos meses, unas compañeras del colegio, amigas desde la infancia, inseparables, terminaron odiándose, pues las dos acabaron enamoradas del mismo personaje de un libro de Magia, si no mal recuerdo de Ademir Sanz; un chico que a pesar de su riqueza, la cual era significativa, mantenía una sencillez y humildad únicas, por esa misma forma de ser, se enamoró de Calidad Luna, una chica bella, pero extraña que gustaba de decir las cosas sin filtro y odiar a todos aquellos estereotipos escolares, que muchos anhelan ser. Calidad pensaba que Ademir era un estereotipo más, pero la historia trata de como fue conociendo al joven y a pesar de ir contra su voluntad, terminó enamorada de él; leyendo la historia cualquier chica terminaría enamorada de Ademir, pero yo no.

Yo soy un poco más rebelde, no niego que me encantan esos chicos ficticios de los libros, pero ninguno ha llegado a mi ser tan profundamente, como para dejar de hablarle a mi mejor amiga, la cual no existe, (sí soy un poco solitaria), y terminar odiando a cuanta chica los declare suyos; amo estas historias, amo leer, pero no ha llegado a mis 20 años mi amor litetario a mi vida.

Al llegar a casa mi mamá nota la cara de loca poseída que traigo, lo sé porque me mira con esos ojos de "relájate", que me pone cada vez que llego con un nuevo libro a casa.

-¿Ya lo compraste Mildred?- pregunta obvia, pues lo traigo en la mano.
-No, lo que ves es obra de tu imaginación- río burlonamente.
-Lo habrás comprado con tu dinero, pero no se te olvide que tengo el poder para retirartelo cuando yo quiera, por ser maleducada conmigo.- Me mira victoriosa.
-Ya tranquila Lili, no te pongas difícil- le doy un beso en la mejilla.
-¡Mildred!
-Es momento de correr- río divertida, mientras subo a mi cuarto.
-¡Mildred verás cuando bajes!- escucho lejanamente a mi bella madre.

Al llegar a mi cuarto, aviento mi bolsa escolar, estoy ansiosa por empezar mi lectura; hacer todo ese ritual que hago cada vez que tengo un libro nuevo, no sé si los demás lectores tengan algún ritual, pero yo sí.

Primero me pongo mi ropa de lectura, sí tengo ropa de lectura, es decir, un pantalón de ejercicio todo viejo color gris, que más bien parece trapo de limpieza sucio, pero no me importa; una playera negra con el logotipo de mi banda favorita de rock "Tijeras filosas", que me compré en su concierto de hace 3 años y unos calcetines tipo pantunflas también de color negro, que noto que mi dedo gordo al parecer quiere salir a saludar.

Después me acomodo en mi sillón que mi padre me regaló, bueno eso de me regaló es un decir, pues es un sillón viejo que tenía en su recámara y que mi mamá le dijo que si no lo sacaba ya de ahí, se divorciaría de él y conociendo a esa mujer, no dudo que lo hubiera hecho y yo creo que mi papá tampoco, pues lo sacó rápidamente después de esa amenaza, porque si de algo estoy segura, es que mi padre ama a esa señora y yo creo que se volvería loco sin ella, o ya está loco por estar con ella; en fin, cuando ya lo iba a tirar, le rogué que me lo dejara quedármelo; él no fue el problema, a la que tuvimos que convencer, fue a otra, por eso es que digo que me lo regaló.

Por último, tomó el "Santo Grial" entre mis manos, le veo su portada, lo volteó, leo su sinopsis y cuidadosamente le retiro el plástico protector, para no dañar a mi bebé. Después ya sin protección, lo admiro desnudo, paso mis dedos sobre las letras del título, siento un cosquilleo al hacerlo, siempre lo siento, pero ahora lo sentí más intenso, sí que quería tenerlo ya, y por último empiezo a abanicarlo lentamente para sentir ese olor delicioso que expide un libro nuevo.

-¡¡Mmmmhhh!! Delicioso, extraño, pero delicioso- noto un olor un poco diferente.

Sí tiene ese olor característico de un libro nuevo, pero, no sé, huele... ¿varonil?, tiene una esencia diferente, quisiera describirla, pero, no tengo una descripción en sí para este olor. En fin, tomo mi primera posición de lectura, y digo primera posición porque en ese lapso de tiempo, ni las practicantes de yoga logran posiciones tan extrañas, como las que un lector hace en unas horas de lectura. Abro mi libro, me voy directo a los agradecimientos, me encanta leer los agradecimientos; los autores agradecen a todo mundo por su apoyo; pero Trini Magia, siempre ha escrito en todas sus novelas las pabras "Gracias por tu contribución", sólo eso. Quizás en algún momento, sepamos quién es esa persona a la que agradece, hoy no es el caso.

Como todo libro de Magia, no tiene prólogo, ella va directo a la historia y es en este momento cuando me desconectaré del mundo real y me adentraré a un mundo alternativo, lleno de magia, amor y aventura.

Lista...  empecemos.

"Era un día..."

-¡¡Mildreeeed!!
-¡La o-d-i-o!

¡¡Demonios!! ¿Es a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora