Capítulo 53: Momento exacto

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El día siguiente, era diecinueve de Septiembre. Lexie le había ofrecido su departamento para que celebrara el cumpleaños de Venecia, y Gianluca aceptó encantado ya que sería una buena forma de celebrar los cuatro años de la pequeña y además, sabía que en casa de Lexie necesitaban tener un ambiente más animado, les haría bien disfrutar un momento así luego de tan duros meses.

A las seis de la tarde todos estaban reunidos en la sala de Lexie, incluido Nick que había sido invitado por el propio médico y como estaban en una especie de paz hacía unos dos meses, él aceptó. Estaban también, ambos hermanos de Lexie, Jo y los pequeños, su padre, Giovanna y el bebé; y no olvidarse de una emocionada Cielo, quien desde hacía mucho tiempo no asistía a ninguna «fiesta de cumpleaños».

Adán había ayudado a su madre en la mañana a preparar algunas cosas antes de salir con su amiga Lucy a una «no cita» pero había prometido volver a tiempo para el cumpleaños.

—¡Hola, familia! —exclamó el chico una vez que entró, antes de darse cuenta de que ya estaban todos—. ¡Guau! Nunca había habido tanta gente en casa.

—¿Por qué estás tan sonriente? —preguntó Lexie entrecerrando los ojos y él se encogió de hombros intentando parecer despreocupado.

—¿No es obvio? Por el cumpleaños de Venecia.

—Sí, claro. Anda a dejar tus cosas a la habitación que cenaremos dentro de poco.

El chico se fue casi saltando a la habitación, ganándose una mirada divertida por parte de todos los que lo conocían desde siempre y sabían que nunca había tenido un comportamiento así. Por lo general, era bastante serio y nunca se les hubiese ocurrido que lo verían dar saltitos sin ninguna razón lógica.

—A Adán le gusta Lucy —comentó Cielo con una sonrisa traviesa.

—¡No me gusta Lucy! —gritó su hermano desde la habitación pero con un tono divertido, sabía que nadie le creía; ni siquiera él mismo lo hacía.

—Claro que le gusta —le susurró Nick a su pequeña y le guiñó un ojo con complicidad.

Fue una cena bastante entretenida, sobre todo porque hablaban con naturalidad como si se conocieran desde siempre, siendo que algunos solo habían llegado a la vida de Lexie un par meses antes. De lejos, se podían ver como una gran familia feliz, ajenos a cualquier problema, ajenos a cualquier dolor. En ese momento, cualquiera podría apostar que todos estaban felices de estar ahí reunidos y habría ganado.

***

Ya terminada la cena, Gianluca se quedó con la excusa de ayudar a limpiar una vez que todos se fueron. Nick se había llevado a los niños ya que al ser sábado, lo pasaban en su casa y Giovanna se llevó a Venecia mientras le guiñaba un ojo a su hermano sin ningún disimulo.

—No puedo creer que ya sea septiembre —dijo Lexie guardando las últimas cosas—. El tiempo ha pasado demasiado rápido.

—¿Puedes creer que estamos por cumplir cinco meses de novios?

—Es increíble —se acercó para abrazarlo y él la recibió con una sonrisa radiante—. Siento como si solo hubiese sido hace unas semanas cuando estábamos en el parque sentados sobre la manta de Hello Kitty.

—¿Nunca dejarás de torturarme por eso?

—En algún momento tendrás que hacer algo para superarlo y ahí te torturaré por otra cosa, aunque deberás esforzarte.

Habían pasado varios días sin verse y más días aún en los que no habían tenido ni un minuto a solas por lo que esa oportunidad fue perfecta para que pudieran recuperar el tiempo perdido. No habían pasado muchos minutos luego de que terminaron de ordenar y de hablar cuando ya estaban pegados el uno al otro, besándose y acariciándose como tanto llevaban deseando.

—Supongo que te quedarás conmigo esta noche —susurró ella mientras mordía con suavidad el labio inferior de su novio. Él definitivamente ya estaba mucho mejor.

—Solo si tu quieres que lo haga.

Su voz sonaba más profunda de lo normal provocando que Lexie no quisiera pasar un instante alejada de su boca. Volvió a pegar sus labios a los de él y se comenzó a perder en sus caricias. Definitivamente ese hombre podía lograr que se olvidara de todo lo demás por un momento una vez que sentía sus manos en su cuerpo.

—Siempre voy a querer que te quedes, sobre todo si no hay nadie en casa que pueda interrumpir.

—¿Interrumpir qué, doctora Brooks? —la miró con intensidad, sus pupilas estaban completamente dilatadas y su respiración entrecortada—. ¿Cree que necesito una consulta privada con usted?

—Doctor Marcconi, ¿por casualidad conoce usted mi habitación?

—Me vuelves loco desde la primera vez que dijiste mal mi apellido estando enojada en la clínica.

Gianluca la levantó de los muslos y ella le rodeó la cintura con sus piernas, mientras este se dirigía a la habitación y se comenzaban a quitar mutuamente las primeras prendas de ropa. Una vez ahí, cuando ya ninguna capa de ropa separaba sus cuerpos, se entregaron el uno al otro todo lo que tenían en ese momento sin quitarse la mirada de encima, sin romper la conexión verde–azul de sus ojos. Hasta tal vez sin saberlo aún, se amaron como muy pocas personas llegan a hacerlo alguna vez en su vida. Solo como dos personas destinadas a estar juntas podrían llegar a amarse.

***

Lexie descansaba su cabeza sobre el pecho desnudo de Gianluca en silencio mientras este la rodeaba con uno de sus brazos y con el otro detrás de que cuello, observaba el techo. Sus respiraciones habían vuelto a la normalidad y aunque ambos tenían una sonrisa enorme en la cara no decían una palabra. Era un silencio de lo más cómodo, de esos que ya casi no existían.

—Me vuelves loca desde el día en que evitaste que me partiera la cabeza cayendo de la silla, incluso cuando fingía odiarte —susurró Lexie sin levantar la vista y él depositó un pequeño beso en su cabeza.

—Ya lo sé, era imposible que pudieras odiarme —bromeó él, logrando que Lexie se levantara para mirarlo fijamente y le diera un pequeño golpe en el brazo.

—Con ese acento italiano, claro que era imposible. Hice mi mayor esfuerzo por ignorarte, pero te metiste en mi cabeza el primer día y no pude sacarte más.

—Si hubiese sabido que viniendo aquí te conocería, me hubiera cambiado de continente mucho antes.

—Yo creo que nos conocimos en el momento exacto, ni antes ni después. En el momento en el que tenía que pasar, ambos hemos tenido vidas complicadas y tal vez si nos hubiésemos conocido antes no habríamos estado preparados para una relación, o si nos hubiésemos conocido después, a lo mejor habría sido demasiado tarde. Gracias por alegrar mis días, Gianluca.

—Gracias a ti por iluminar mi vida otra vez, Alexia.

No dijeron nada más y la verdad, no quedó mucho por decir después de eso. Se volvieron a besar, a explorar esos lugares ya tan conocidas hasta que el cansancio pudo con ambos y casi al mismo tiempo se durmieron, abrazados y tan juntos como si fueran solo uno. 

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora