Mientras la noche transcurría y por más que trataba no lograba conciliar el sueño, me la pasaba dando vueltas por la cama pensando en Eric.
La verdad el hombre era muy guapo a decir verdad, el sueño de cualquier mujer ¿seria también el mío? Tal vez en otras circunstancias lo sería, pero en este momento lo único que sentía era un enorme desprecio.A la vez pensaba que si él quería tener una esposa trofeo, la tendría, me encargaría de gastar cada centavo de él haber si así lograba sentirme un poco mejor.
La mañana llegó para mi desgracia y desde muy temprano todos los empleados corrían de un lado para otro para que todo estuviera perfecto para la boda, el modista llegó con el vestido, era muy sencillo pero muy hermoso era color blanco con toques trasparentes y resaltaba mi figura.
Después se enfocaron en mi cabello y en el maquillaje.
—Estupenda —dijo alegre, yo solo le di una sonrisa.
Tocaron la puerta anunciando que ya estaba todo listo para comenzar, bajé las escaleras de mi casa, pues la boda seria en el jardín de esta, era muy grande y muy lindo y adornado con flores se veía de lo mejor , al pie de la escalera estaba mi padre esperando.—Te ves muy linda —dijo mi padre para tratar de apaciguar mi actitud, así que le regalé la mejor sonrisa que pude.
Ya para este punto no serviría cualquier protesta, lo mejor seria tratar de llevar esta farsa lo mejor posible. Resignarme.
—Me alegra ver una sonrisa en tu rostro —mencionó mi padre cediéndome su brazo.
Salimos al jardín y la marcha nupcial comenzó a sonar y Eric estaba al pie del altar que habían puesto para la ceremonia, la boda seria por lo civil.
La ceremonia fue rápida, los testigos por mi parte fueron mi amiga Samantha y su novio Mike, por parte de Eric los testigos fueron sus hermanos que habían venido desde Australia solo para esto. Al parecer no eran los únicos familiares de Eric pues ya terminada la ceremonia me presentó a su madre y formalmente, a sus hermanos.
La madre de Eric le dijo algo al oído a lo que él reacción con una risa.Durante toda la fiesta él no me soltó, todo el tiempo me mantuvo sujeta por la cintura, mi amiga no sabía nada sobre el trato por el que estaba casada, pues no había tenido el valor para contarle tal suceso.
También al parecer mi padre tenía miedo de que yo fuera a escapar, pues me mantenía vigilada, pero por más injusto que fuera esto yo no lo podía dejar solo, él estaba enfermo del corazón y cualquier disgusto podría matarlo.Ya llegada la noche Eric y yo nos sentamos lejos de todos en nuestra mesa.
—No había tenido la oportunidad de decirte lo hermosa que te ves —dijo en mi oído para después morder el lóbulo de mi oreja, a lo que mi reacción fue tomarme un caballito de tequila para poder asumir mi nueva vida.
—Gracias —contesté sintiendo el ardor del alcohol por toda mi garganta.
—Tu amiga —señaló —¿no sabe nada verdad? —pregunta.
—No he tenido la oportunidad de comentarle ¿porque lo dices? —pregunté curiosa mientras ponía sal en el dorso de mi mano, preparándome para el siguiente shot.
—Por la forma en que nos veía perecía sorprendida —dijo cerca de mi cuello para luego posar un beso —ya debemos marcharnos ya cumplimos con los invitados.
—Iré por mis maletas, no tardo —Tomé el siguiente shot para luego ingerir la sal previamente preparada. Intenté levantarme para ir por mi equipaje, pero él me tomó del brazo deteniendo mi camino.
—Mañana mandaremos a alguien, hoy no necesitaras esa ropa —en automático me tomé otro caballito de tequila, se me erizó la piel al sentir su mirada por mi cuerpo.
—¿Pero con que dormiré hoy? —pregunté temiendo la respuesta.
—Pues lo harás como toda mujer en su noche de bodas... desnuda.
En efecto, me tomé otro shot de tequila.