Cap7: Se ve vulgar

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Eric me miraba incrédulo tratando de descifrar mi mirada.

—Pues si no vas por las buenas, irás por las malas.

Se acercó a mi y me cargó poniendo mi cuerpo en su hombro, yo iba haciendo un gran escándalo hasta que sentí una nalgada que hizo detenerme.

Me trepó a la camioneta y me encerró, pasaron 10 minutos y volvió con el equipaje y subió a la camioneta —¿lista? —estaba serio mientras encendía su carro.

—¿Sabes que a esto se le llama secuestro?

—En realidad no porque soy tu esposo —mencionó algo obvio, solo rodé loos ojos.

—Oye pero ya en serio, jamás me vuelvas a condicionar al vestirme, no me gusta —Paró la camioneta bruscamente al lado de la carretera, me asusté un poco pues pensé que estaba enojado, de repente giró su mirada hacia mi.

—Nunca me vuelvas a levantar la voz como lo hiciste —había una mínima expresión de enojo, como si se estuviera conteniendo. —Quiero que esto funcione pero tú tienes que poner de tu parte.

—Bien, pero explícame porque te afectó mi ropa y mi arete —necesitaba saber si era por celos, si él creía que yo tenía mal gusto o alguna otra razón.

Se ve vulgar —contuve la respiración un momento, me tomó por sorpresa ¿acaso él me mira como si yo fuera una mujer vulgar? ¿Ante sus ojos soy así? —No me malinterpretes, para una adolescente que está buscando su estilo está bien, no me importa, pero tú ya eres una mujer de 24 años, tienes un bachelor degree en business, vístete como lo que eres, una mujer preparada —me quedé helada ante su comentario —déjale a las jovencitas esos shores, blusitas y aretes, tu vístete como lo que eres.

Estaba sorprendía por sus palabras, así que mejor decidí quedarme callada.

Encendió nuevamente el coche y después de varios minutos de camino llegamos al aeropuerto, aparcó la camioneta en el estacionamiento y me ayudó a bajar de auto.

—¿La dejaras aquí? —me atreví a preguntar.

—Si, de esa forma cuando lleguemos no habrá que tomar un Uber o algo, el de seguridad se encargará de cuidarla y pago por el espacio de estacionamiento, anda vamos que se hace tarde.

Al subir al avión me quedé completamente dormida, después de 9 horas desperté al escuchar el murmullo de la gente al bajar del avión.

Estiré un poco los brazos y me percaté de que Eric estaba durmiendo, lo observé por unos minutos al estar dormido se veía tierno, sentí como si alguien estrujara mi corazón era una sensación extraña no podía dejar de verlo.

—Ya deben bajar — nos dijo la azafata al ver que éramos los únicos en el avión, Eric se despertó al escuchar la voz.

—Disculpe, no tardamos en retirarnos —la azafata se retiró, Eric me tomó de la mano y bajamos así del avión, al bajar sentí una ráfaga de aire frío qué pasó por mi cara provocando una sonrisa en mi, aunque era de noche, la ciudad se veía hermosa iluminada.

—¿Hace mucho que no venías ? —se sorprendió por ver mi reacción.

—Aproximadamente 4 años —seguimos nuestro camino y recogimos nuestro equipaje que la verdad era muy poco.

Una camioneta nos estaba esperando que nos llevó a nuestro hotel.

El hotel era hermoso, con toques clásicos y elegantes, tenía entendido que era uno de los mejores de Florencia, en definitiva Eric se lució con esta reserva.

Al subir a nuestra habitación era más hermosa que el todo el diseño del hotel, era grande, contaba con una pequeña sala de estar, un balcón, un jacuzzi y más elementos que la hacían la habitación perfecta, sin embargo me quedé maravillada por la bellísima vista que tenía desde la habitación.

Me quedé observando por unos instantes perdida hasta que sentí los fuertes brazos de Eric rodear mi cintura —¿Te gusta? —besaba mi cuello.

—Todo es muy lindo, gracias —dije sinceramente.

—Eres mi esposa y te lo mereces —al escuchar eso me di la vuelta a modo de quedar frente a frente, me miró fijamente a los ojos y no sé porque razón no podía dejar de ver sus labios, sentía la enorme tentación de besarlos y porque no hacerlo si él es mi esposo, entonces en un acto impulsivo lo acerqué a mi e hice que nuestros labios hicieran contacto uniéndolos en un apasionado beso.

Eric tardó solo unos segundos en corresponderme, pues al parecer le extrañó que yo tomara la iniciativa, después sentí como sus brazos me unieron más a su cuerpo.

—Te das cuenta que no soy tan infantil —seguía pegada a Eric y no tenía intención de separarme.

—Me sorprendes, en un momento dices no soportarme y en otro haces esto —él tenía razón pero podemos tratar que esto funcione —Pero me agrada, vamos a descansar y ya mañana salimos a recorrer la ciudad.

-—Claro, solo que no traje pijama porque mi marido creyó que era buena idea —le reproché un poco coqueta.

—En ese caso, que bueno que tu marido decidió que no trajeras pijama porque no la vas a necesitar —me besó para luego cargarme y llevarme a la habitación.

Casada Con EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora