Cap 3: Me voy

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Salí del pasillo sin que nadie me viera, estaba destrozada, atarían mi vida a un hombre que ni siquiera conocía.

Me subí en mi coche y conduje sin un rumbo fijo, quería escapar pero no podía irme sin pedirle a mi padre una explicación tal vez todo esto era solo un mal entendido.

Antes de llegar a casa me detuve un rato en un pequeño jardín fuera de la ciudad, apagué mi celular y me desconecté de todo, pasé en ese lugar más de 4 horas, eran tantas cosas las que pasaban por mi mente que el tiempo se me paso volando, cuando me di cuenta de la hora me decidí a regresar a casa. Cuando llegué mi padre me recibió.

—¿Donde te has metido? Traté de llamarte —dijo alterado.

—Necesitaba estar sola —mi voz sonaba débil.

—¿Te pasa algo? —reuní fuerzas de donde pude y al fin pregunté.

—¿Quien es Eric Coulter? y quiero la verdad.

Mi padre se quedó sorprendido, al parecer no se esperó tal reacción de mi parte.

—Es un accionista de la empresa y un viejo conocido ¿porqué lo preguntas hija? —preguntó mi papá sorprendido, al parecer no sospecha de que lo haya escuchado hace unas horas.

—¿Solo eso? —pregunté desesperada y harta de su cinismo.

—Te desconozco ¿porque me hablas de ese modo?

— Y yo te desconozco a ti, como eres capaz de cambiarme por unos estúpidos papeles —dije histérica.

—¿Cómo te has enterado?—preguntó desconcertado.

—¿Es lo único que te preocupa? ¿Cómo me enteré? —grité —Entonces es verdad, jamás pensé que fueras capaz de eso, soy tu hija, y para tu información te escuché desde el pasillo que da a la sala de juntas.

—Tal vez hoy no lo comprendas, pero lo hago por tu seguridad.

—¿Mi seguridad? Me casarás con un hombre que solo he visto una vez y todo por unos papeles ¿Qué son esos papeles? ¿Por qué son tan importes que ese hombre te está amenazando?—grité al borde del llanto.

—Es muy complicado y no es el momento, entiende Paulina, si no aceptaba, la información que tiene te mataría —me gritó molesto.

—me voy.

—Si es mejor que descanses, mañana hablaremos con más calma.

—Me voy de la casa papá.

—No lo veas como el fin del mundo, si pones de tu parte no será tan malo.

¿Es en serio? Sentía que esto era una burla hacia mi.

—¿Te estas escuchando? No quiero y no me puedes obligar.

—Te quiero hija y lo hago por tu bien.

Eso fue lo último que escuché, no quería saber nada tan solo quería despertar de esta pesadilla y seguir con mi vida, pero lamentablemente esto no era un sueño.

Al día siguiente desperté sin ánimos, me senté en el comedor por pura inercia, pues no tenia apetito, tenía mi desayuno en la mesa y yo solo lo revolvía, mi padre estaba sentado frente a mi

—¿Qué puedo hacer para que no estés así —dijo preocupado.

—Acabar con esta estupidez —todavía ni siquiera se había cumplido la petición de Eric, y yo ya me sentía de la peor forma.

—Algún día lo entenderás —suspiró. —Hoy iniciaremos con los preparativos de la boda, haz solo una péqueña lista de invitados que no excedan de 50 personas, será algo muy...íntimo.

Sin duda esto era una burla hacia mí, pero que más da ya nada tenía importancia.
Subí nuevamente a mi alcoba me di una ducha, me puse algo de ropa nada espectacular, pues la verdad no me importaba ya nada.
Mi padre llamó a una empresa que se dedicaba a organizar bodas y no tardaron en llegar a casa, me mostraron un sinfín de arreglos florales, menús, vestidos de novia y todo lo necesario para "la boda perfecta".

Yo solo señalaba lo primero que veía y sin muchos ánimos, como podía estar contenta ante tal acto de burla hacia mi.

La empresa increíblemente ya tenía todo organizado en una semana y el señor Coulter durante esa semana ni siquiera dio las mas mínimas señales de vida.

Un día antes de la boda Eric fue a mi casa, platicó un rato con mi padre y después me mandó a hablar, bajé a la sala y ahí estaban los dos sentados.

—Hola Paulina —dijo Eric parándose para saludarme, quiso darme un beso en los labios pero yo me giré.

—Hola —respondí cortante, mi padre notó lo tenso del ambiente, no resistió y se fue, duramos varios minutos sin hablar.

—¿Así vas a ser siempre? —dijo rompiendo el hielo, mientras nos sentábamos en el sillón de la sala de invitados.

Yo me senté lejos de él, pero él muy cínico se paró para sentarse a mi lado.

—¿Cómo quieres que sea? No puedo fingir que me interesas —respondí molesta.

—Eso no sería mala idea, tomando en cuenta que mañana serás mi esposa —dijo con una sonrisa coqueta.

—Pudiste haber escogido a cualquier mujer ¿Por qué a mi?- pregunté.

—¿y porque no? Como le decía a tu padre, serías una buena esposa trofeo —respondió cínico.

—Eres despreciable —dije irritada.

—Lo sé, cariño —dijo mientras acariciaba mi mejilla.

Él solo me veía divertido, como si le causara gracia todo lo que yo hacía.

—Me dijo tu padre que estabas por ingresar a su empresa —agregó curioso, posando su mando izquierda en mi rodilla.

—Entraba este año, hasta que tu llegaste.

—Ve el lado positivo, no tendrás que trabajar —dijo como si eso fuera un alivio para mi.

—Mi héroe —dije sarcástica. Él me miró disgustado por mi respuesta.

—Después de la boda te mudarás a mi casa, te lo aviso para que prepares tus maletas —añadió separando al fin su mano de mi.

Yo solo me disponía a mirarlo molesta y resistiéndome las ganas de ahorcarlo.

—Entonces nos veremos mañana —se levantó del sillón y me miró.

—¿No te vas a despedir? —preguntó cínicamente.

Me levanté y por solo educación le di un beso en la mejilla, pero eso no le bastó, al separarme de él, tomó mi barbilla y me dio un beso en los labios.

Casada Con EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora