Capítulo Seis. Descubrimientos

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Arnaud no podía creer que casi dos meses hubiesen pasado desde de Kara fue dada de alta luego del ataque de Elron. Y para ser honesto consigo mismo cada día estaba más confundido.

Tal como le informaron, solo un par de días después de su conversación, ella estaba como nueva; gracias a la cámara de tratamiento, su recuperación fue acelerada. Su brazo y costillas, sanaron completamente y todas las demás marcas en su cuerpo desaparecieron sin dejar rastro, dejando a la vista esa belleza que podía enloquecer a los hombres y definitivamente lo estaba enloqueciendo a él.

Pero no era solo su hermosura lo que lo atraía, con el paso de los días, una nueva mujer se reveló a sus ojos. La esclava callada y complaciente, que bajaba la cabeza y solo seguía ordenes, con miedo a las consecuencias, había dado paso a un mujer vibrante, decidida, fuerte, pero increíblemente dulce y cariñosa; poco a poco se había convertido en el motivo de su alegría, con cada una de sus sonrisas lo seducía un poco más, esperaba con ansias cada nuevo para ir a su oficina, donde ella trabajaba y poder verla. Se quedaba hasta mucho después de lo necesario solo para robarle unas horas más de su compañía, pues ella se negaba a irse hasta que él lo hiciera también. Algunos días solo salía de la oficina hasta que el cansancio era evidente en el rostro de Kara y decidía dejarla descansar.

Era evidente que se estaba enamorado de ella y no podía continuar así por mucho más tiempo, la deseaba demasiado. Sabía que si le hablaba de sus sentimientos, Kara cedería a sus deseos, pero probablemente no lo haría porque lo deseara. No, lo haría porque por mucho tiempo había sido obligada a satisfacer a los hombres de la corte de Retar, por orden del miserable de Lascanr y no dudaba que ella se entregara a él solo porque era lo que se esperaba de una esclava del placer.

Pero Kara ya no era una esclava del placer, ella era mucho más, y Arnaud esperaba que ella deseara estar con él y que lo la moviera algún sentido equivocado de obligación hacia él.

Algunos días Arnaud se preguntaba si no sería mejor dejarla ir, permitirle ser libre y disfrutar de las cosas que le habían robado cuando fue tomada prisionera, pero el solo pensar en no verla nuevamente le oprimía el pecho; no se imaginaba pasar sus días sin tenerla moviéndose por su oficina, conversando con ella, desde estrategias de guerra, hasta las travesuras que hacían de niños. Kara había empezado a trabajar con él solo como una sirvienta más, encargándose de mantener la oficina limpia, pero pronto demostró su valor en otros campos más importantes. Arnaud recordó cuando le había contado su historia y como todo había cambiado desde entonces.

Había sido un día particularmente difícil, y la competencia agresiva de algunos de los comerciantes de metales preciosos lo sacaban de quicio, especialmente con el Cayun, un metal increíblemente valioso de un color azul intenso, del que Hiark era el principal productor en la galaxia; su calidad era inigualable, por lo que tenían una alta demanda y muchos competidores eran bastante molestos en sus intentos de hacerse con los nuevos cargamentos. Pero ya había tenido suficiente y solo quería ir a dormir, pero aún debía revisar las propuestas de compra, para dar su autorización, pues era un cargamento enorme y requería su autorización directa.

―Mi rey, ¿se encuentra bien? Se le ve agotado.

―Estoy bien Kara, solo quiero terminar con esto para poder meterme en mi cama, pero aún debo estudiar las propuestas de compra para un cargamento de cayun.

―Si me permite, mi rey, creo que lo mejor sería hacer negocios con los comerciantes del planeta Helis, son muy confiables con los pagos, además de tener una economía estable, que les permite respaldar la deuda. No se puede decir lo mismo de los compradores del planeta Vedat, su economía está en declive gracias a los malos manejos de su nuevo rey, ha convertido a Vedat en un planeta de piratas, que han hecho de la guerra a sueldo su principal fuente de ingresos, se dedican a luchar en guerras de otros y gastar lo que ganan en celebrar sus victorias. Por lo que hacer negocios con ellos es muy riesgoso, la probabilidad de que no paguen es muy alta, eso sin mencionar que la procedencia de sus ganancias es bastante cuestionable. No sería bueno involucrar a Hiark en los negocios sucios de otros. En cuanto a las propuestas, ambas son similares en cuanto a precios y plazos de pago, la diferencia radica en como respaldan sus pagos y mientras Helis, tiene una industria agrícola firme, Vedat tiene las posibles ganancias que obtendrían de la victoria en la próxima batalla, lo cual, por supuesto no es seguro.

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