Kara despertó sintiéndose mareada y confundida. Lentamente abrió los ojos y examinó el lugar en el que se encontraba, aunque no pudo reconocer el lugar. Parecía una construcción sencilla, sin muchos adornos, más que la cama en la que estaba acostada, una mesa y un par se sillas.
Intentó recordar cómo había llegado allí. Quiso sentarse pero su brazo dolió cuando se apoyó en él. De pronto los recuerdos de lo sucedido llegaron a ella; la celda, el hombre, el disparo y el dolor. Kara revisó su brazo esperando encontrar una herida, pero solo vio una pequeña marca, como una quemadura. Supuso le habían disparado con una arma aturdidora y así la habían llevado hasta ese lugar. ¿Pero por qué? ¿Quién haría algo así?
―Mi preciosa Kara, al fin despiertas.
Kara sintió como su cuerpo entero se erizaba de miedo ante la voz de Batus. Lentamente se giró, para encontrarlo de pie en la entrada de la habitación, con una fría sonrisa y la lujuria clara en sus ojos. Un terror casi paralizante invadió a Kara al volver a verlo. Batus y su hermano habían destruido por completo su vida y no había esperado estar a su merced nunca más.
Ciertamente una mentira más que se había permitido creer al lado de Arnaud, que él jamás permitiría que Lascanr o Batus la tocaran de nuevo. Pero aquí estaba, frente a frente con uno de sus mayores temores. Solo que esta vez sería diferente, Kara había recuperado su fuerza en los meses que había sido libre, había vuelto a ser la mujer luchadora y desafiante que era antes de que Lascanr la sometiera con golpes y terror, antes de que la convirtieran en una puta real. Esta vez iba a pelear hasta la muerte si era necesario, pero no la iban a someter de nuevo.
―Por supuesto, ¿Cómo no lo pensé antes? tú eres el único suficientemente estúpido como para alertar a Arnaud de tu presencia, solo por atraparme.
Batus parpadeó, sorprendido ante el tono despectivo de Kara.
―Esa no es manera de hablarle a tu amo.
―Qué bueno que tú, no eres mi amo. ―Dijo Kara poniéndose de pie y mirando con desprecio a Batus.
―Parece que tu estancia aquí te hizo olvidar quien eres, una esclava del placer.
―Todo lo contrario, mi tiempo en Hiark, me recordó quien soy, soy la princesa Kara, única hija de los reyes Faik y Lith de Autar y heredera al trono. No soy esclava de nadie.
Batus rio con fuerza ante las palabras de Kara.
―Parece que hay que educarte de nuevo. Aunque no me molesta hacerlo; pronto estarás debajo de mí, con las piernas abiertas, completamente húmeda, conmigo enterrado dentro de ti, mientras gritas mi nombre.
―No voy a entregarme a ti, antes prefiero que me mates a golpes, pero no voy a volver a ser una esclava del placer.
―Ya veremos. ―Batus se movió rápidamente en dirección a Kara, acorralándola contra la pared y sujetándola de los brazos con fuerza.― Vas a ser mía a las buenas o a las malas, pero al final, vas a recordar tu lugar.
Batus la lanzó sobre la cama y se puso sobre ella. Kara forcejeó con él, pudo arañarlo y asestarle un par de golpes. En medio de la lucha levantó su rodilla con fuerza y lo golpeó en la entrepierna. Batus cayó pesadamente al suelo retorciéndose de dolor y ella se apresuró a bajar de la cama para escapar. Cuando empezaba a alejarse, Batus la tomó del tobillo haciéndola caer. A pesar del dolor, siguió luchando, pero Batus tiró de ella, acercándola, hasta atraparla bajo su peso.
―Tú desafío fue divertido, pero esta vez lo llevaste muy lejos y vas a pagar por ello.
Kara no vio venir el golpe, hasta que fue demasiado tarde. El puño de Batus golpeó con fuerza su rostro, dejándola aturdida. El siguiente golpe fue directamente a su nariz, haciéndola sangrar, dificultando su respiración. Un par de golpes más, tuvieron a Kara lo suficientemente desequilibrada, como para que su lucha no fuera un impedimento para los propósitos de Batus.
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Esclava Del Placer
RomanceAl ser una esclava del placer, Kara ha estado a merced de las pasiones de los hombres, pero un inesperado cambio en su vida la pondrá en manos de un hombre a quien le es completamente indiferente y un nuevo comienzo estará al alcance de sus manos, p...