Verónica 7 veces

28. Salvar a Drey y Niall

Esa preciosa sonrisa me la está dedicando a mi, a su mejor amiga, o por lo menos es lo que yo pienso.

–¡Ayúdame Brenda!– grito desesperada.

Grave error.

Los cuatro tigres se exaltaron y se abalanzaron sobre mi rápidamente.

Drey'pov

–¡Sácame de aquí!– grito desesperada como lo tengo haciendo desde hace ya varios minutos.

Niall no a vuelto a hablarme, ni tampoco siento la presencia de el como la sentía hace varios minutos atrás, y el hecho de pensar que Verónica le hizo algo me asusta demasiado.

Sigue habiendo obscuridad en el lugar, y cada vez siento que la temperatura del lugar es mas baja, además porque se acerca el invierno y Minnesota no es un lugar muy cálido que digamos, todo lo contrario, neva demasiado cuando ya es invierno, o a veces antes de llegar al invierno.

No se cuanto tiempo más pasó, pero supe que me quedé dormida porque un ligero ruido me despertó y me sobresalté.

Abrí los ojos y ya había una chispa de luz, pero que solo iluminaba un reloj que marcaba que ya eran las diez de la noche ¿Tanto llevo aquí? Es mas ¿Cuanto tengo aquí? Seguro ya hay policías buscándome, además de que mi papi es una persona importante de Minnesota y el ya mandó a que me busquen.

–Drey– escucho un susurro apenas audible.

–Que– respondo de mala gana.

–Tranquila, solo faltan dos horas o menos para que todo esto acabe–

••••••

El dolor es insoportable, tanto, que me e quedado sin habla.

Primero un tigre se abalanzó sobre mi mordiéndome el cuello dejándome ya sin ninguna esperanza de salvarme. Luego el segundo tigre, no se como le hizo, pero de un jalón logró zafar mi pierna derecha de mi cuerpo y se alejó para comérsela en paz y sin interrupciones. Los otros dos se pelean por comerse mas cantidad de mi estómago.

Grito de dolor, pero no los escucho porque las voces de mi cabeza gritan aún mas fuerte que yo dejándome sorda y a parte del dolor que siento en mi cuerpo, el dolor de cabeza me va a explotar la cabeza. Si no muero desangrada, moriré porque mi cabeza explotó.

Cuando ya no puedo gritar, el tigre que logró arrancar mi pierna regresa hacia mi con la cara llena de sangre; especialmente el osico.

Esto es demasiado para mi.

Me pongo a pensar en lo joven que era cuando arruiné mi vida. A los once años perdí mi virginidad, y ahora que lo pienso, ese chico que me la quitó no murió porque me haya salvado, sino que no logró entregarme a los tigres que se lo comieron cuando en ese circo se salieron de control.

FLASHBACK

Tenía once años y me encontraba en una cama desnuda con un chico a un lado también desnudo que se veía mayor que yo, y a parte esa no era mi habitación.

Me dolía un poco mi parte íntima, acabábamos de hacerlo.

Mi cuerpo aún era el de una niña en ese entonces.

Me levanté de la cama, me puse la misma ropa de ayer —Una blusa azul decorada con notas musicales y la cara de la barbie, un short de mezclilla y unos tenis blancos— y me bajé al primer piso a tomar agua.