Capítulo 8

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Tengo que averiguar el pasado de Zayn. Hay tantas preguntas sin respuesta... aunque por una parte siento que me meto donde no me llaman, en la vida de una persona a la que a penas conozco. Pero la curiosidad mató al gato, así que me decanto por preguntarle, él me traicionó, me debe una, así que si le pregunto no creo que pase nada.

Hubiera ido a buscar a Zayn para darle explicaciones y que él me las diera a mí, pero me paré a pensar y me di cuenta de que no tenía ni su número ni su dirección ni nada con lo que contactar con él. Pero necesitaba hablar con él desesperadamente.

¿Qué hago ahora? ¿Para qué me voy a quedar en el instituto si no voy a ser capaz de concentrarme en ninguna clase? Mejor me voy y paso la mañana en algún lugar lejos del instituto, pensando, sola. Realmente creo que eso me sentará bien. Tomar un poco el aire.

Si llego a saber que sólo iba a asistir a la primera hora me hubiera quedado durmiendo. Dormir es mi pasatiempo favorito porque es de la única forma con la que no tengo contacto humano con nadie.

Me gusta estar sola, aunque es extraño porque a la vez también me gusta sentirme querida, sentir que le importo a alguien. Y por primera vez en mi 17 años de vida estoy viviendo algo parecido a ese sentimiento, creo. Es agradable. Una sensación cálida.

Me fui al centro de la ciudad, un martes por la mañana y pronto no habría mucha gente, me agobian los lugares con mucha gente. Opté por entrar a una pequeña cafetería que hacía esquina. Necesitaba despejarme con un poco de café, además llevaba muchos días a base de manzanilla.

Crucé la puerta de esa pequeña cafetería y un camarero de mediana edad que había tras la barra me miró y me ofreció una pequeña y simpática sonrisa, yo se la devolví. Me senté en la mesa más pequeña que había vacía y en seguida el camarero tan amable que me había sonreído al entrar vino a atenderme.

''Tu dirás, guapa''. Dijo servicialmente.

''Tomaré un café solo''. Dije algo seria, no podía parar de pensar en Zayn, en cómo iba a contactar con él, y en lo que le iba a decir cuando nos viéramos cara a cara.

El camarero lo anotó en su pequeña libreta y se fue tras la barra para preparar mi café. Mientras yo seguí meditando. 

Cinco minutos más tarde el servicial camarero me trajo el café. Me lo tomé. No recordaba tan amargo al café. Al menos así me mantendré espavilada el resto del día. 

Ya fuera de la cafetería no sabía a dónde dirigirme, y sólo era media mañana. Decidí ir a un parque que había cerca de ahí y sentarme en un banco. Tardé unos 20 minutos en llegar ahí, pero una vez que llegué no quería irme de ese manso de paz y armonía. Se estaba tan bien. Me hubiera quedado dormirda entre los arbustos de ese lugar de no haber sido por el café solo que me tomé una media hora antes. 

Me quedé mirando a un punto fijo sin pensar en nada durante un buen rato, no sé exactamente cuánto. 

Al cabo de un rato alguien se puso delante mía, por lo que me impedía seguir mirando a ese punto. Giré la cabeza hacia arriba y vi a la última persona con la que hubiera esperado encontrarme. Zayn.

Narra Zayn

Ahí la vi. No me equivocaba, era ella. Su pelo rojo era inconfundible. La encontré con la mirada perdida, sentada en ese viejo banco en mitad de este parque. ¿Qué hacía ahí?

Si precisamente he estado faltando al instituto para no tener que verla y sufrir más. Ni siquiera sé por qué me he acercado a ella al verla aquí sentada sola. Todo me quedó muy claro desde que salió corriendo, le doy asco. Pero ya es muy tarde, no puedo retroceder, tengo que quedarme con ella. Aunque duela. Esta chica me va a volver loco.

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