Capitulo 8

946 50 15
                                    

Cuando Poncho se fue a trabajar al otro día, Any aprovechó para visitar a Paula en su agencia. Tenían que hablar, aunque Anahí se sentía una descarada por hacer eso... pero nada había cambiado, y esperaba que todo siguiera igual.

—¡Ya se te nota la pancita! — Se asombró la rubia cuando miró bien a Any que tenía una blusita al cuerpo. Además del jean que tenía el primer botón desabrochado.

—Creo que, dado a que son dos, comienzan a notarse más los cambios en mi cuerpo aunque tenga apenas 14 semanas — Explicó sentándose.

—¡Que bonitos! — Habló con ternura —Me hablas de eso y quisiera tener otro hijo — Any sonrió nerviosa. —En tres años mi reloj biológico comenzará a presionarme, ya tengo 38 — Suspiró.

—¿Un hijo con Alfonso? — Preguntó.

—No pienso en eso ahora — Respondió tomando un lápiz entre sus manos y jugando con él.

—¿Qué ocurre con él? — Quiso saber Anahí, esperaba que Paula le contara... y aunque mucho no podría aconsejarla, la escucharía. Ella no dejaba de ser su amiga a pesar de que, ella misma, estaba tirando todo a la basura.

—Estamos distintos... estamos distanciados... y pienso que es por una sola cosa; sospecha algo Any — Se quejó afectada y nerviosa.

—¿Tú sigues viéndote con ese tipo?

—Si — Susurró —Hace un mes Alfonso no me toca ¡Any soy mujer! De hecho, no sé como tú te aguantas eh — Las mejillas de Any se sonrojaron y carraspeó.

—No es lo más importante en la vida — Respondió con nerviosismo.

—Digamos que un poco sí. Pero equis, tuve que volver a verlo. Me hace sentirme llena, completa, querida... no lo sé, con Poncho ya no es así — Confesó la rubia.

—¿Amas a Alfonso? — Any esperó la respuesta.

—Si lo amo, claro que lo amo. Pero no me preguntes por qué le estoy haciendo esto... no lo sé. Se supone que, si amas a una persona o por lo menos la quieres o le tienes aprecio, no le harías daño por nada del mundo... pero es algo inevitable — Explicó, y Any lo entendía... entendía todo a la perfección porque le estaba ocurriendo. Ella quería a su amiga, entonces ¿por qué se acostaba con su prometido? No era una buena amiga, así como tampoco Paula no era una buena prometida.

—Deberías dejar de hacerlo si lo amas. No creo que Alfonso se merezca algo así — Sugirió.

—Creo que yo tampoco me merezco que me lo haga él a mí... porque, Any, estoy casi segura que tiene otra. Amante, mujer, novia... ¡no lo sé! — Gritó con exasperación —Pero lo sospecho.

—¿Por qué dices eso?

—Ok, no lo he visto con nadie... pero todo estaba bien entre nosotros. Se me ocurre que se enteró de mi infidelidad y se está vengando — La azafata sintió una punzada en el corazón, ¿Alfonso vengándose? Nuevamente se le venía esa pregunta a la cabeza... pero recordó las palabras de él; "no quiero que pienses que estoy aquí porque estoy mal con ella, no es así. Estoy aquí por ustedes, por ti... y porque quiero y deseo esto".
Pensó unos largos segundos, pero no lograba convencerse. ¿Poncho la había utilizado las dos veces que se habían encontrado sexualmente?

—¿En que piensas? — La interrumpió la rubia.

—En tu situación — Mintió.

—¿Qué harías en mi lugar? — Preguntó Paula.

—No lo sé. Creo que si amara a un hombre no le sería infiel ni tampoco haría algo para lastimarlo, ni siquiera porque no me toca en la cama. Creo que esas cosas se solucionan hablando, y tú deberías hablar con él si lo amas — Sugirió. —Si las cosas siguen así luego de hablarlo ¿Para que seguir? Quizás no están destinados a estar juntos... o quizás ya vivieron las cosas que tenían que vivir juntos y es momento de decir adiós. Eso no lo sé, eso lo sabrás si lo hablas tú con él — Añadió. —Y siento decirte que es decisión de ambos, es entre ustedes dos... es según lo que decidan.

Dádiva de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora