Poncho se dirigió sin ganas hacia la puerta y Any lo miró con dolor, pena... por estar causándole todos esos sentimientos. Éste la abrió y la miró por última vez, mirada que a Any la hizo incorporarse y caminar hacia él.
—Espera — Expresó tomándolo del brazo —Perdóname... soy una estú.pida. Quédate por favor, quédate conmigo — Pidió entre lágrimas.
—Siempre me quedaré junto a ti mi amor — Respondió abrazándola. Any escondió su rostro en su cuello y calmó su llanto. Poncho estaba allí, y si ella no quería perderlo no lo perdería.
—Te amo y no quiero perderte, no quiero seguir con mis niñadas... te quiero para mí — Confesó soltándose y mirándolo a los ojos —Solo para mí. Te quiero en mi vida y en la de nuestros hijos — Declaró enredando sus brazos en el cuello de éste. Alfonso llegó a la boca de ella y la cubrió con la suya en un beso confortable, fortalecedor... un beso que habían deseado mucho.
—Te amo Any — Emitió contra sus labios. —No me alejes nunca más de ustedes, por favor — Pidió en un tono de súplica, pegándola más a su cuerpo.
—No voy a alejarte nunca más de nuestras vidas. No quiero perderte. Te amo — Poncho sonrió... sentía una felicidad plena que completaba su alma, por fin. La abrazó con fuerzas, sin olvidar que estaba embarazada, y se quedaron unos largos minutos allí.
—¿Qué haremos ahora? — Cuestionó Any veinte minutos después, abrazada al cuerpo de Alfonso en el sofá. —Quiero que vivamos juntos, que no te pierdas nada más del crecimiento de tus hijos. ¡Te quiero conmigo! — Sonrió tomándolo de las mejillas y plantándole un beso en los labios. —¡Maite! — Recordó incorporándose. —Pobre se habrá cansado de estar allí encerrada — Iba a caminar hacia la habitación cuando la vio llegar.
—¿Me llamaban? — Preguntó preocupada, estirándose y acomodándose el cabello. —Me eché una siestita ¿Todo está bien? — Se acercó y sonrió al ver a su amiga contenta, con un brillo especial en sus bellos ojos.
—Perdóname, había olvidado que estabas allí — Maite abrió la boca en modo de sorpresa.
—¡¿Así que te olvidas de tu amiga?! ¡Ámonos el Ponchito te hace olvidar de todo eh! — Se burló haciendo reír a los dos. —Ya. Me tengo que ir ¿Entonces todo está bien?
—Si Mai, todo perfecto — Aseguró Alfonso abrazando a Any.
—Bien, entonces los dejo solos — Tomó su bolso y saludó a ambos —Muy cómoda tu cama amiga — Y con una última sonrisa caminó hacia la puerta —Luego hablamos — Le dijo a Any.
—Te llamo mañana — Respondió Any, Maite asintió y se retiró de allí. —Bien — Suspiró abrazando a su hombre —¿Te quedas para siempre? — Alfonso frunció el ceño. —Esta casa me la regaló Salvador hace muy poco, no me iré... además tengo todo aquí, la habitación de los niños está más que lista. Te quiero aquí conmigo — Entonces Alfonso sonrió y la abrazó.
—Donde tú quieras mi reina. Te seguiré hasta el fin del mundo — Anahí suspiró de amor y lo atrapó en un hermoso beso.
Luego de mostrarle toda la casa y especialmente la habitación de sus hijos, ambos cenaron juntos y tomaron un refrescante baño.
—Estás preciosa — Habló Alfonso abrazando a Any por la espalda. Ésta estaba frente al espejo colocándose crema en el cuerpo.
—Si claro — Ironizó —Parezco una vaca — Se quejó, y Alfonso rió. —No te rías, es la verdad.
—Estás bien mi amor. Estás hermosa — Le besó el cuello.
—O sea que sí estoy gorda — Dramatizó con la voz quebrada. Alfonso volvió a reír y Anahí se volvió a quejar.
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Dádiva de amor
RomansaAnahí Puente es una bella azafata que siempre ha esperado encontrar al hombre de sus sueños. Sin embargo se ha cansado de esperar y decidió formar una familia. Una familia formada por ella y su hijo, nadie más. Por eso, mientras se encontraba en Lon...