Cap. I

4.6K 161 13
                                    

<<< Cada ser nace único, pero es decisión de cada uno si quiere volverse uno más del montón. >>>
Todo parecía normal, era un día como cualquier otro; como siempre, me encontraba caminando de regreso del instituto con los cascos puestos a todo volumen escuchando mi música favorita, miraba hacia abajo, viendo donde caían mis pisadas; mis manos dentro del tibio Sweater para no congelarse por el frío que aumentaba aún más por las tardes en esta época del año. De pronto se me ocurrió hacer algo que realmente me gustaba mucho, me detuve un momento y mire hacia el cielo, habían unas cuantas nubes en él, pero sin cubrir ese atardecer que lo coloreaba de un color anaranjado cálido, suspiré y proseguí mi camino a un paso más lento y relajado mirando al cielo. Debo admitirlo, como me encantaba esta época del año, no sólo porque la Navidad se encontrara cerca, sino que también me traía tan bueno recuerdos, pero a la vez también algunos tristes.
Camine unas cuantas calles más hasta llegar a mi casa, coloqué las llaves, giré el cerrojo y me adentré en la calidez de ella, me quité los cascos y apague la música, observe por los alrededores y no había nadie, excepto mi gata Cloey quien al verme entrar por la cocina maulló y comenzó a subir por mi pierna para que la cargara en brazos y la mimara.
Me la coloque en brazos y subí hasta mi habitación, tire el bulto sobre la silla del escritorio y acosté a Cloey sobre la cama para poder quitarme el sweater y dejarlo sobre el bulto, conecte mi reproductor a la bocina de mesita de noche que tenía y puse algo de música índie, me acosté en la cama y Cloey vino hacia a mí quedando acomodada aún lado de mi para que le acariciase y le brindara algo de calor.
Mientras hacía esto tome el libro que estaba sobre la mesita de noche junto al despertador y comencé a proseguir la lectura de donde me había quedado. Me había perdido tanto en la historia que cuando estaba a unas diez hojas de acabar el libro me di cuenta que había anochecido, así que marque la hoja donde me quedaría para luego terminarlo y lo volví a colocar donde estaba. Me levante de la cama sin despertar a Cloey y me dirigí a darme una ducha con agua tibia para relajarme y poder hacer los pocos deberes que me habían dejado del instituto antes que se hiciese más tarde.
Mientras me duchaba pensaba en todas las situaciones que se encontraban en mi cabeza; como había cambiado tanto mi vida en tan solo unos pocos años, tantas personas que decían ser amigos para siempre y que jamás volvieron a mandar aunque sea un mensaje después de la graduación. Pensaba en el nuevo instituto, en las pocas y buenas amigas que conocí, en cómo sería si no las tuviera a ellas.
Todos esos pensamientos fueron disipados cuando escuche la puerta principal ser abierta seguido de la voz de mi madre anunciando que había llegado, y luego siendo cerrada, para que después se dejaran escuchar varios pasos, unos desviándose a la cocina y otros comenzado a subir por las escaleras.
Salí de la ducha, y me miré al espejo, y como siempre lo hacía, me pregunté qué de mis facciones podría parecerle lindo a alguien, me rendí nuevamente, nada en mi me llegaba a parecer algo que le gustará a alguien más.
Me vestí y regresé a mi habitación; Cloey se encontraba en la cama jugando con uno de sus juguetes, sonreí al ver sus pupilas tan grandes como dos botones de un negro profundo, la acaricie, la tomé en brazos por unos segundos para luego bajarla y fuera a su caja de arena.
Mi madre llamó por la puerta avisando que la cena se encontraba lista y que podía bajar. Salí de mi habitación encontrándome con mi hermano mayor Chris, bajamos las escaleras y nos dirigimos a la cocina, nos lavamos las manos y seguido nos sentamos en el comedor con nuestra madre.
Todos estábamos callados en la mesa, hasta que mi madre decidió preguntar cómo estuvo nuestro día; Chris fue el primero en responder, dijo que todo había estado genial, que tuvo entrenamiento de americano, luego invito a una chica del colegio a desayunar con él, y un centenar de cosas más a las cuales no les preste atención. Cuando terminó de hablar Chris mi madre me miro para que yo hablara. Mi día había sido de lo más normal, las clases, tareas, almorzar con mis amigas, regresar a casa.
Terminamos de cenar, no dije más palabra, solo me retiré del lugar, mi madre sabía que yo no era de esas personas que se las pasa hablando mucho, así que sin más subí a mi habitación y me dispuse a hacer los deberes del instituto para luego poder ir a dormir.

Julieth and JulieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora