Cap. X

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"Ven, cuéntame cómo es que todo cambió... Ven, siéntate a mi lado y explícame porque no puedo mirar a mi pasado sin que me duela ver que todo eso se destruyó... Ven... y dame la cara, di la verdad, no mientas... no me destruyas más de lo que ya lo estoy..."
De regreso del cine Jul y yo veníamos charlando sobre nuestras familias, como eran, a que se dedicaban, entre otras cosas. La familia de Jul, formada por sus padres, un pequeño hermano y su abuela, lo sé, algo raro de encontrar, las familias en su gran mayoría ahora están separadas, miles de divorcios por doquier. Y mi familia no era esa excepción, yo vivía con mi madre, una hermana menor, mi hermano mayor, y mi abuelo paterno a unas cuantas casa de la mía; tenía una hermana, la cual venía a visitarnos de vez en cuando, ya que sus estudios los estaba realizando fuera... y bueno, mi padre, hace casi dos años que se fue de la casa, ya no está todo igual, todo cambió, el cambió demasiado... todo comenzó a salir a la luz cuando yo tenía apenas 11 años, mi padre había engañado a mi madre con una de sus viejas compañeras de secundaria y ella se enteró, pero desde antes ya habían cambios en él... siempre gritaba, tomaba más de la cuenta, comenzó a fumar más seguido... comenzó a hacer de nuestra vida un infierno. Solo cuando viajaba nuestro mundo era feliz, pero cuando volvía... todo era oscuro de nuevo. A mí madre le alzaba la voz, eran peleas tras peleas, incluso un par de ocasiones sé que hubieron golpes, pero mi madre nunca me dijo nada... a mi hermano y a mi hermana menor, regaño tras regaño... y en cuanto a mi... eran gritos, regaños, insultos... y golpes... en fin... todo se tornó un poco mejor cuando él decidió irse de casa. Ahora tiene una pareja, con la cual el dice que es feliz y mamá ahora tiene a Erick, el cual ha estado ahí para mamá y para nosotros cuando más se le necesita.
-Oh... vaya... entonces tu padre...- Me miró de reojo.
-Si...- dije bajando la mirada y secando una lagrima con la manga de mi Sweater.
Estábamos estacionadas frente la puerta de mi casa, hubo un momento de silencio, hasta que comenzamos a escuchar gritos provenientes de mi casa.
Baje casi corriendo, entre a casa y me encontré con mi madre llorando de rabia y coraje y gritando por la línea de su teléfono movil.
-¡HABÍAMOS QUEDADO QUE ERAN LA MITAD DE LAS VACACIONES PARA TI Y LA OTRA MITAD PARA MÍ, PERO SIEMPRE HACES LO QUE TE DA TU GANA!
Solo se lograba escuchar un poco de lo que decía el otro lado de la línea, pero de igual forma se escuchaba muy molesto. Era mi padre.
-Mira, yo en ningún momento le hable a tu madre exigiendo a mi hija, tú y yo habíamos quedado en algo Oscar.- se pudo escuchar el enojo en la voz de mi madre.
-Pero tú la tienes siempre.-
-A mí no me importa, ella está en la escuela, yo trabajo, y solo la veo un rato por las tardes.- miro a verme.
-A mí no me importa- no se lograba escuchar lo que decía- SABES QUE, CHINGA TU MADRE.
-CHINGA LA TUYA PENDEJO.- y colgó.
Miré a mi madre la cual mostraba en su rostro muchas emociones, enojo, rabia, tristeza... hasta que corrí hasta ella, la abrace y se echó a llorar...
Miré a ver por sobre mi hombro y vi a Jul esperando en la puerta con la bolsa de comida.
-Jul... pasa... puedes dejar eso en la cocina.- le di una mirada cálida, pero triste... odiaba ver a mi madre así y más si es por culpa de mi padre.
Ya estaba cansada de esto, de todo lo relacionado a él... Él solo nos hacía la vida imposible.
Dejé a mi madre en el sofá acostada, la cubrí con una manta y esperé a que se tranquilizara, hasta que se quedo dormida.
Caminé hasta la cocina por un vaso de agua, y vi a Jul sentada en la barra, ella solo caminó hacia a mí y me abrazó... Jamás había necesitado tanto un abrazo como en ese momento. Mis lágrimas salieron sin que yo pudiese controlarlas, sentía enojo, tristeza, mucho odio...
-Todo va a estar bien...- tomó mi barbilla y me hizo mirarla.- lo prometo- y me dio un pequeño beso en los labios.- ahora, debes comer un poco.
-Está bien- y le volví a abrazar antes de separarme para ir a buscar los platos y cubiertos, mientras ella tomaba los vasos.
Agradecía a lo que sea que haya puesto a Jul en mi vida cuando más necesitaba a alguien... ella era eso bueno que siempre hay entre lo malo...
Nos sentamos a comer en silencio, hasta que escuchamos la puerta principal abrirse seguido de un saludo muy particular.
-¡¡¡HOLA FAMILIA!!! ¡ABI ESTÁ EN CASA!
Jul se asomó cuidadosamente por el borde de la puerta del comedor, mientras yo salía corriendo a los brazos de mi hermana mayor.

Julieth and JulieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora