Terror Nocturno

El que fue más allá del Sistema Solar

La Unión Soviética tenía una política un poco aterradora.

Consistía en que, hasta por lo más mínimo que se hiciera en aquella organización, se guardaba el más privado y celoso secreto.

Tenían a un grupo de astronautas, que para ellos eran denominados cosmonautas.

El primer hombre en ir al espacio, en realidad fue Yuri Gagarin, un ruso.

Pero también es real esta historia, tomando en consideración que Gagarin fue el primer hombre que fue al espacio y regresó con vida.

Y esta historia es de un hombre que, quizá en los próximos años, cruce el límite de Neptuno para salir del Sistema Solar.

Dos hermanos de nacionalidad italiana, los hermanos Judica-Cordiglia eran radioaficionados.

Tenían años en aquel oficio, y una noche, siendo simplemente unos adolescentes, oyeron lo más aterrador de sus vidas.

Una frecuencia llegó a su antena, la cual ellos mismos habían construido.

Era la voz de un hombre que pedía ayuda a gritos. Pero hablaba en un idioma que no era el italiano.

Era en idioma ruso.

Los hermanos grabaron el pedido de auxilio que duró poco más de media hora, pero se aterrorizaron cuando notaron que el audio se hacía cada vez peor.

Con miedo de que los soviéticos los rastrearan, desmontaron la antena.

Pasaron los años, y los chicos se atrevieron a llevar la cinta a un doctor especializado en idiomas, y éste les tradujo exactamente lo que el cosmonauta decía.

«Por favor, no me hagan esto, no me dejen así. ¿Qué hago?»

Era lo único que repetía una y otra vez.

La razón por la cual la señal se iba perdiendo, era porque la cápsula de aquel hombre se iba alejando en la inmensidad del espacio.

Para vergüenza del Programa Espacial Soviético, la noticia se conoció no hace muchos años.

Como si fuera poco, no solo era pensar que aquel desafortunado hombre iría perdiendo el oxígeno poco a poco hasta morir, sino que en la Tierra, ni siquiera su familia lo iba a poder enterrar. Solo sería un punto perdido en el espacio.

Y hoy, preservado a menos de -270º, el cuerpo de aquel desafortunado cosmonauta sigue recorriendo, sin rumbo fijo, la nébula absoluta.