Capítulo XIX

410 54 4
                                        

–19 de mayo–

Namie tocó con recelo la puerta que daba a la habitación del informante.

A diferencia de cómo había sucedido durante los primeros días de dar con un «nuevo e inesperado hobby», el informante pasaba largo rato tumbado en el sillón o en la cama. Solamente cuando buscaba dar seguimiento a su experimento, Izaya se forzaba a desperezarse (poner buena cara) y salir en busca del monstruo de Ikebukuro.

—Izaya, ya es bastante tarde. Levántate; tienes que trabajar —dijo Namie tras cruzarse de brazos—. Si no piensas salir el día de hoy, sería conveniente que uses a Roppi. Tu «pasatiempo» no parece muy dispuesto a perder su tiempo... conmigo.

Namie se empeñó en no morderse la lengua.

—Admiro tu esfuerzo, Namie-san —Izaya no trató de elevar el tono de voz—. Pero no estoy de humor para pasearme por ahí o para fingir ser Roppi. Ten el día libre. Busca a Seiji y reniega de su amor por la cabeza de la transportista.

Namie resopló en señal de exasperación.

—¿Tendré que llamar a Kishitani?

Izaya fingió no haberla escuchado y se dio la vuelta sobre la cama. Namie permaneció unos instantes en la espera de una réplica, pero terminó por ceder.

«No hagas que pida de nuevo la ayuda de Heiwajima.»

Izaya miró la habitación con aire desganado y se hizo un ovillo. Y, antes de hundirse en sus divagaciones, depositó el naipe en la mesilla que tenía al lado.

«¿Qué diría Namie-san si conociera que acepté su consejo...?»

«No era esa mi intención o puede que sí. No estoy seguro.»

«Pero lo que sé es que, si salgo o no, da lo mismo.»

«Mi "estrategia ganadora" no ha resultado como tal.»

«Estúpido monstruo, a diferencia de mí, tú sí has cumplido la promesa que hiciste.»

«Fue algo así como: "Y si no te mato te causare mucho, mucho dolor."»

—No he pasado los últimos años siendo lo que soy para que... —Izaya se irguió hasta sentarse—. ¡Tenías que haber anticipado que no iba a tardar en darme cuenta de que algo no marcha como debiera! Sabes algo. Pero no importa mucho. Haz lo que se te venga en gana.

«Estoy cansado.»

«Muy cansado.»

—Pero si el monstruo no cede, yo tampoco lo hare. Además, es cuestión de aguantar un par de días.

Tic, tac...

Luego de permanecer en silencio, Izaya se vistió y se detuvo unos momentos en observar su navaja de muelle.

«Yo dije que "un paso adelante o un paso atrás, ¿qué diferencia hace cualquier opción llegado a este punto?" Aun así, el día de ayer prometí que le mostraría algo... Quiero hacerlo.»

Izaya rio.

—Estúpido Shizu-chan. Quizá no seas tan afortunado como pensé. Yo amo a los humanos y quiero amarlos siempre, con locura o sin ella. ¡Los amo! Por mucho tiempo... ¡Los amé a todos menos a uno! Pero, si acaso he logrado amarlo también, deberá amarme de vuelta. Él deberá amarme de vuelta. Ese es nuestro enfermizo contrato.

«Cuando llegue a mostrarte el "yo" que nadie conoce...»

«¿Lo aceptarás?»

«¿Harás lo mismo que yo hice, Shizu-chan?»

«Sería posible, ¿cierto?»

«Si Tsuki confía en Roppi, ¿tú podrías confiar en mí? ¿Y yo en ti?»

«Shizu-chan.»

...

En Ikebukuro, Shizuo alzó una ceja cuando reconoció al robusto gato del otro día.

—He pensado que eras alguien más —soltó.

«Aunque no parece que hoy hará acto de presencia.»

—¿Lo has visto? Es molesto como sólo una pulga puede ser.

El gato maulló.

«¿Dónde estás, maldita pulga?»

«No iré a Shinjuku únicamente para garantizar...»

«¿Qué? ¿El dinero?»

«¿O será que has despertado mi interés con esa promesa que hiciste...?»

—¿Querrá contarme lo que ha pretendido obtener al acosarme?

Shizuo pasó sus dedos por detrás de las orejas del gato.

—Quizá Izaya logré que me vuelva un imbécil como Shinra, ¿no? Pero me parece ridículo pensar que cuando se llama Roppi es sincero. Simplemente no lo creo posible. ¿Él... Roppi es lo que oculta bajo esa odiosa sonrisa?

«Eso sería un problema...»

«Si acaso Izaya resultara ser Roppi, o si acaso Shinra y Yagiri no se han equivocado, ¿yo tendría que admitir que no me arrepiento de nada?»

—Creo que su propósito ha sido el mismo desde ese día. Odia que se le escape información, por muy insignificante que ésta sea —Shizuo dejó ir al gato y anduvo sin rumbo fijo.

«Su pregunta fue: ¿Por qué me salvaste?»

—Ha desperdiciado su tiempo... No tengo idea de la razón que tuve en ese entonces.

«Pero ahora estoy a la espera de que aparezca de la nada.»

«Ahora que lo pienso, tal vez mi vida ha sido imperfecta no porque él haya querido acercarse sino porque yo pensé que lo mejor sería que desapareciera.»

Shizuo negó con la cabeza y rio débilmente.

—Está jugando conmigo, como siempre. Está manipulándome y no puedo intentar jugar contra él. La Pulga siempre ganará. Por ese motivo, si me dice que buscaba al... al acercarse a mí y lo que ahora pretende mostrarme, yo le diré la verdad. Le diré que yo lo salvé sin más. Lo salvé tal vez porque no quiero ser un monstruo. Luego todo será como antes.

«Lo siento por Tsuki, pero esto es lo que La Pulga quiere.»

«Esto es lo que yo quiero.»

«Yo lo quiero así. Todos lo queremos así.»

—Ayúdame, Izaya. Dame una razón para que no tenga más dudas y seamos lo que hemos sido durante años. Continúa siendo Izaya Orihara, esa pulga de mierda. Tú y yo no podemos ser amigos, no podemos entendernos el uno al otro.

«Nosotros podemos sobreponernos a esta soledad.»

«No hay razones para desear que sea diferente.»

«Se el de siempre y mantente lejos de Ikebukuro.»

«Este será el único favor que yo espere de ti.»

«Pulga.»

...

NOTAS:

¡Tengan un bonito fin de semana! (^w^) ¡Besos! 

El día a día de Izaya OriharaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora