Capítulo 1

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Las luces del lugar no tardaron en iluminar su pálida piel y oscuro cabello con destellos rojos y azules que titilaban como grandes y sincronizadas luces navideñas. Se mantuvo inmóvil en su auto frente al viejo y cansado edificio, refugiándose del frio de la noche, o quizás de la monotonía del trabajo. Cualquiera hubiera pensado que, sí existía oficio libre de la monotonía, el de policía sería juramente el correcto. Sin embargo Hyukjae estaba allí con las manos medio entumecidas por el frio, cansado, fatigado por la jornada y sin el menor apetito de adrenalina en el cuerpo, muy al contrario de los policías que se movían con emoción y profesionalismo totalmente hambrientos de un poco de acción policial. Pero más temprano que tarde tuvo que moverse él también. Se movió lentamente y sin el más mínimo apuro, abrió la puerta y bajó del auto tomando simplemente un tapado color  beige que había rescatado del armario de su padre hace bastante tiempo. La helada de la noche, sin embargo, lo abrazó con ferocidad haciéndolo maldecir una vez más por tener que estar allí y no en el bar en el cual solía pasar sus viernes por la noche, mucho más cuando su equipo jugaba un buen partido, y de hecho en eso estaba hasta que su celular chilló y la voz del jefe se escuchó en alto; -Y aquí estoy- pensó con amargura mientras comenzaba a caminar esquivando policías alterados y enérgicos.
Se detuvo en la puerta de madera que se encontraba abierta, y volteó la vista hacía la calle dejando sus ojos puestos en un patrullero estacionado en frente, y más precisamente en la figura masculina dentro de él. Hyukjae torció la boca un poco y meneó la cabeza-Estás atrapado, chico- pensó con soberbia y sin más volvió la vista hacia el frente y comenzó a subir las escalinatas empinadas del antiguo edificio. Topó la vista con algunos de los residentes que asomaban su cabeza desde la comodidad de sus hogares hasta que finalmente subió lo suficiente para llegar a aquel departamento, uno de los últimos, del cual irradiaba más actividad.
La puerta estaba abierta pero custodiada por un oficial de policía bastante joven. Hyukjae se detuvo allí y pensó- Vamos, chico ¿Por qué tenías que matarlo un viernes por la noche? ¿Por qué justamente el viernes del partido? Y, oh diablos, ¿Por qué en un departamento tan alto?- Las piernas le dolían y por un segundó hasta se sintió fatigado, en cualquier otro momento hasta se sentiría avergonzado de su escaso e inexplicable estado físico, pero era cierto que había descuidado un poco el gimnasio este último tiempo y ya no corría por las calles como lo hacía cualquier oficial, ahora él era un investigador, no un simple oficial que patrullaba.

-Lee Hyukjae investigador del caso- recitó rápidamente mostrando su placa frente al oficial quien de inmediato le abrió paso.
Gran parte del trabajo, dentro de la escena del crimen, estaba hecho. Los peritos habían llevado lo importante, lo crucial dejándole a él el trabajo de atar los cabos sueltos, buscar bajo la alfombra y de husmear en la basura.
Se detuvo primero a dar una mirada bastante general al lugar, era un sitio pequeño, bastante pequeño por cierto. La cocina era a su vez sala de estar y comedor. El lugar estaba ligeramente iluminado con una lámpara de techo y la luz del televisor en una esquina de la pequeña cocina. Hyukjae detuvo su vista allí y sonrió, el partido estaba puesto y su equipo iba ganando y por mucho. Luego dirigió una última mirada y pensó que si bien el lugar era bastante humilde, era bastante justo atribuirle al dueño su gusto en decoración y su limpieza. El lugar estaba casi impecable, y digo casi porque en la mesa había un plato de comida a medio comer y una botella de cerveza casi llena y además, claro, allí en el piso la mancha roja se expandía y el cuerpo del recién fallecido yacía totalmente inmóvil.
Hyukjae se paró frente a él con una pequeña mueca de lastima. Era muy joven, y no pudo evitar pensar en cuan tranquilo se veía, incluso hasta dulce. Jugó un momento para sí mismo en intentar adivinar la edad del muchacho, pero podía asegurar que no superaba los veintitrés. Por la forma en la que estaba tirado era razonable pensar que anteriormente había estado sentado en la silla, tal vez mirando el partido, luego advirtió que el disparo que lo había dejado sin vida había entrado desde su cien derecha. La pared incluso estaba salpicada con sangre debido al impacto, tal vez la bala logró salir, eso querría decir que el arma que disparó estaba bastante cerca, lo que lo llevó a pensar que tal vez no era un asesinato como dedujo en un comienzo, tal vez el joven era un pobre suicida. Entonces lo observó con mucha más lastima –Eras tan joven- pensó y casi al  instante recordó la figura masculina que vio dentro del auto de policía –Lo lamento, chico- pensó luego en un tono de disculpa. Había acusado a aquel tipo de asesino en sus adentros cuando tal vez era un pobre hombre desgarrándose de dolor.

Volteó su mirada hacia su alrededor en busca de algo más que le diera una pista, caminó por el pasillo corto y estrecho hasta dos puertas, una de ellas estaba abierta y de inmediato entró. El cuarto era pequeño, tan solo cabía la cama media desecha, un ropero y un escritorio en el cual se lucían algunos libros abiertos y una foto enmarcada. En la foto salían dos chicos abrazados, uno de ellos era el fallecido, el otro era un muchacho quizás de la misma edad, de piel clara, cabello castaño, ojos brillantes y sonrisa radiante.  Se preguntó entonces quien sería ¿Un amigo? ¿Un hermano? ¿Vivirá aquí? ¿Habrá sido él quien llamó a la policía?. Bueno tendría que encargarse del caso luego, por ahora, su trabajo estaba hecho.

El crimen fue besarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora