La campanilla resonó melodiosa en los oídos de Hyukjae mientras, haciendo uso de su anticuada caballerosidad, sostuvo la puerta para que Donghae entrara a la pequeña cafetería situada a un par de calles de la Universidad. Se había visto sorprendido cuando el muchacho insistió con el café, pero no por eso habría de rechazarlo. Ignoraba que tan correcto y profesional era sentarse a charlar de asuntos cotidianos en una cafetería con el único testigo de la muerte de un muchachito cuyo cadáver aún aguardaba en la morgue. Y no lo ignoraba porque no supiera sus consecuencias, lo ignoraba de un modo totalmente racional. Hyukjae estaba allí porque quería, ni siquiera pretendía sacar más información de Donghae, no por esa noche al menos. Estaba sentado allí simple y llanamente para beber café con un castaño agradable.
Ambos pidieron café y Hyukjae insistió en que pidiesen algo para comer.-Estás un poco pálido- Había dicho con cierto aire sobreprotector cuando Donghae renegó de la idea de comer.
-Tengo el estómago totalmente cerrado. No he comido desde esa noche- Aseguró y el oficial se reprochó a si mismo por no haber sabido de aquello antes, de lo contrario estarían ahora mismo en el puesto de comida rápida de enfrente y no en un cafetería bebiendo café y comiendo un pastelillo de chocolate y nuez.
-Tendrás que comer algún día. Comienza con algo pequeño y delicioso hasta que puedas sentirte mejor. –Donghae suspiró luego de haberlo oído, casi como si se sintiera repentinamente derrotado frente a las insistencias del oficial y sin decir palabra alguna tomó el pastelillo que Hyukjae le había ofrecido.
Hyukjae dejó su mirada perdida por un momento en las manos del castaño. Tenía unas manos fuertes, masculinas, con ligeras venas que sobresalían de su piel blanca y pálida debido al frio. Pensó al instante que Donghae era una peculiar mezcla entre la adultez y la niñez, la dulzura y la masculinidad. Tenía un rostro de niño, un cuerpo fornido y fuerte, brazos anchos y trabajados, manos grandes y una sonrisa angelical. Y antes de que pudiera notarlo sus ojos habían pasado de las manos del castaño hasta la boca de éste, luego hasta sus ojos. Y el castaño lo miraba también.Hyukjae parpadeó muy rápido sintiéndose avergonzado y mareado y bajó su mirada de inmediato a la taza de café que traía entre las manos. El café era de máquina, viejo y extremadamente dulce. Lo asqueó de un solo sorbo, pero a Donghae pareció gustarle. Dio dos grandes tragos para luego pasarse la lengua por los labios, como si de un felino se tratase.
-Es muy joven- dijo de repente el castaño y Hyukjae no supo de que estaba hablando- Usted, tú -se corrigió luego- eres muy joven y ya eres investigador de la fuerza policial. Tus padres deben estar orgullosos.
-Oh- Hyukjae se descontractúro el cuello antes de dar otro sorbo pequeño al café asqueroso que tenía sobre la mesa- Creo que mis padres estarían más orgullosos si hubiese seguido la carrera de medicina, o la de derechos. No lo sé, no hablo mucho con ellos. –Se quedó en silenció sin saber que más decir. No estaba acostumbrado a hablar de su vida, más bien era al contrario. Era él quien estaba al otro lado de la mesa y hacía las preguntas.
-¿Y tú?-preguntó entonces- ¿Qué hay de tus padres? Has dicho que no quieres volver a casa de la señorita Kim, ¿Por qué no vas a casa de tu familia un par de días?Donghae se encogió de hombros y Hyukjae pensó al instante que ésta era la tercera vez que lo hacía en la noche, el gesto le pareció adorable.
-Creo que estar lejos de aquí no ayudará, me siento más útil en este lugar. Sólo quiero poder reconciliarme con la realidad, conmigo mismo, con el recuerdo de Sungmin. Entonces volveré a casa, aunque no estoy seguro de como volver a empezar. Aunque no lo parezca hay mucha gente conmigo ahora mismo. Hoy en el trabajo todos me trataron con tanto cuidado, como si fuese a romperme. Todo el mundo se aseguraba de hablar correctamente conmigo, de protegerme hasta de mí mismo. Incluso insistieron en que me fuera a casa, pero creo que luego notaron que en realidad, por ahora, ya no tengo casa. –Donghae bajó la vista y concentró sus ojos en el pastelito que tenía entre las manos- El punto es que cuando todo esto se terminé estaré completamente solo, el tiempo volverá a correr como siempre, volveré a ser el mismo Donghae de antes, pero todo eso sin Sungmin. –El castaño levantó la mirada una vez más hacia él y se acercó a la mesa como si quisiera susurrarle cosas, y Hyukjae casi por instinto lo hizo también. –Le parecerá cruel, pero hasta me he visto pensando en cómo me sostendré económicamente sin Sungmin. Usted no sabe lo mucho que nos costó encontrar un lugar cuyo alquiler pudiéramos pagar. Ahora estoy solo, no sé siquiera como haré para pagar un alquiler sin su ayuda. Y no tengo más amigos, él era el único.El oficial se quedó en silencio un momento procesando la pregunta que había surgido en su cabeza hace ya un momento. Hizo carraspear su garganta, miró alrededor como si estuviera por confesarle algo aberrante, o preguntarle algo aberrante, y una vez que comprobó que nadie los observaba ni escuchaba habló:
-¿No tienes pareja, Donghae?Donghae alzó las cejas, quizás no por la pregunta, quizás y seguramente se sorprendió por las tantas precauciones que el oficial había tomado antes de hablar.
-No, no tengo pareja. Sólo tenía a Sungmin, sólo a él.Un silencio peculiar y que sólo logró abrazarlos a ambos se hizo presente. Fue como si aquello lo significase todo para Hyukjae y como si aquello fuese todo lo que Donghae tenía para decir. Hyukjae asintió y Donghae se volvió a su antigua posición hasta que su espalda chocó con el respaldar de la silla. Fueron segundos, y luego el ruido de la cafetería volvió a reinar: voces, cucharas golpeando la porcelana de las tazas, cubiertos, cuchillos y de repente la misma voz del castaño.
-¿Y tú, Hyukjae? ¿Tienes novia?- Hyukjae, que estaba intentando que un sorbo de café lograse cruzar por su garganta, tosió de forma estrepitosa y molesta.
-No. –Donghae lo observó impresionado, tal vez por su reacción o tal vez por su respuesta. E irremediablemente, Hyukjae, tuvo que dar más explicaciones, aunque le parecieran innecesarias. –El trabajo me ha quitado un poco de aquello que suelen llamar: ¿Vida social? Tengo muy poco tiempo libre.
Donghae asintió varias veces, como si lo comprendiera, pero siempre en silencio. Hyukjae sintió entonces que debía volver a hablar, que su turno aún no había terminado. Pero el punto era que ya no tenía más que decir, o simplemente no le gustaba hablar de su vida.
-¿Qué hay de ti? ¿Qué hay de tu profesión? Sé, por el informe policial, que Sungmin estudiaba…-Literatura- lo interrumpió el castaño-Estudiaba literatura y yo también. Nos conocimos en clases.
Claro, Hyukjae sabía eso, todo estaba en el informe, pero algo tenía que preguntar, debía cambiar el foco hacia Donghae. No era del tipo que hablaba, era más bien del que escuchaba. Ya sea porque le gustaba o porque simplemente aquel era su trabajo, preguntar y recibir respuestas. Pero Donghae no parecía dispuesto a seguir respondiendo.
El castaño dio otro sorbo al café dejando la taza vacía y se dispuso luego a quitar el papel que recubría al pastelito apetitoso. Le dio un mordisco y luego pareció percatarse de la mirada del oficial.-¿Quieres un trozo?- Hyukjae parpadeó rápidamente y luego negó con su cabeza.
-No tengo apetito, muchas gracias.
El castaño sonrió con una dulzura única, bastante similar a la de un niño y dio otro mordisco aún más grande.
-Gracias a ti, tú lo pagaste.-Han sido unas cuantas monedas, no es para tanto.
Donghae finalmente terminó el pastel y una vez más, en la noche, se relamió los labios.
-¿Puedo llevarte a algún lado, Donghae?- la plática había concluido, también el café y desde luego el pastelito.
-No, pero te lo agradezco mucho. –El castaño se puso de pie al instante y Hyukjae lo hizo también por mero instinto- Oh, y la próxima vez que vayas a verme llámame, así podré devolverte tu abrigo, Hyukjae. –Donghae se dispuso entonces a marcharse pero al segundo paso se detuvo y se volteó- No me has pedido mi número.
Hyukjae elevó una ceja, torció sus labios en una sonrisa ladina y segura, y con la voz ronca y profesional contestó:- No te preocupes por eso, ya encontraré la forma de contactarte, Donghae. Que tengas buenas noches.
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El crimen fue besarte
FanficEl oficial Lee Hyukjae es sacado de su rutina de cada viernes por la noche y arrastrado hasta la escena de un crimen: El joven Lee Sungmin está muerto, con un disparo en la cabeza y hay un sólo sospechoso... Lee Donghae.