Capituló 14
El olor a tabaco y alcohol inunda mis fosas nasales haciéndome saber que la noche en el club ya ha empezado. Debo ir hacia la oficina de Marcus, hacer el encargo e irme, parece fácil, pero sabiendo que es de Marcus de quién hablo, nada es fácil.
Pasó de apercibido entre la gente con trajes elegantes, hombres jugando a cartas acompañados de mujeres floreros con vestidos caros y extravagantes, mientras yo, con un pantalón de traje negro y una camisa blanca a medio abotonar, me voy acercando más a mi destino.
Delante de la puerta se encuentran dos hombres, Bastian y Gustav, los perros alemanes de Marcus. Son buenos tipos, pero la verdad es que no me gustaría tener el trabajo de mierda que tienen.
-Vengo a ver a Marcus- digo mirando a los alemanes.
-Espera que le pregunto- dice Gustav.
Coge su pinganillo y empieza a hablar en alemán con Marcus y en dos minutos, vuelve a mirarme.
-Pasa- dice seco.
Entro y el olor a puro y wisky malo me inunda, odio este olor, pero siempre que entro este se hace presente y cada vez me acostumbro más.
-Hola Stephen- dice Marcus sentado en su silla acolchada de cuero negro.
-¿Perros nuevos Marcus?- digo señalando a la puerta y sentándome en la silla que se encuentra en frente de él.
-Efectivamente, importación alemana-
-Ya me di cuenta y también que cada vez son más jóvenes, antes te iban los mayores- digo con picardía.
-Es desde que estas más cerca mío, me pones tanto- dice jugando con su puro.
Marcus es un hombre de unos 40 años, tiene más de 60 clubs por todo el mundo y por no hablar de los tantos patrimonios y viviendas en los lugares más conocidos y paradisiacos del mundo, como Hawai. Lo conocí un mes antes del accidente de Odette y su madre. No estaba pasando un buen momento, ni económicamente ni sentimentalmente. Me ofreció hacer unos encargos a cambio de un dinero que me ayudo mucho con los problemas que llevaba. Pero cuando pasó el accidente la depresión me pudo y estar encerrado en esas cuatro paredes del hospital ya me agobiaba, aunque en ella estuviera Odette. Marcus me ofreció un lugar "fijo" en el club y yo, desesperado, acepte. Es verdad que con el gano mucho dinero pero no tengo una seguridad ya que los encargos de Marcus no son muy fiables que digamos.
Mi trabajo es simple, cojo lo que me dicen lo llevó a los compradores, se lo entregó, me dan el dinero y el 50% es mío, aunque la verdad es que la mayoría de veces Marcus me da más, parece que le sobra al viejo.
-¿Qué quieres esta vez?- digo cogiendo un cigarro.
-Lleva esto a la mansión Walter- dice y me entrega un paquete pequeño-¿fuego?- asiento y me enciende en pitillo
-¿A la mansión Walter? ¿Esa no es la del famoso productor?- digo cogiendo echando el humo de mi boca.
-Efectivamente, quiere relajarse, ya sabes- dice acabando su puro.
-Me voy, vuelvo en treinta minutos- me levanto disponiéndome a salir, pero la voz del viejo Ruso me para. Si, Marcus es Ruso, lo que para algunos es un temor pero para mí es simplemente una etiqueta .
-Quédate con el dinero, has trabajado bien las últimas semanas y te lo mereces- dice con una sonrisa en la boca, me doy la vuelta sin decir nada- dale saludos a tu querida Odette.-
Odette
-¿Qué acabas de decir?- digo apagando el cigarro en el suelo y dándome la vuelta.
-¿Qué creías que no iba a saber que tu amorcito acaba de despertar?- dice riéndose
-No te acerques Marcus- digo apoyándome en la mesa
-Tranquilo, ya sabes que no me van las tías, solo soy amable- dice levantando las manos en forma de paz.
-Estas advertido Ruso- y después cierro la puerta escuchando de fondo la risa gruesa de Mi jefe.
Salgo de allí y me monto en mi coche, colocó el móvil con el GPS y me dirijo al lugar de entrega. La música me evade de todo lo que ha pasado hoy mientras me dirijo a la mansión.
Lo único que quiero es irme a casa, lo único que quiero es arreglar toda esta mierda.
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Avisó importante:
De ahora en adelante subiré capítulo los miércoles y domingos. En caso de que no pueda un día subiría los martes o los jueves.
¡Espero que os este gustando!
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Begin Again *PAUSADA*
Teen FictionNuestra memoria es como una cámara fotográfica, retenemos en el carrete todos nuestros recuerdos, pero, ¿qué pasaría si el carrete se borrara y solo se quedará el peor día de tu vida en el? Oddette podrá volver a empezar de cero o intentar recupera...