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Tyler Joseph era más que un simple joven de 23 años en Columbus, Ohio.
Era bien conocido por ser un excelente estudiante, proveniente de una muy unida familia cristiana, el mejor de los hermanos y un amigo maravilloso. Pero sobre todo, a Tyler se le conocía por ser apasionado en todo lo que hacía, competía consigo mismo para demostrar que podía ser bueno en lo que se propusiera.
Bueno en la escuela.✔️ Bueno en el basketball.✔️ Bueno tocando instrumentos.✔️ Bueno escribiendo canciones.✔️ Bueno cantando.✔️ Bueno en comer la mayor cantidad de tacos en tiempo récord.✔️
Siempre se esforzó de sobremanera en ser bueno, amaba ver a sus amigos y familiares felicitándole, amaba sentirse realizado y amaba el aplauso.
Pero sobre todo, Tyler odiaba perder más de lo que amaba ganar. Y es que cuando fallaba o perdía, así fuera algo insignificante, los pensamientos del chico se encargaban a la perfección de hacerlo sentir completa y absolutamente miserable. Un completo perdedor. Inútil. Alguien que no valía la pena.
A menudo y por muchas razones, la mente del joven se encargaba de hacerlo sentir terriblemente solo. El muchacho escondía tras una amplia sonrisa y un adorable sentido del humor, pensamientos oscuros y profundamente depresivos, los cuales no podía compartir con nadie.
O al menos así era, hasta que se creó Twenty One Pilots.
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