Los días se tornan grises y fríos, como si viviera muy en lo profundo de un pozo, tan hasta abajo que los rayos del sol no llegan. Frío como el ártico, como un invierno intenso penetrando hasta el lugar más diminuto, convirtiéndolo todo en hielo.
Así es mi estadía en este mundo si tú no estas, me congelare y me perderé en esta inmenso silencio que guarda tú espacio vacío. Despertar las mañanas lleno de amargura y no disponer de un mensaje de "Buenos días" aumenta más mi amargura, hace que el comienzo sea un campo de guerra entre mi sentimiento de querer partir de este estado físico, y el de extrañarte desesperadamente como un niño.
El resto del día será igual, quizás peor. Que dentro de ti halla una luna, una estrella, una galaxia, un amanecer o una delicada flor que cada una la representa, tener todo eso ahí y que no emane ninguna clase de energía por tú no estas allí para hacerlo, porque quién daba vida a mi interior se fue de él.
Tú, un pequeña y resplandeciente luciérnaga que va por la solitaria noche llevando consigo una luzcecita que me dejo de alumbrar. A pesar de que tú luz puede ser insignificante en comparación con otras, es la luz que más veo brillar, la que tiene más intensidad, eres esa luz que quiero tener cerca, -De seguro tú también lo querías- pero por desgracia tomaste un camino diferente al que te lleva a mi, razones por la cual me ahogo en la oscuridad en un lago de lágrimas de tristezas.
