¡Vaya!, decir que me pareces encantadora estaría mal, porque no consigo la palabra correcta para descríbirte. Eres como ese pequeño destello de luz que se ve muy lejos dentro de esta oscuridad, una luz que despierta un mínimo sentimiento de esperanza en mi interior, un suave y delicado brillo que se acerca lentamente.
Estoy impregnado de esta soledad, de una destrucción total, que hace del paisaje nada exquisito y atractivo para las personas. Soy un pequeño bosque que nadie sabe donde se encuentra, un bosque que gracias a las pocas personas que han acampado en el se ha ido deteriorando y secándose por falta de sol y de lluvias torrenciales que llenen sus caminos de agua, y de esa manera extendiendo el tiempo de vida de sus arboles.
Tú, eres esa tormenta que necesito, para darme vida, para que el bosque pueda brillar y estar en su completo apojeo. El tipo de tormenta que seas te voy aceptar y amar, porque de cualquier forma me harás bien.
Tú eres una tormenta que veo a dirigiéndose a mi, que anhelo desesperadamente que llegue. Motivo por el cual deberías estar segura que jamás seria voluntario para realizar, decir o hacer algo que haga que tú te vayas, porque te espero con muchas ansias, preciosa tormenta.