Ella era una flor

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Los de su alrededor habían visto su mundo derrumbarse miles de veces, en realidad era más frágil que cualquier estúpida muñeca de porcelana. Ella tenia mil amigos, pero se sentía sola. Como una colilla en la funda de no fumadores, como el fumador con el último cigarro del paquete, sola como nunca, sola como siempre. Ella era una flor y el era capullo, ella que más bien era "yo" no necesitaba mucho para ser feliz, pero perdió una vez más aquel tren que la llevaba al mundo paralelo yo y el. El era mi rincón favorito de aquel puerto. El era venecia, madrid, grecia y yo sólo era una turista en cada una de sus ciudades. Yo era la puesta del sol, un 31 de diciembre, era las 12 campanadas, la botella del después, una góndola y el era venecia entera. El siempre fue más para mi que abril para cualquier poeta, pero pronto llega mayo y ya sabes lo que eso significa, venecia se inunda de lágrimas y las fallas se queman de recuerdos, en las calles de madrid sólo queda basura y otro fracaso, uno más para la lista de promesas que hay que olvidar y eso ya es mucho. Otra vez toca perder, pero ya sabes unas veces se gana, tres veces se aprende y está vez he aprendido que si este es el final hay que reconocer que las perdidas se comieron a los otros y no al revés.

La soledad me persigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora