De como Hermione termino ebria como una cuba

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Verla bailar brincando y agitando los brazos como tonta mientras los idiotas cara rajada y la comadreja la rodeaban luciendo casi tan idiotas y patéticos como ella, casi lo irritaba y lo enternecía a partes iguales. Luchaba entre sus ganas de apartar la visa y largarse de ahí y sus ganas de quedarse un poco más, sólo lo suficiente para estar seguro que ella se mantendría firme en su decisión de ignorarlo, aunque notaba sus músculos ligeramente tensos, casi podía oler su incomodidad, además del obvio hecho de que ella se esforzaba demasiado por darle la espalda y por no mirar hacia aquel balcón donde sabía que ella lo había visto. Era demasiado tentador. Era también muy nostálgico sentirse feliz por molestarla, aunque ahora sólo lo hacía con su presencia, no había necesidad de pasarse cerca de ellos con una frase ácida, ni de reírse de sus desgracias, ni de enumerar sus defectos y carencias, en esta ocasión, el trío dorado estaba incomodado por su sola presencia. Su yo de 14 años debía estar extasiado. Pero su yo de 22 años lucía casi tan incómodo como sus eternos rivales. Casi.

Las luces titilantes de la fiesta iluminaban su pálido rostro que trataba de contener sereno e ilegible, pero que parecía una aparición fantasmal aterradora. Sus ojos grises brillaban con furia, danzando al ritmo de la música, al ritmo de los saltos irritantes de Granger y su par de guardaespaldas entrometidos. Sus puños estaban crispados con fuerza, sus uñas ya estaban enterradas en la palma de su mano, le ardían, alertándolo de que aflojara su agarre, pero no, no podía, no podía apartar los ojos de ella, y por tanto no podía serenarse. Sentía sus hombros engarrotados, por la fuerza con la que los tensó desde el mismo momento en que se situó en su palco, recorrió la pista con sus ojos y la había divisado. Efectivamente ahí estaba. Por fin le daba la cara la muy hipócrita. Valor Gryffindor, mis huevos. Así como su presencia seguía atrayéndolo, llamándolo y capturándolo apenas y estuvieron entre las mismas cuatro paredes, la suya debía haberla alertado a ella, pues inmediatamente que posó su penetrante mirada glacial en ella, había notado sus hombros tensarse, su cara girar sin su permiso, y sus ojos escanear con miedo aquel balcón, donde su mirada se detuvo en él por un segundo. Un segundo en el cuál casi pudo escuchar su suspiro ahogado, y ver una chispa de odio en sus ojos. Pero no le había podido sostener la mirada ni dos segundos cuando ya estaba girando su cabeza con una muy mal actuada indiferencia, colocándose entre Potter y Weasley, que inmediatamente juntaron sus cabezas con las suyas y tensaron los hombros. Potter había pasado su brazo alrededor de su hombro mientras giraba su cabeza hacia su dirección con muy mal disimulo y Weasley había apretado los puños antes de tomar su brazo y tratar de sacarla de ahí, a lo que ella había agitado su cabeza enérgicamente, sonriendo exageradamente, como clara muestra de su nerviosismo, había echado uno de sus brazos alrededor de la cintura del pelirrojo, mientras con el otro rodeaba a Potter por los hombros y comenzaba a brincar y moverse torpemente al ritmo de la música, pasando unos pocos segundos antes que el par de idiotas la siguieran.

Él había esperado a que su determinación fallara, que lo mirara, sólo una vez más, era todo lo que pedía y entonces sabría si quizás ella podría escucharle. Si podría mirarlo. Si podría darle una oportunidad... una vez más. Pero eso no había ocurrido y ya sus puños apretados y sus dientes rechinando le estaban pasando la factura. Casi sentía sus fuerzas y su determinación fallecer. Pero entonces, Merlin se apiadó de él.

- ¡Draco! - escuchó como en un eco lejano - ¡Draaaco! - ahora el eco se escuchó más cercano, luego una mano se posó en su hombro, sacándolo de su trance y haciéndolo girar por un momento.

Parpadeó un par de veces, dándose cuenta que no lo había hecho en un largo tiempo, notando ardor y picazón, además de estar encandilado. Cuando pudo enfocar sus ojos, Theo Nott y Luna Lovegood lo miraban, él con una mueca burlona, ella con sus ojos soñadores

- ¿Qué mierda quieres Nott?

- Uuuu, ¡Cálmate hermano!, no tienes que estar tan a la defensiva conmigo, ¿qué te ocurre?

De cuando Hermione amaneció con resaca en casa de DracoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora