Hermione se encerró en el baño con un sonoro portazo y se llevó las manos a la cara lanzando un pequeño quejidito. ¿Qué estuviste a punto de hacer tonta? Se regañó a sí misma. Ella pensaba que después de sacar todo el veneno de su sistema en aquella rueda de prensa, sería verdaderamente capaz de retomar su vida, de olvidarse de él, pero debió saber que no iba a ser tan simple desde que sus ojos lo encontraron en la fiesta, mirándola fijamente. Y la verdad ella tampoco lo había puesto fácil cuando va y se pone ebria hasta la inconsciencia y acaba en la guarida del lobo, con él demasiado cerca, inundando sus sentidos, encantándola como la vil serpiente rastrera que era.
Sacudió su cabeza de un lado a otro y comenzó a quitarse la ropa para entrar en la ducha, esa que era tan familiar para ella... y que le traía tantos recuerdos en los que no quería pensar ni ahora ni nunca, pero ahora menos que nunca porque ella estaba en peligro por la cercanía de la serpiente.
Si alguna vez Hermione pensó que amaba su trabajo, se equivocaba. Si pensó que trabajar para hacer del mundo un lugar mejor para todos era la mayor satisfacción que tendría en la vida, también se equivocaba. Ahora amaba ir a trabajar más que nunca. Ahora conocía satisfacciones que nunca imaginó siquiera. Y todo se reducía a una persona: Draco Malfoy, su colaborador y su... ¿amante? Realmente nunca se habían detenido a ponerle nombre a lo que ocurría entre ellos.
Lo que ocurría era lo más hermoso, lo más excitante y lo más emocionante que le había pasado a Hermione jamás. Él siempre llegaba a la oficina antes que ella. Ella amaba la puntualidad, y encontrarlo todas las mañanas tan temprano y tan activo, con sus ropas perfectas, limpias, elegantes, su cabello húmedo perfectamente peinado, todas las mañanas la sorprendía con una exótica y deliciosa variedad de tés, acompañado por el más exquisito, suave y fino pan. Desayunaban juntos y comenzaban su mañana, trabajando en perfecta sincronía. Draco todavía tenía la capacidad de desquiciarla, pero ahora la ventaja era que la hacia rabiar sólo para luego arrinconarla contra alguna pared y hacerla suya, haciéndola olvidarse de todo, el motivo de su discusión, dónde estaban, hasta su propio nombre.
Luego había un descanso. Era la hora de ir a comer. Antes buscaba a Harry para salir a comer algo, pero ahora era casi una pena dejar a Draco solo en la oficina, así que iban a su casa, donde comían solos y con privacidad, cada vez era más natural que pasaran el tiempo hablando, entre besos, caricias, con las manos entrelazadas debajo de la mesa.
Por las tardes Hermione salía a reuniones o a veces iban a trabajos de campo, siempre que podía llevaba a Draco con ella, porque la verdad, en efecto era muy eficiente para realizar su trabajo y además su extraño y retorcido sentido del humor la divertía.
En la noche salían juntos, al mundo muggle porque ahí no había riesgo de que nadie los conociera, y realmente se divertían mucho. Él era tan encantador, tan caballeroso, con modales de príncipe, y con una lengua mordaz, pero inteligente y divertido.
Terminaban siempre comiéndose a besos en las calles del Londres muggle y teniendo que aparecerse en la casa de Draco, para calmar sus ansias mutuas, tenían sexo desenfrenado y al principio Hermione se iba a su casa en algun punto durante la noche, luego se comenzó a quedar a dormir, luego se comenzó a bañar ahí en las mañanas antes de ir a trabajar, luego comenzó a traer ropa, artículos personales y sin saber cómo ni cuándo habían terminado viviendo juntos.
— Buenos días — gruñó Hermione adormilada cuando comenzó a sentir a Draco en su espalda, restregándose contra ella y besando su hombro — que linda forma de despertar... — dijo restregando su trasero contra su ereccion matutina
— Buenos días, que bueno que despiertas, ahora, tu bienvenida
Sus manos se deslizaron por sus caderas, acariciandolas y erizándole la piel, sacándole el short y las pantaletas de una vez, inmediatamente después, lo sintió entrando en ella, y gimió aún con los ojos cerrados, pero comenzó a moverse al ritmo que él le marcaba, agarrando sus nalgas enterrándole las uñas. Mientras más aceleraban, él le mordía el hombro, la oreja y ella gemía mas fuerte, hasta que juntos alcanzaron el climax.
ESTÁS LEYENDO
De cuando Hermione amaneció con resaca en casa de Draco
FanfictionHermione se emborracha en una fiesta y termina en casa de su ex enemigo, ex colaborador y ex novio Draco Malfoy, quien la cuidó en su borrachera con la esperanza de que ella lo escuche. Así entre dolores de cabeza, estómago revuelto y muchos muchos...