Capítulo 5.

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—Doctor Simons, señor. Cervix ha ido con el Presidente y Omen está investigando la desaparición de Byp —le dijo el asistente.
—¿Hay noticias de mi hijo? —contestó Simons.
—Joshua nos confirmó que fue capturado por Cervix en la pelea del muelle.
—¿Qué tal va el contenedor?
—Está casi finalizado, señor.
—Lo terminarán de camino. Es hora de atacar.
—Sí señor.

   El asistente se fue y Simons se dirigió a su computadora para terminar de analizar a David. Sus niveles de poder estaban muy por encima de lo que habría imaginado, pero para Simons ese no era problema. Su control sobre el iridio era suficiente para acabar con David y Kimberly. Simons estaba decidido a hacerlo. Abraham abrió otra carpeta con información de Carim Jansen, hizo un par de anotaciones en su libreta y la cerró. Se levantó de su escritorio y levantando su mano, atrajo su armadura que estaba hecha de iridio y pieza por pieza esta se armó en su cuerpo. De su oficina bajó donde estaban todos listos para partir.

—Hoy vamos a marcar la historia y darle un giro inesperado —habló Simons— Es tiempo de que los fuertes tomen su lugar y los débiles perezcan. ¡Hoy vamos a darle inicio al fin!

   Todos sus soldados dieron el grito de guerra y se dirigieron a sus puestos.

—Doctor ¿Aún va a querer a la chica? —le preguntó su asistente.
—Sí. Vayan por ella ahora que está vulnerable, no la lastimen. Es única en su clase —contestó.
—Sí señor.

   Abraham se dirigió a unas pequeñas celdas. En una de ellas se encontraba Liam y en la otra una chica rubia de tez blanca, con ojos color verde y un cuerpo envidiable. Estaba golpeada y muy débil debido a las condiciones en que la tenían prisionera.

—Señorita Hart. Espero que se encuentre bien —le dijo Simons.
—Puede irse al infierno. No me voy a unir a sus tropas —le contestó con ira.
—¿Su madre no le enseñó modales? Es falta de educación no devolver un saludo.
—Usted no es el indicado para recordarme eso.
—Bien. Señorita Angela, sólo estoy aquí para ayudarle. Sé que quiere salir de aquí y es libre de irse cuando quiera siempre y cuando se una a nosotros. Es el único requisito.
—Si llego a poner un pie fuera de esta celda, iré por usted. Así que agradezca que estoy aquí dentro.
—Bien. Como guste. Hay buenas noticias, Liam. Ocupamos a un líder en nuestro bando y tú encajas en nuestro perfil de búsqueda.
—¿Ah sí? ¿Y cuáles son sus planes? —le respondió.
—Bueno, son sencillos. Primero robaremos el Trilux y luego guiaremos a los Nativos hacia un futuro mejor para ellos. Sólo quiero lo mejor para ellos. Es todo.
—¿Y para qué el Trilux? —le volvió a preguntar.
—Es una pequeña deuda. O más bien: trato. Sé que has oído hablar de Moleq; pues bien, él vendrá dentro de poco a destruir a la tierra para adueñarse del Trilux pero hemos llegado a un acuerdo en donde yo le consigo el Trilux y él me ayuda a conquistar este mundo. Así podré darles lo mejor a los Nativos.
—¿A costa de la vida humana?
—Los cimientos se deben construir sobre algo. Vamos Byp, eres un asesino. ¿Ahora te preocupas por los débiles humanos? Ellos no merecen la nueva era, siempre queriendo controlar lo incontrolable.
—Sí. Y no veo que seas diferente.
—Bien, de igual manera Omen morirá al final del día y tú sólo eres uno en cientos de tu clase. Quizá los otros sean más inteligentes —respondió con ira— Por cierto, gracias por lo de Jorge. Era un verdadero dolor en el trasero tratar con él pero ahora me lo quitaste de encima.

   Cuatro sujetos capacitados llegaron a las celdas y sacaron a Angela y Liam, los llevaron dentro del jet y los metieron en otras celdas de cristal. Simons entró al jet y tomó su teléfono celular para hacer una llamada que se respondió de inmediato.

—Vamos en camino —dijo Abraham.
—Copiado —contestaron.

Omen 2: Doctor IridioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora