Forgotten Ones: Yeo One

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Yeo One terminó de escribir la carta para su madre y dejó el bolígrafo sobre la mesa.

Se colocó de pie y caminó hasta el baño para mojarse un poco el rostro y despertar de la somnolencia que se apoderaba de él cada vez que escribía. El agua estaba fría y se estremeció ante su contacto, apresurándose a secar su piel con la toalla.

Se devolvió al salón y tomó un abrigo grueso y largo, color marrón y de grandes bolsillos planos.

Se echó la carta al bolsillo y se abrochó el abrigo. Tomó un paquete envuelto cuidadosamente en papel marrón y aseguró las amarras.

Yeo One se dio vuelta en cuanto escuchó pasos que se detuvieron detrás de él. Le sonrió y siguió arreglándose.

—¿A dónde vas? —le preguntó YanAn.

—Al correo, ¿quieres acompañarme?

—Claro, no te dejaría ir solo.

—A penas conoces Seúl, YanAn, el que no debe salir solo eres tú —le dijo, burlándose.

—Cállate, ChangGu.

Yeo One dejó a YanAn colocándose un abrigo, afuera hacía frío y su amigo tenía especiales problemas con eso: era demasiado sensible; y tras eso, fue hasta la cocina, donde Hui y HongSeok conversaban esperando a que sonara el timbre del horno. Era algo que siempre hacían y Yeo One lo sabía muy bien.

—Hui —llamó.

—¿Qué pasó ahora? —preguntó y se dio vuelta, mirando a Yeo One—. ¿Vas a salir?

—Voy a ir con YanAn al correo, y tal vez a tomar un café luego de eso.

—Vuelvan antes de la cena —advirtió HongSeok—, y cuídense.

—Exacto, y lleven los móviles por si se pierden.

—Claro, hyungs —les respondió Yeo One—. Hasta luego.

Los mayores se despidieron con las manos y siguieron con su conversación, pero Yeo One no les prestó más atención y volvió con YanAn.

El abrigo de YanAn era blanco, y le quedaba demasiado bien. ¿Cuándo YanAn se había vuelto tan lindo?

—¿Nos vamos? —le preguntó el chino.

Yeo One volvió en sí y asintió. Abrió la puerta, y le dio pasada al más alto, quien le sonreía cálidamente mientras masticaba algún tipo de barra de dulce.

Que probablemente era suyo.

A Yeo One le encantaban los dulces.

Comenzaron a caminar hacia la estación de metro más cercana, eran los únicos de la maknae line que tenían permitido andar en metro solos, y eso era porque eran mayores de edad y CUBE no los quería demasiado. Los pasos de YanAn eran más largos que los de Yeo One, pero eran, al igual que todo en el chico, más pacíficos y lentos que los de cualquiera en Pentagon.

El aire fantasmagórico y espiritual que tenía YanAn deslumbraba por completo a Yeo One.

Era tarde, pero la hora de alta congestión ya había pasado, así que tomar el metro no fue tan difícil. La oficina de correos estaba a seis estaciones de la estación más cercana a la casa de Pentagon, y se encontraba al lado de una zona de cafeterías.

Yeo One le abrió la puerta a YanAn, al igual que en la casa, y luego entró él mismo.

—¿Para quién es?

—Para mi madre —le respondió—. Nunca te he visto enviar una carta, o escribir un correo electrónico, ni recibir una llamada.

—Yo... nunca fui muy comunicativo con mis padres —dijo algo tímido—; supongo que saben cómo estoy por las noticias.

Confused, Jealous & Damn Hot (PENTAGON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora