Capítulo 5.

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Justin’s POV

Después de mi pequeño “incidente” con Luke, tuve que limpiar el desastre que había provocado. Cogí su cuerpo y lo metí en una de esas bolsas de cadáveres que mi papá trajo para mí. Después lo escondí entre las tablas del suelo. Ahora a por la sangre.

Me acerqué al charco de sangre y me arrodillé junto a él. Metí mi mano en él como si fuera una piscina de agua. Moví mi mano, agitando el agua adelante y atrás, adelante y atrás. Agarré uno de esos pequeños tubos que tenía sobre la mesa, concretamente en el que ponía “Luke”. Desenrosqué el tapón y metí el tubo en el charco de sangre. Cuando se llenó del todo, le puse el tapón y metí el tubo en mi mochila. Un suvenir para papá.

Después de esconder todos los trozos del cuerpo de Luke, volví a casa. Cuando pasé por delante de la escuela, vi a la madre de Luke y al director hablando. Ella siempre lo recoge después de la escuela. Ya no más.

Me puse mi capucha y metí las manos en mis bolsillos, tratando de disimular un poco. Pasé lentamente delante de ellos, con cuidado de no mostrar ninguna señal de sospecha. Tan pronto como los perdí de vista, paré. Me giré para comprobar que nadie me seguía. Todo limpio. Me giré para seguir con mi camino pero un cuerpo se lanzó sobre mí haciendo que cayera al suelo.

Poco a poco miré quien fue, ignorando el placer del dolor. Me encontré con un grupo de chicos de mi colegio. Algunos estaban en mi lista.

Mathew Roberts-Ahorcarlo.

Eli Benson-Dispararle.

Jackson Burns-Cortar su garganta.

Sonreí hacia los chicos, apretando los puños. Todavía no, Justin. Pronto, Justin.

- ¿Puedo ayudaros? –pregunté, haciendo rechinar mis dientes. No sabes las ganas que tenía de matarlos. Las ganas que tenía de echarles gasolina por encima y quemarlos, ver como arden vivos.

Uno de los chicos me agarró por la capucha, me arrastró hasta un callejón y me empujo hacia la pared, de ladrillo.

- Creo que es hora de una paliza, ¿eh, Bieber? –dijo el chico. Hice una nota mental para añadirlo a mi lista, sin incluir a los tres que estaban ahí. Casi me reí, pensando en cómo podría torturarlos.

Me dio un puñetazo en la parte lateral del cráneo. Gemí de placer. El chico sonrió, pensando que el gemido era de dolor. Si tú supieras lo que te viene en el futuro.

Después de eso, todos vinieron hacia mí, tirándome al suelo, prácticamente nadando en mi propia sangre. Recibí otra patada en las costillas y ellos se fueron corriendo cuando escucharon los pasos de otra persona. Idiotas.

Oí el grito de alguien, sonaba como una mujer. Sentí sus brazos levantarme y abrazarme, con fuerza. Abrí mis ojos para encontrarme con esos penetrantes ojos verdes que tanto odio.

______ Hawthorne-Torturarla.

La empujé lejos de mí. Ella se acercó, intentando tocarme otra vez.

- J-Justin, ¡lo siento mucho! ¡Yo les dije que te dieran una pequeña lección, no todo esto! –dijo ella, las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

Así que ella ha hecho esto. Más castigo para ella.

Vi como ella cogió su teléfono, intentando buscar ayuda. Se lo quité de las manos, viendo como sus ojos se abrían de sorpresa. Me miró, confundida por mis actos. Me levanté con cuidado, limpiando mi propia sangre de mis pantalones. Me acerqué lentamente a ______, ella se escabullía de mí. No es tan difícil, ¿no?

La cogí por el cuello, arrastrándola hasta la pared en la que yo había estado minutos antes. Ella se aferró a mis manos, tratando de liberarse.

Tiré mi puño hacia atrás y golpeé su cara, cubriendo su boca antes de que ella pudiera gritar de dolor. Vi como su rostro derramaba sangre, la sensación de euforia recorriendo mi cuerpo.

Ella sollozó en silencio, mirándome directamente a los ojos. Me incliné más a su rostro, asegurándome de que ella sentía mi caliente aliento acercándose a ella, cada vez más.

Me incliné a su oído, con mis labios peligrosamente cerca.

- Esto no es nada comparado con lo que te pasará –susurré. Me aparté, solo para acercarme otra vez a su rostro, nuestras narices se tocaban. Me incliné hacia adelante y le di un casto beso en los labios, antes de dejarla caer al suelo.

Fui silbando de camino a casa, emocionado por darle a mi padre otro suvenir.

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