Capítulo 7.

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Justin’s POV

Habían pasado dos semanas desde la “inesperada desaparición” de Luke. La policía no pudo encontrar ni una sola prueba sobre donde podría estar.

Ahora, yo estaba sentado en el sofá empaquetando las herramientas que utilizaría con mi próxima víctima.

Mathew Roberts-Ahorcarlo.

Estaba muy emocionado, y mi papá también. Él estaba sentado a mi lado, dándome consejos sobre cómo torturar al Sr. Roberts. Mathew era un chico malo. Él no era tan escuálido como Luke era, así que sabía que iba a ser un poco más complicado matarlo. Sin embargo, voy a por él.

- Mira, chico, la adrenalina es algo que tienes que utilizar con todas tus víctimas. Contra más dolor mejor. Eso hace que te emociones más. ¿Entiendes? –dijo papá. Asentí con la cabeza, una sonrisa se formó en su rostro.

- Papá, ¿puedes recompensarme hoy también? –le pregunté. Quería un poco de placer. Fruncí el ceño cuando vi que el sacudía su cabeza, diciendo <<no>>, pero fue borrado por una bofetada en mi mejilla.

- No pongas cara de asco en mi casa, niño. ¿Entendido? –me gritó.

- Sí, señor. No volverá a pasar –respondí rápidamente. ÉL murmuró cosas que no pude entender y se levantó–. ¿Dónde vas, papá? –le pregunté. Sabía perfectamente donde iba. A pasar el rato con sus “amigos”. 

- No te metas en mis negocios, niño. ¿Quién coño te dijo que ser tan molesto era bueno? –gritó furioso. Me estremecí de nuevo. No me gusta cuando papá está molesto.

Se fue de casa, dando un fuerte portazo detrás de él. Suspiré y seguí empaquetando. Estuve mirando a Mathew Roberts un tiempo. Sabía que él hablaba con su profesor de educación especial antes del almuerzo. Mañana no lo hará.

Terminé de empaquetar, intenté no estar demasiado emocionado por lo que iba a hacer al día siguiente.

Subí las escaleras, listo para irme a la cama. Cuando me estiré en ella, ______ Hawthorne llegó a mis pensamientos. Apreté los puños con rabia.

La odio. Me encanta asustarla. Creo que conseguiré un gran placer cuando la torture. Pero va a tener que esperar. Yo voy a tener que esperar.

Hoy era el gran día. Hoy era el día en el que otro estudiante iba a perderse la escuela para siempre.

Me levanté de la cama y me metí en la ducha, haciendo que el agua caliente ardiera en mis heridas. Salí y sequé mi corto cabello, puse de punta el flequillo. Tengo que lucir bien en este día.

Cogí mi mochila de la escuela, con la bolsa de tortura dentro. Bajé corriendo por las escaleras viendo como papá estaba desmayado de nuevo en el sofá. Estaría orgulloso de mí. Lo sabía.

Salí por la puerta, cerrándola detrás de mí. No quiero que gente loca entre en mi casa.

Caminé por la entrada de la escuela, ignorando los comentarios que hacían sobre mí. Todo acabará pronto. Pronto.

Hice rechinar mis dientes, intentando calmarme. Odiaba más que a nada en el mundo a los chicos de esta escuela. Saqué mi lista, sabiendo que me hacía sentir mejor.

Luke Carter-Ahogarlo. Hecho.

Mathew Roberts-Ahorcarlo.

Eli Benson-Dispararle.

Jackson Burns-Cortar su garganta.

Ben Willows-Quemarlo vivo.

Cassie Hawthorne-Torturarla.

David Kendrick-Cortar su cuerpo trozo a trozo.

Jayden Willouby-Darle una paliza.

Connor Benson-Envenenarlo.

Michael Walker-Desangrarlo.

Aflojé los puños y exhale. Mejor. Sabía que funcionaría.

Me dirigí a mi taquilla, mirando a Mathew un par de veces. Pobre chico. No.

- Hey, Bieber –escuché que una voz me llamaba. Me giré para encontrarme con ______ Hawthorne. ¿Esta chica estaba obsesionada conmigo o qué? Todavía no estaba suficientemente asustada. Cambiaría eso.

- ¿Qué coño quieres, Hawthorne? –pregunté con calma. Ella me miró sorprendida por mi tono de voz.

- Oh, nada. Solo quería que supieras que te tengo vigilado –me dijo, acercándose a mí.

Recorrí todo el pasillo con la mirada, estaba vacío. ¿Debería pegarle? Nah. Todavía no.

- ¿Ah, sí? –dije, girándome para mirarla a la cara. Ella asintió y se acercó aún más a mí. Su cuerpo presionando el mío, sus dedos viajando por mi cabello.

- Creo que necesitas echar un polvo. ¿No crees, Jay? –susurró seductoramente en mi oído. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Un escalofrío de… ¿placer? No, no. Eso era imposible. Yo solo conseguía placer

gracias al dolor–. ¿Has follado alguna vez, Jay? –gruñó en mi oreja, mordiendo ligeramente el lóbulo de ésta. Un raro sonido salió de mi garganta. ¿Qué coño?

Ella comenzó a dejar un pequeño camino de besos por debajo de mi oreja, siguiendo por el cuello. Me encontré a mi mismo cerrando los ojos, dejando que ella hiciera lo que quisiera.

- Siempre pareces estar tenso, Jay. ¿Por qué? No eres más que un misterio que espera ser resuelto. Necesitas un poco de liberación. ¿No crees, Jay? –susurró en mi oreja.

La cogí por la cintura juntándola más a mi cuerpo, si eso era posible. No sé qué me pasó, pero sentí un cosquilleo en la mitad inferior de mi cuerpo.

Ella continuó besando mi cuello, lamiendo y mordiendo en algunas partes. Yo estaba comenzando a lucha contra los extraños sonidos que querían salir de mi garganta. No quería que ella estuviera conmigo, pero al mismo tiempo quería que ella siguiera lo que estuviera haciendo. Nunca me habían hecho eso. Ese sentimiento… No puedo describirlo. Era como un placer que nunca había experimentado antes.

De repente, dejé salir un fuerte gemido cuando sentí la mano de ella bajar hacia la parte sur de mi cuerpo. Sentí mi poll.a endurecerse, y me entró el pánico. ¿¡Qué coñ.o estaba pasando!?

Empujé a ______ y corrí hacia el baño de chicos. Comprobé que no había nadie ahí, y solté un suspiro de alivio al ver que estaba completamente vacío.

Desaté mi cinturón, y me bajé los pantalones y los bóxers. Solté un grito al ver que mi poll.a estaba completamente tiesa. Le di unos cuantos golpes y me di cuenta de que estaba dura como una roca. Dios mío. ¿¡Qué coñ.o le ha pasado!?

Esperé unos veinte minutos en el baño hasta que mi poll.a empezó a ablandarse… de nuevo.

Estaba en shock. Estaba confundido y eso no tenía ni una pizca de gracia. ¿Qué había pasado? ¿Le pasa algo a mi poll.a?

Suspiré y decidí que no mataría a Mathew Roberts hoy. Estaba confundido y en shock. Lo haré mañana. Lo prometo.

Supongo que tendré que preguntarle a papá que me ha pasado.

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